Espectáculos

Lente oscuro por Susana Rodríguez. Kevin Spacey, un político que inspira

  • Por Denisse

Por Susana Rodríguez

Prometí hablar en esta entrega de “El Hombre Araña”, sin embargo no lo haré y me disculpo porque uno pone y Dios dispone. Les cuento que tras una acalorada plática de sobremesa con un afamado amigo periodista, éste me recriminó: “¡Cómo que no has visto la serie  HOUSE OF CARDS!” Le confesé que no  y, ¡oh sorpresa!, en un par de horas tuve  en mis manos la Primera Parte de esta serie que ha paralizado a Estados Unidos y ganado millones de adeptos, entre ellos, por obvias razones, políticos, periodistas y hasta primeros mandatarios, pues tanto Obama como Peña Nieto han confesado su adicción. Por ejemplo,  el presidente de Estados Unidos advirtió en su Twitter: “¡No den adelantos!”, esto ante el estreno de una de las temporadas; en el caso de Peña  Nieto, nada menos ayer se le vio muy contento junto al protagonista y productor de la serie, Kevin  Spacey,  quien fue uno de los invitados estrella del Tianguis Turístico en Quintana Roo.

Por mi parte, les cuento que los trece capítulos de la Primera Parte los vi en tan sólo dos días, porque es adictiva e hipnotizante, y como no, si en su trama se ponen de manifiesto prácticamente todos los talones de Aquiles de la condición humana, dando vida a un protagonista político capaz de hacer todo, sí, todo, por alcanzar el poder y mantenerlo.

Mientras avanza, vemos cómo la ira, la envidia, la mentira, la avaricia, etcétera,      se apoderan de Frank el protagonista, sentimientos todos ellos que han sido tema también  de infinidad  de grandes  obras maestras  de la literatura y la dramaturgia, por ejemplo en esa fuente inagotable de creatividad –y de espejo de la existencia humana–  que resulta ser el teatro del gran genio de genios que es –porque permanece vivo a través de su inmortal producción dramática y poética– William Shakespeare: Hamlet, Macbeth, Ricardo III, El Mercader de Venecia, Romeo y Julieta, entre otros tantos clásicos de la literatura universal.    

Esta historia está basada en una novela británica y fue adaptada a la política estadounidense (aunque se puede aplicar a cualquier país, porque toca la esencia misma de la condición humana), a través de la historia de Frank Underwood (Kevin Spacey, primerísimo actor y aquí verdaderamente soberbio), un congresista eficaz en la operación legislativa, en el manejo de crisis y en la persecución de sus propios fines e intereses políticos. Cada personaje, como el de su no menos implacable esposa, da cátedra de su  personal e igualmente desmedida búsqueda del poder por el poder, y se podría decir que hasta lo expresado por Maquiavelo en su Príncipe les queda corto. 

Apunto  algunas de las lecciones políticas que ofrece House of Cards:

¡DOMINA LAS PIEZAS!

A través de favores, manipulación o amenazas, Frank consigue votos, respaldo a sus ideas y ayuda para ejecutar las acciones y el “trabajo sucio”. Desde luego, Frank no es el único que se vale de esto, pues la joven periodista Zoe Barnes –otro de los protagonistas de la trama, su amante– también recurre a este tipo de recursos al usar descaradamente a algunos de sus colegas para ganar fama y exclusivas, y por ende, poder.

¡QUÉ  ESPOSA!

Claire Underwood es más que una esposa para Frank: es su aliada, su consejera y su coach emocional; la más guapa de guapas, no se le mueve ni un cabello, y aunque ama a otro, prefiere los reflectores –y el poder– que le ofrece su prominente esposo. Su “vocación  altruista no es más que una farsa, un señuelo, parapeto oportunista; sin embargo, no calcula que habrá –hasta al más chipocludo tarde o temprano le pasa– de toparse con la horma de su zapato.

¡MANIPULA!

Frank Underwood sabe que ejercer el poder implica hacer que otras personas hagan cosas por él. Asistentes, su esposa, la prensa, expertos “independientes”, legisladores y hasta el  propio presidente de Estados Unidos, con el vicepresidente y la jefa de Gabinete de la Casa Blanca de por medio, terminan –consciente o inconscientemente– bailando a su propio son, sirviendo a sus intereses, hasta que a él le llegue –tendrá que pasar, tarde o temprano– su propia horma de zapato.  

En conclusión, no dejen de ver esta serie exclusiva de Netflix, de la cual ya existe la Segunda Parte y cuya Tercera se grabará hasta el 2015, como sabemos. Ya me comentarán  ustedes sus propias impresiones, quién les parece que se les figuras a quiénes… ¡Sólo recuerden que es ficción y que cualquier parecido con la realidad será mera coincidencia!

Aprovecho para felicitar a todas las madres en su día, y me incluyo, aunque lo soy de dos cuadrúpedos… ¡Hasta la próxima!

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