La Fuente Móvil

EL POLLERO

  • Por Editor R

La llegada de Sergio Salomón Céspedes al frente del Instituto Nacional de Migración (INM) ocurre en un momento de alta tensión para la política migratoria en México, heredado de su antecesor, muy amigo de la cuatroté pese al lastre que se carga, Francisco Garduño. Nombrado por la presidenta Claudia Sheinbaum, Céspedes asume el cargo con un perfil político más cercano a la operación estatal que a la experiencia técnica en temas migratorios. Gobernador interino de Puebla, exdiputado y expresidente municipal, su carrera ha transitado entre partidos y coyunturas, pero nunca había pisado una institución tan desgastada y cuestionada como el INM, y menos sin experiencia en el tema. La imagen pública del instituto se desmoronó con el incendio en la estación migratoria de Ciudad Juárez en 2023, que dejó 40 migrantes muertos y evidenció no solo negligencia institucional, sino un desprecio sistémico hacia la vida de quienes transitan por el país. Así dejo la institución Su antecesor Garduño. La promesa de Sheinbaum de “transformar” el INM en un organismo enfocado en la movilidad humana y los derechos fundamentales suena bien en el discurso, pero su cumplimiento exigirá mucho más que voluntad política. Céspedes declaró su intención de reestructurar el instituto y poner los derechos humanos como eje de su gestión pero, no sólo su falta de trayectoria en este terreno alimenta el escepticismo, pues no se deja de lado el cuestionamiento de que si tendrá que seguir, por causas de fuerza mayor, quizá, el mismo patrón que el “pollero mayor”. Recibe el INM convertido en un abusos, corrupción, e incluso por actuar bajo una lógica punitiva más cercana a la seguridad nacional que a la protección de personas en tránsito. Así que deberá romper con esa inercia y construir una nueva narrativa desde el terreno, donde los migrantes no sean tratados como amenazas, sino como personas con derechos. Su gestión será observada de cerca por activistas, periodistas, organismos internacionales y, sobre todo, por quienes cruzan el país con la esperanza de encontrar una vida mejor aunque quién sabe si de algo sirva.

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