Proceso me genera daño moral porque denigra mi familia: Carlos León Miranda
- Por Editora NG
Ensenada.- El padre biológico de Hugo Alberto Wallace, el Dr. Carlos León Miranda, afirmó que el reportaje de la revista Proceso, de la autoría de Ricardo Raphael, le causa daño moral porque denigra a su familia, y se trata de “puras imprecisiones” que ponen en riesgo a sus hijos y promueve la discordia entre sus familiares, por lo que además de ceder estar entrevista para Los Ángeles Press, envió una carta a esta redacción para hacer las aclaraciones pertinentes.
Publicado el 27 de abril de 2019, el reportaje de Raphael versa sobre las familias León y Miranda, y de cómo trascendieron en el pueblo de Tejupilco, Estado de México, pero también se enfoca en la vida de María Isabel Miranda Torres y su relación con él, que siendo primos hermanos contrajeron matrimonio y procrearon a Hugo Alberto Wallace. La información ya había sido publicada en Los Ángeles Press, el 22 y 25 de abril de 2019, una semana antes de la publicación de Proceso y el 29 de abril se reveló ante los medios en conferencia de prensa en el Senado de la República, con la senadora Nestora Salgado, por la relevancia que tiene para el esclarecimiento de la fabricación del caso Wallace que mantiene en prisión a ocho personas, Brenda Quevedo Cruz, Jacobo Tagle Dobín y Jael Malangón Uscanga, sin sentencia; así como a César Freyre Morales, Juana Hilda González Lomelí, Albert y Tony Castillo y George Khoury Layón, ya sentenciados.
Para el doctor Carlos León, lo escrito en la revista Proceso, “está lleno de inexactitudes”, –y abunda– “jamás, recibimos apoyos de la familia León, para mí eso es insultante. Me genera daño moral a mi persona que traten de denigrar a la familia Miranda. Si hay un culpable, ése soy yo, que me tire a mí, porque yo me enamoré de Isabel, y me casé con ella, porque quise hacer las cosas bien”.
Sentado al escritorio de su consultorio homeopático en Ensenada, León Miranda tomó un cuaderno de notas y dibujó el croquis del centro de Tejupilco. Especificó que no era verdad que la casa de los antepasados de Isabel Miranda estuviera ubicada detrás de la escuela primaria Leona Vicario, como señala el autor del reportaje. “Esa casa la compró mi madre, María Guadalupe Miranda Romero, para mi abuelo Fausto Miranda. Mi tío Fausto, el padre de Isabel, vivía cuatro cuadras más adelante, pasando la calle Independencia, y enfrente de él vivía mi tío Goyo”.
Con una memoria fluida, León Miranda habla de los orígenes de su familia, y señala que su tío Goyo Miranda era mulato y que tenía primos de raza negra, pero también tenían sangre Sefardí por parte de los León. Mencionó que en el estado de Guerrero se fundó la primera sinagoga, en Tierra Caliente. El primer nombre que le pusieron al pueblo fue Judi-Antla, Tierra de judíos. Con el tiempo, modificaron el nombre a Juliantla.
Los padres de León Miranda se divorciaron cuando él tenía 6 o 7 años. Discutían mucho porque su padre –dice– era muy mujeriego, pero “en extremo”. Conoció a una media hermana y convivió en familia con ella. Pero su madre y él se fueron a la Ciudad de México.
“Cuando mi padre se divorció de mi madre, le afectó mucho, y se fue de Tejupilco. Los hermanos de mi padre, entonces, se aprovecharon, hicieron tratos con el gobierno del Estado, vendieron la casa que era de nosotros, y firmó mi tío Alberto León. La casa la derribaron y allí construyeron un mercado. Estuvo por mucho tiempo, el mercado del pueblo de Tejupilco, y también lo tiraron. La última vez que lo vi era un lote baldío”. Contó que también su abuela le había prometido a su padre un mesón, que eran como estacionamientos enormes para las bestias y hotel para las personas. Llegaban los arrieros con sus
bestias a ese mesón. Se ubicaba en la calle principal de Tejupilco, salía por la plaza y daba a la calle posterior, y de allí salían con las bestias cargadas con mercancías. “Yo pienso que se lo robaron también los León, Alfonso León y sus hijos”.
“Hay que ubicar la información en el contexto”, dice el médico cirujano con especialidad en el sistema inmunológico. “Los arrieros eran los que hacían la comunicación. Todo lo movían los arrieros, y el padre de Isabel fue uno de los primeros choferes que manejaron los camiones de volteo”, señala.
El periodista de Proceso habló con uno de ellos, dice Carlos León Miranda, “habló con Alfonso chico, Alfonso León Hernández, pero dijo puras imprecisiones. Hay muchas cosas que aclararle. Cuando nos fuimos a México, yo recuerdo que fue puro trabajar, hasta que nos fuimos levantando poco a poco, trabajo y esfuerzo. Jamás recibimos, como dice mi primo a Proceso, los apoyos de la familia León. Para mi es insultante”.
El doctor León en referencia a Ricardo Raphael dijo que él había ido a buscar informantes. “Él dice que mi tío Fausto vivía en una casa atrás de la escuela Leona Vicario. Otra mentira”. El abuelo Fausto era quien vivía allí y había construido unos baños públicos, rústicos, de la época, se usaba leña para el agua caliente, el gas ni se conocía ni se usaba, era un pueblo incomunicado.
“Con las imprecisiones tengo más temor de que les pase algo a mis hijos o a mis nietos, porque ahora hay más discordia en la familia”.
Aclaraciones del Dr. Carlos León Miranda al Sr. Ricardo Raphael en relación al caso Wallace
A) Tal parece que el interés de este reportero no es en sí el caso Wallace, sino exhibir, denostar a toda la familia Miranda, ya que su investigación no se centra sobre el caso en cuestión, sino que abarca a todos los miembros de dicha familia, muertos o vivos, agarrando parejo y descabezando a cuanto moro se le puso enfrente.
B) Inicia su relato exhibiendo a mi abuelo Fausto Miranda Benítez y a mi tío Fausto Miranda Romero, describiéndolos en forma despectiva como dos viles arrieros y -aceptando sin conceder-, los equipara al lumpen del pueblo, sin tomar en cuenta que, en los años 40, Tejupilco no era más que un caserío perdido en la sierra, totalmente incomunicado, sin luz ni carretera, menos teléfono, por lo cual me parece muy infortunado que esta persona mencione a los arrieros de la época como seres de tercera categoría, ya que eran quiérase o no el único medio de comunicación que existía en el lugar, la única forma de comerciar con otros pueblos o ciudades. Y mi tío Fausto Miranda Romero, fue el primer chofer que yo recuerde en este pueblo. Lo recuerdo trepado en su camión de volteo de aquella época, acarreando materiales del río (arena, grava etc.) para la construcción de la Escuela Leona Vicario que fue el primer vestigio civilizatorio en el municipio.
C) El Sr. Raphael, por obra y gracia de sus informantes, pinta a mi madre como una agiotista que se enriqueció cobrando altos intereses, a los prestatarios. Me permito aclarar que es un dato falso que le aportaron sus informantes.
D) Es lamentable que el Sr. Ricardo Raphael caiga repetidamente en su narrativa clasista y discriminatoria, ninguno de los Miranda anhelamos vivir, como los León de Tejupilco. Me parece lo más ridículo que he oído sobre nuestra familia. Seguramente, su mejor informante le presumió el lujo y el boato en que nada la familia León, lo cual no fue obstáculo para que mi tío Alberto León se robara y
vendiera la casa de su hermano Carlos León al gobierno del Estado con el pretexto de construir un mercado municipal que luego fue demolido y actualmente permanece como un terreno baldío sin ninguna utilidad pública. O bien que mi tío Alfonso se apropiara de los terrenos del mesón que mi abuela había designado como herencia de mi padre. Esto me hace pensar que su mentada riqueza, equiparable a la de las realezas europeas son sólo maquinaciones mentales. (Seguramente, ésta fue la ayuda que nos brindaron los Leones cuando emigramos a la ciudad de México.)
E) Si bien es cierto que vivíamos cómodamente en México gracias al esfuerzo de todos los miembros de la familia, ni Isabel ni mis primos, jamás, envidiaron a la supuesta familia León poseedora de toda la riqueza y fama del mundo.
F) Reconozco haber enamorado a mi prima Isabel, haberla seducido, haberme casado con ella y haber registrado entre los dos a mi hijo Hugo Alberto, y esto no fue para mí un trofeo como lo pone “pendejamente» este periodista de tabloide. Para su conocimiento el amor puede nacer entre los miembros de cualquier familia. Y si por este hecho trata de discriminarme lo puede hacer, acepto los hechos y el castigo. Lo que no se vale es que anatematice a toda la familia Miranda por algo que solo es culpa mía. Con esto, Sr. Raphael, respetuosamente le digo que Ud. coloca a la revista Proceso a la altura de un pasquín cualquiera.
G) Me provoca náusea Sr. Raphael que Ud. Insista tanto en que los Miranda somos una jauría de bestias que babea de envidia con sólo mirar la riqueza en que nada la familia León. Su informante chafa no tiene por qué saberlo, pero mi prima Isabel jamás conoció a esa «honorabilísima» familia, ya que ella nació en la Ciudad de México y no tenía por qué meterse a ese pueblo.
H) La mente pueblerina de su informante sigue anclada a la época de la emigración sefardita ya que habla de cómodas o hasta baúles polvosos y telarañentos en donde mi madre supuestamente encontró la prueba de mi matrimonio con Isabel. No señor, de la misma forma que hice lo que hice, me presenté ante mi tío y acompañado de mi padre (QPD) para supuestamente formalizar los hechos ante la familia, todos mis primos lo saben porque todos estaban presentes, pero no se pudo, Sr Raphael, aquí si le permito que invente lo que se le dé la gana porque los hechos me los reservo.
I) Hasta aquí llego en mis reclamos, porque el resto de la historia no me consta.
J) Simplemente, le menciono que la periodista Guadalupe Lizárraga me comunicó desde el 22 de abril de 2019, que tenía que presentarme a declarar ante el fiscal de la Baja California, ya que conocían el caso a la perfección y la forma en cómo fui a donar la sangre en el 2006, a la SEIGO-PGR.
K) Después de declarar, estalló el chisme y mis fotos y datos personales aparecieron por todos lados, a Ud. Sr. Raphael inclusive lo invitaron a platicar conmigo y no aceptó.
L) Ahora, sin ningún resquemor, como dos profesionales que somos, lo invito a platicar sobre estas cuestiones, haciendo uso de mi derecho a réplica, ya que este escrito será la base de mi demanda legal contra la revista Proceso y contra usted por daño moral.
A T E N T A M E N T E.
Dr. Carlos León Miranda.
Con información de Los Ángeles Press
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