Campana de Dolores, bronce que marcó la Independencia de México
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Por: Víctor Estala.
La Campana de Dolores es un símbolo que hizo retumbar el inicio de la lucha por la Independencia de México y que hasta hoy sigue despertando orgullo cada 15 de septiembre.
Su historia comienza en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, cuando Miguel Hidalgo y Costilla decidió hacerla sonar para reunir al pueblo y encender la chispa de un movimiento que cambiaría para siempre el destino del país.
Todo empezó en Dolores, Guanajuato, en el campanario de la parroquia del pueblo. Miguel Hidalgo, acompañado de Juan Aldama e Ignacio Allende, hizo repicar la campana para convocar al levantamiento contra el dominio español. Aquel llamado, que más tarde se conocería como el Grito de Dolores, marcó el inicio de una revolución que duraría más de una década.
La campana se convirtió en el eco de una idea de libertad, un sonido que cruzó pueblos y corazones hasta transformarse en parte de la identidad nacional. Desde entonces, cada año, el toque de esta campana recuerda que la historia de México comenzó con el valor de unas cuantas voces.
Originalmente fundida en 1768 en honor a San José, la campana de Dolores fue protagonista de aquel amanecer histórico. Sin embargo, su viaje no terminó ahí. En 1896, bajo el gobierno de Porfirio Díaz, se decidió que la campana debía trasladarse a la Ciudad de México para formar parte central de las ceremonias patrias.
La llegada a la capital fue todo un espectáculo: la campana recorrió las calles montada en un carro alegórico adornado con una corona de laurel, custodiada por soldados y escoltada por el escudo nacional.
Desde entonces, ocupa un lugar privilegiado sobre el balcón principal de Palacio Nacional, desde donde cada presidente la hace sonar la noche del 15 de septiembre.
Con el paso del tiempo, el eco de la Campana de Dolores se multiplicó. En 1960, para conmemorar el 150 aniversario de la Independencia, se crearon 32 réplicas que fueron enviadas a cada estado del país. Hoy, cada campana hermana resuena en las plazas principales durante el Grito de Independencia, haciendo que la memoria colectiva no dependa de un solo objeto, sino de miles de toques que recuerdan la misma historia.
Si tienes la oportunidad de viajar a la Ciudad de México, podrás ver la Campana de Dolores en el nicho sobre el balcón central de Palacio Nacional, en pleno Centro Histórico. Desde ahí, cada noche del 15 de septiembre, resuena como parte del Grito de Independencia, conectando a millones de mexicanos con aquel amanecer de 1810.
Lo que hace especial a la Campana de Dolores no es solo su antigüedad ni su tamaño; es la historia que carga y las voces que despertó hace más de dos siglos. Cada repique recuerda que el deseo de libertad y justicia no se apaga, y que México nació de la valentía de un puñado de hombres que, aquella madrugada, decidieron que era tiempo de cambiarlo todo.
Así, la próxima vez que la escuches sonar, sabrás que no es solo una tradición: es el mismo llamado que un día unió a un pueblo y marcó el inicio de una nueva historia.
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