Y Jesús nació en Delicias Por Carlos Gallegos
- Por editoralf
Es noche de tinieblas y de frío
bajo el magro cobijo de una lánguida cobija
la niña joven
siente dolida el aguijón del parto
anhelado y primerizo
su esposo adolecente yace semi inconciente
crudo del pisto más barato
durmiendo el duerme vela
de la duda
y el temor
a esa hora y a ninguna
no pasa camión pasajero alguno por su calle solitaria
no hay bicicleta de segunda
en su patio de juguete
ya hace días que no recargan
su celular cacahuatito
a pie en la yerba congelada
caminando con sus huaraches de hule muerto
atentos al cielo tenebroso buscando en vano la estrella que los guíe
la misma que guió
a los de magos de la Biblia
llegan tiezos a tocar la puerta
del Hospital Regional
un velador desvelado
los hiere con la mala nueva
en este pesebre de oro
no hay cama disponible para ella
ya se van al pesebre de Belem
que según sus derroteros
queda tras lomita
ya divisan al burrito y a la oveja
cuando los alcanza un ángel blanco
de cofia y alas aleteandoa
besos la devuelve a una cama prístina y sin paja
luego de una eterna espera
asoma el fruto del parto apresurado
es un niño de ojos tarahumaras
que no llora pues
con la mansa costumbre de su estirpe
presiente
su destino hereditario ineluctable viviendo
en una colonia tacaña en todo
o en un pueblo mágico perdido en la barranca
el padre Novo entra temeroso a ver el milagro que han obrado
a las preguntas de rigor contesta presto
yo soy José y ella es María
no sabemos el nombre del towí
de nuevo los auxilia el ángel albo
que cantando le dice al juez de paz
su nombre será Jesús
no será otro que Jesús
me lo acaban de indicar
tres peregrinos de otro mundo
de barba negra y gorro frigio
que afuera esperan anhelantes
uno de verde túnica perlada
otro de roja vestimenta
el tercero de azul y pantalones ajustados
traen en la mano una estrella iridiscente
y en el antebrazo tatuado un recado de amor enamorado
¡ Feliz Navidad!
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