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Estos estados también enfrentan la gentrificación

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- El fenómeno continúa avanzando en distintas ciudades del país, transformando las colonias tradicionales y expulsando a sus habitantes originales.

Durante las últimas semanas, la Ciudad de México ha sido escenario de movilizaciones contra el encarecimiento de la vivienda y el desplazamiento de los que nacieron en esta capital, donde las colonias mutan, se embellecen y los menús de sus restaurantes también se ofertan en inglés.

Estos efectos, ligados al fenómeno de la gentrificación, no sólo tienen lugar en las zonas del centro del país, sino en otras ciudades mexicanas, donde la llegada de extranjeros —jubilados y nómadas digitales— han transformado el tejido social.

Pero, ¿cuál es realmente la causa de este problema? ¿son responsables quienes llegan y se establecen? ¿cuál es el factor en juego que decide quiénes se quedan y quiénes se van? Aquí te explicamos.

¿Un fenómeno nuevo?

La historiadora e investigadora adscrita al Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), Tamara Aranda, sostiene que las exigencias en torno a los altos precios de la vivienda tienen antecedentes claros en la historia de México. 

De hecho, la primera gran movilización por una demanda de este tipo sucedió en 1922 en el estado de Veracruz, cuando, ante un alza repentina e injustificada de los precios de renta, la población se organizó en un sindicato inquilinario liderado por el obrero y marino, Herón Proal.

Este movimiento se extendió a otras regiones del país; en el mismo año también protestaron habitantes de los barrios capitalinos, lo que puso de manifiesto el problema que enfrentaba el acceso a la vivienda.

"Más del 80 por ciento de la población del puerto de Veracruz vivía en vecindades y en conjuntos habitacionales similares (...) Viene una alza en los precios, que es injustificada, es de repente, y esto afecta directamente la economía de las familias", dice Aranda.

Huelga inquilinaria en Veracruz

Más del 80% de los veracruzanos del puerto vivían en vecindades y conjuntos habitacionales.
En 1922, Veracruz fue el escenario del primer movimiento inquilinario del que se tiene registro. (Foto: Mediateca INAH)
​Si bien, en aquellos años no se utilizaba el concepto de "gentrificación", ya se hablaba de un derecho fundamental, respaldado en la Constitución de 1917, que en su cuarto artículo reconoce el derecho a una vivienda digna.

"Los años 20 son considerados los años de la post Revolución en México y en este periodo histórico lo que vemos es la consolidación de muchas instituciones que emanan de la Revolución.
"Entonces varias de ellas están relacionadas con derechos de los trabajadores, de los obreros. En Veracruz inicia como un movimiento de obreros o de personas de las clases populares que defienden su derecho a la vivienda, eso es algo muy importante. Desde ese primer momento se entiende que es algo que debe ser garantizado en el Estado mexicano", señala.
Sin embargo, la gentrificación como hoy la entendemos, es un fenómeno más reciente.

La historiadora la define como un proceso de rehabilitación y revalorización de barrios y espacios que llevan al desplazamiento de las poblaciones originarias.

¿A qué otros estados impacta la gentrificación?

Si bien el tema ha cobrado relevancia en la Ciudad de México, este fenómeno también se traslada a otros estados de la República Mexicana. Varios portales inmobiliarios coinciden al identificar este problema en entidades como: Monterrey, Nuevo León, y Guadalajara, Jalisco.

​En el caso preciso de Monterrey, uno de los factores que ha intensificado el fenómeno de la gentrificación es el nearshoring, una estrategia empresarial que implica trasladar procesos o funciones de una empresa a ubicaciones geográficamente cercanas a la sede central. 

Cabe señalar que en Monterrey, se ha detectado un incremento del 43 por ciento en el valor de las rentas, a diferencia de estados que no sufren de gentrificación, como Culiacán, Sinaloa; o Morelia, Michoacán. 

Por su parte, en Guadalajara, entre el 2021 y el 2023, se detectó un incremento en las rentas que va de 12 mil 500 a 15 mil pesos, un costo arriba del 35 por ciento con respeto a otros estados. Las zonas más afectadas de las que tiene conocimiento MILENIO son Americana, Santa Tere y Chapultepec. 

Mientras tanto, en 2023, en colonias de la Ciudad de México como: la Roma Norte, Roma Sur, Condesa, Hipódromo Condesa, Hipódromo, Juárez, Cuauhtémoc, San Pedro de los Pinos y Escandón, se reportó un aumento de hasta 118 por ciento en los precios de renta de vivienda en comparación con el precio promedio de su colonia o alcaldía.

Otro de los casos más notorios es el centro histórico de Oaxaca, que se ha convertido en un polo turístico con fuerte presencia extranjera. Así como San Miguel de Allende, Guanajuato, donde miles de residentes estadunidenses y canadienses han transformado la ciudad, detalla una investigación de Rubí Martínez para MILENIO. 

En Cancún, Tulum y Playa del Carmen, Quintana Roo, y Querétaro, ocurre una situación similar. El turismo internacional ha impulsado una fuerte especulación inmobiliaria, por lo que la población local enfrenta escasez de vivienda asequible y constantes desplazamientos. 

Lo mismo pasa en Mérida, Yucatán, y Tijuana, Baja California, donde el capital extranjero encuentra precios accesibles comparados con sus países de origen, pero inalcanzables para muchos mexicanos. Esto genera desigualdades visibles y tensiones sociales.

"Hay migrantes económicos, migrantes ya retirados que buscan un lugar de descanso. 
"En Estados Unidos, por ejemplo, en ciudades como San Diego, la vivienda es carísima. Entonces lo que hacen es cruzar al lado mexicano, en este caso Tijuana, porque allí encuentran precios que son más accesibles para sus bolsillos", dice Tamara Aranda.

Sin embargo, este fenómeno no es exclusivo de México. La Organización de la Naciones Unidas (ONU) detalla que varias ciudades de los países más urbanos, han enfrentado esta problemática, debido a que cada vez más personas quieren vivir en los suburbios. 

Según la dependencia, las familias con mayores ingresos económicos han decidido mudarse a los suburbios con un sólo propósito: mejorar su estilo de vida. 

Aunque en un principio pareciera que la gentrificación encarece la vida de una zona, en realidad las personas que deciden mudarse a las ciudades más céntricas lo hacen esperando reducir costos de traslado, pues los puestos de periódicos, tiendas de conveniencia, pequeñas librerías, cafeterías, restaurantes, talleres de reparaciones y trabajo les resultan más cercanas.

Cabe aclarar que mientras algunos se benefician de este estilo de vida, muchas familias se ven obligadas a retirarse de sus vecindarios, ya que los precios aumentan considerablemente. 

¿Es el extranjero el principal responsable?

De acuerdo con la investigadora Tamara Aranda, el problema no radica en la migración misma, pues la movilidad humana es una constante histórica, sino en la falta de regulación sobre los precios y lo que puede adquirir un extranjero en México.

"Aquí el problema no es tanto que suceda este fenómeno porque creo que si todas y todos tuviéramos la posibilidad de movernos hacia un lugar donde nos sale más barato vivir, pues lo tomamos.
"El tema es la regulación que debe existir (...) Deben existir marcos jurídicos que regulen los precios o los costos por la vivienda de alquiler", asegura la también conductora de "Historia, ¿para quién?".
La cultura desplazada

No obstante, el impacto económico no es lo único que emana de la gentrificación, también implica una pérdida cultural profunda. Lo que está en juego no es sólo el precio del metro cuadrado, sino la permanencia de comunidades, memorias e identidades del barrio. 

La investigadora del INEHRM subraya la transformación de los barrios para hacerlos "más atractivos". 

Las calles, los departamentos y los parques se han adaptado al gusto foráneo, borrando lo que alguna vez fue el espacio de mercados callejeros, venta ambulante, y expresiones sonoras que ofrecían tamales y buscaban comprar electrodomésticos como "fierro viejo".

"Para hacer los barrios más agradables para estos extranjeros con el capital económico (...) evidentemente es necesario hacer muchos ajustes. Ajustes que tienen que ver con el modo de vida y los hábitos, los gustos de esas personas a quienes se pretende convencer para venderles un espacio.

"Esto significa, por ejemplo, cambiar dinámicas que en la Ciudad de México vemos de manera muy frecuente. Los gritos en los tianguis, la venta callejera, todo eso se tiene que alterar.

"También se regula el sonido en algunas colonias, se regula la alimentación, se transforma la oferta alimentaria en los barrios para que también sea accesible para estos nuevos comensales que tienen otro paladar", apunta la historiadora.

Acciones para enfrentar la gentrificación

Desde el 2020, en la revista del Poder Legislativo, se señaló que los funcionarios públicos trabajan para encontrar una estrategia que permita frenar la gentrificación en las principales ciudades del país. 

Diputados locales y federales presentaron una iniciativa para garantizar el derecho al suelo y a la vivienda adecuada para toda la ciudadanía. 

Lo anterior, con el objetivo de normar y concretar proyectos a favor del uso racional del suelo, promover la dignidad humana, combatir la pobreza, fomentar la participación ciudadana, proteger el medio ambiente y construir comunidades resilientes. Desde entonces se han realizado varias acciones: 

Iniciativas en torno a la vivienda

1 Noviembre de 2020: Aprobaron iniciativa del Ejecutivo federal que reforma las leyes del Infonavit y Fovissste, con el fin de garantizar el derecho a una vivienda digna y adecuada para los trabajadores.

2 Septiembre de 2021: Se lanzó una iniciativa para reformar la Ley de Vivienda, a fin de establecer el derecho a adquirir una casa adecuada, que cumpla con los requisitos de habitabilidad, accesibilidad, seguridad, calidad, sostenibilidad y asequibilidad.

3 Diciembre de 2022: Se presentó una iniciativa que pretende reformar ordenamientos legales para que los trabajadores independientes tengan acceso a la vivienda.

​Cabe mencionar que estas tres reformas entraron en vigor desde el 1 de enero del 2024, con el objetivo de que las personas trabajadoras tengan estabilidad. 

Desde el Legislativo, reconocen que la gentrificación no es sólo un fenómeno que va de la mano con el aumento de los precios de la vivienda, sino también de los servicios básicos, la pérdida de la diversidad social y cultural, la exclusión y la marginación de los sectores populares. 

Así como la privatización y la homogeneización del espacio público, la especulación inmobiliaria, el deterioro ambiental y la resistencia vecinal. 

"Hace dos años se hablaba muy poco sobre esto. En la pandemia apenas se hizo la invitación a que la Ciudad de México fuera un lugar para recibir a estos nómadas digitales y ahora estamos viendo las consecuencias.

"Entonces creo que ahora estamos en ese punto exacto en el que podemos hacer un balance de lo que hicimos en su momento, de cómo se planificó esta invitación.

"Ahora qué es lo que debemos ajustar para que funcione, tanto para quienes necesitan una vivienda como para aquellos que también necesitan permanecer donde están y donde han estado toda la vida", concluye Aranda.

El otro lado de la moneda

Aunque la gentrificación es considerada una problemática grande que genera desplazamiento de algunas familias, la ONU señala que a estos fenómenos se les puede sacar provecho, siempre y cuando cumpla con las siguientes bases: 

Se necesitan políticas económicas redistributivas, con las que los recursos generados por la gentrificación puedan emplearse para impulsar la regeneración de otros sitios de ubicación menos central, que beneficie a la población. 

Retener a la población existente mediante programas de mejoramiento de su vivienda, sociales y para generar ingresos. Este enfoque puede reducir la presión especulativa del desarrollo descontrolado, las cuales eventualmente son las causantes de la expulsión, abriendo el camino para una sustitución total del tejido urbano tradicional.

Fomentar la pequeña empresa a través de microcréditos; proporcionar nuevos servicios comunitarios; restaurar viviendas deterioradas y mejorar los espacios públicos existentes mediante intervenciones físicas y una mayor interacción social y vida en las calles.

 

 

(Información de Milenio)

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