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Reflejos urbanos... el Barrio de San Pedro

Chihuahua (Por Héctor Arriaga).- Pese al brillo que la modernidad debería otorgarle, enorme, grandiosa, la Nueva Ciudad Judicial, con todo su poder, ya ha sido vencida. Ubicada en el centro...
  • Por José Oswaldo

En el Barrio San Pedro

En el Barrio San Pedro

Estructuras en malas condiciones

Estructuras en malas condiciones

En la avenida Juárez y Décima

En la avenida Juárez y Décima

Contraste con el Centro de Justicia

Contraste con el Centro de Justicia

Las nuevas instalaciones

Las nuevas instalaciones

Derrumbándose

Derrumbándose

El bar Chicote

El bar Chicote

Club nocturno Morenitas

Club nocturno Morenitas

Se invirtieron mil 800 mdp

Se invirtieron mil 800 mdp

Peletería El Chino

Peletería El Chino

Convertidas en tapias

Convertidas en tapias

Casas abandonadas

Casas abandonadas

Rodeado de pobreza

Rodeado de pobreza

Construcciones de adobe

Construcciones de adobe

Puestos abandonados

Puestos abandonados

Hotel y peluquería

Hotel y peluquería

El Hotel Carmen

El Hotel Carmen

Construcciones viejas

Construcciones viejas

Fachadas descuidadas

Fachadas descuidadas

Chihuahua (Por Héctor Arriaga).- Pese al brillo que la modernidad debería otorgarle, enorme, grandiosa, la Nueva Ciudad Judicial, con todo su poder, ya ha sido vencida.

Ubicada en el centro de la ciudad como un coloso desafiante, arrinconada por la pobreza que la rodea y por el vicio y la suciedad de un Puerto de San Pedro donde el alcohol y la prostitución siguen siendo moneda de cambio, La Ciudad Judicial se eleva como tratando de sacar la cabeza de la cloaca donde contra su voluntad, la pusieron.

No fueron suficientes los mil 800 millones de pesos que se le invirtieron, ni lo son el brillo de sus edificios nuevos, grandes y espaciosos, o la estética plena de sus jardines y plazas interiores. Sin importar el lujo y el enorme dispendio que significó, la Ciudad Judicial ha sido eclipsada desde su nacimiento y habrán de pasar años para que su fulgor prevalezca.

Por constancia, por antigüedad, por derecho y por tradición, el decrépito Barrio de San Pedro se le impone, y poco es lo que la nueva ciudad puede hacer para defenderse.

Por el momento trabajan en su contra, para hacerla parecer fea y demacrada, la estética herrumbrosa y deforme de las casas y edificios que la acompañan en su trazo, y el ambiente vicioso que la zona despide.

Están ahí los tres hoteles de mala muerte que la rodean, el “Carmen” de la Juárez y 10ª., el “Casa Flores” y uno más que ni nombre tiene el cual luce su fachada triste desde el número 5 de la acotada calle Décima.

Cabaretuchos como el “Ladies Bar Chicote”, o el antro denominado “La Morenita”, están ahí para atraer a una clientela escasa durante el día, pero numerosa una vez que la noche cae. Los pocos madrugadores que por ahí pasan, voltean a ver la nueva ciudad y desdeñosos le sonríen mientras murmuran un “pelas” acompañado de un “jódete”.

Justo enfrente de las enormes puertas de acceso, a menos de 20 metros donde para impartir justicia próximamente caminará gente bien vestida, secretarias, magistrados, funcionarios, se ubica el hostal Casa Flores, donde los pobres encuentran desde hace décadas un refugio para el descanso y mayormente, para el amor fortuito, ese que solo a escondidas se pude tener.

Para ello trabajan cerca las 100 prostitutas que añosas ya, habiendo dejado atrás sus mejores tiempos, ofrecen su mercancía personalísima que atrae a clientes de sus mismas características; pobres, mayormente viejos y necesitados.

Una de ellas, de lentes y excesivamente maquillada pero de rostro sereno, con apariencia más de ama de casa, cuestiona al reportero-fotógrafo el porqué de las tomas que realiza, y al encararlo le pide por favor que no la ponga en evidencia.

Dice: “sí, somos sexoservidoras porque tenemos necesidad, nos han querido sacar de aquí pero no lo vamos a permitir, además, quienes son ellos (las autoridades) para decirnos lo que podemos o no podemos hacer”, y emite un reto, “vamos a estar aquí después de que eso (la nueva ciudad) se haya caído”.

Y es que en el sector se puede encontrar de todo.

En el viejísimo barrio, ofrecen sus productos las 5 talabarterías que con nombres enigmáticos como “el chino”, compiten con las prostitutas en eso de vender piel. Están también dos tiendas de abarrotes, varias loncherías y los consabidos changarros de burritos, donde se puede conseguir uno de guisados varios por la módica suma de 6 pesos.

Por la Niños Héroes, frente al estacionamiento de la Ciudad Judicial, abre sus puertas un larguísimo y semi abandonado mercado popular, donde la mercancía predominante es la ropa usada y los puestos de fritangas.

Llama la atención de quien pasa por ahí, un negocio decrépito al que pocos entran y que a su entrada exhibe un cartel donde se lee: “El Indio Amazónico”, ahí, otros desesperados buscarán además del anonimato curas milagrosas para sus males, veladoras, magia negra y blanca, limpias, amarres amorosos y lectura del tarot.

Más allá, rumbo al boulevard Díaz Ordaz, escondidas varias callejuelas bostezan de aburrimiento, y a vez que albergan casas cuyos propietarios nunca se ven. Los nombres de las calles son para el capitalino prácticamente desconocidos, como las llamadas Monterde Segura que hace esquina con la José Aceves.

La enorme ciudadela, que domina ya el paisaje de un centro histórico que pujante va dejando atrás lo viejo e inservible, es sin embargo un lunar blanco en medio de un lienzo negro donde el vicio, la prostitución, la suciedad y la decrepitud la rodean y se le imponen.

Son incontables las fincas abandonadas y los terrenos baldíos, la basura y los bichos, en una palabra, la suciedad y la pobreza todo lo cual hace que el contraste entre lo nuevo y lo viejo sea terrible y evidente.

Tan nueva que ni siquiera ha sido estrenada aunque sí inaugurada, la Ciudad Judicial tendrá que esperar que la urbe misma la alcance en su desarrollo, porque aquellos que la planearon no tomaron en consideración que lo moderno, con toda su fuerza, a veces no puede con la historia ni con las inercias.

La ciudad Judicial, aseguran sus vecinos, en una urbe lastimada como Chihuahua, dominará durante el día, pero la noche será totalmente del barrio y sus pobladores.

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