Opinión

Perspectiva política

  • Por José Oswaldo
Perspectiva política

Por Carlos Jaramillo Vela

Al parecer empiezan a salir a flote los antecedentes de insubordinación partidista del dirigente sindical del Colegio de Bachilleres de Chihuahua, José Acuña Peralta, a quien los medios señalan por su falta de respaldo a Enrique Serrano Escobar, durante la campaña de éste como candidato del PRI a la gubernatura del Estado. Además, en las columnas políticas se comenta que los recientes escarceos que el líder gremial ha protagonizado en contra de la institución para la cual labora son otra muestra de ingratitud y deslealtad, tanto hacia el Gobernador César Duarte, como hacia el sistema político que durante años lo amparó. ¿Cuáles otros hijos desobedientes aparecerán al final de esta historia sexenal? Aún no lo sabemos, pero la gratitud y el cuidado de las formas son dos valores que no sólo los políticos, sino todos los seres humanos debemos observar en nuestro actuar, tanto para tener una adecuada convivencia con nuestros semejantes, como para proyectar una buena imagen personal.

Donde se empieza a notar marcada agitación es en el PAN, tanto por la lucha por la coordinación de la próxima bancada azul del Congreso del Estado, así como a raíz del surgimiento de más nombres de aspirantes –reales o hipotéticos- para la dirigencia estatal. Según lo que se percibe por las recientes informaciones ventiladas en los medios, Blanca Gámez, del equipo de Javier Corral, el Gobernador electo, y Miguel Latorre, a quien se le ubica cercano a Mario Vázquez, actual dirigente del partido, se mantienen firmes en su intención por liderar a los legisladores de su partido. El Gobernador electo y el aún líder formal del panismo chihuahuense también han hecho sus apuestas para la dirigencia estatal del blanquiazul, que pronto habrá de dejar este último, pues además de sonar con fuerza los nombres de Fernando Álvarez Monje, Ramón Galindo Noriega y Guillermo Luján Peña, plenamente identificados como emisarios de Corral, ya ha hecho públicas sus intenciones Juan Blanco, a quien algunos vinculan con Vázquez, e igualmente se ha comenzado a mencionar a Roberto Fuentes y Mario Mata –ex alcalde de Delicias- supuestamente ligados también a la corriente vazquista. En la misma tesitura, aunque tal vez por la vía libre, se dice que se encuentran el Expresidente Municipal de Chihuahua, Carlos Borruel, y el exdiputado Carlos Reyes, quien, por cierto, fue el primero en señalar de modo abierto sus pretensiones. Aunque dicen que es un hecho que Gámez llevará la batuta blanquiazul en el Congreso, y que ya Gustavo Madero, César Jáuregui y el mismo Fernando Álvarez amarraron con Mario Vázquez la presidencia del PAN a favor del sobrino del extinto Don Luis H. Álvarez, surge la pregunta: ¿por fin los intereses de los grupos del panismo convergerán en un marco de consenso e institucionalidad como el aplicado exitosamente por el PRI a lo largo de su historia, o vivirá el PAN una nueva escisión que confirme el adagio panista que reza: “Ganar el gobierno y perder el partido”?

También en el Partido Revolucionario Institucional la sucesión de su mando estatal ha retomado bríos, al engrosar cada semana la lista de posibles candidatos a la silla de Guillermo Dowell. De manera consistente se escucha el nombre del excandidato a Gobernador Enrique Serrano Escobar, a quien últimamente se le ha visto muy cerca de Enrique Ochoa Reza, presidente nacional del PRI, sosteniendo frecuentes reuniones en las oficinas del CEN de este partido. Aunque hay quienes afirman que tales encuentros son sólo para dar seguimiento al proceso de impugnación electoral planteado por el tricolor, no pocos especulan sobre el eventual arribo de Serrano a la comandancia estatal de las huestes priístas. Además, en adición a los ya publicitados perfiles de Óscar Villalobos, Lilia Merodio, Graciela Ortiz, Miguel Ángel González, Fermín Ordóñez, Pedro Domínguez, Alejandro Domínguez, durante los últimos días se reveló que Guillermo Márquez, Marco Quezada, Mario Trevizo y Jaime Enríquez figuran entre los nuevos nominados para tomar el timón de la revolucionaria embarcación. Tal ebullición política interna, que hoy se registra en las filas del priísmo, se da dentro del marco conformado por las tres grandes directrices morales que Ochoa Reza ha emitido como requisitos que indispensablemente deberá reunir la o el nuevo dirigente estatal del PRI en Chihuahua: madurez, liderazgo y cercanía a las bases. Las vísperas confirman una vez más que en el PRI, por supuesto, también saben mover bien el pandero.

La reciente afrenta cometida contra Gustavo Madero por parte del Presidente del CEN del PAN, Ricardo Anaya, al excluirlo en la designación del nuevo Presidente de la Cámara de Diputados -nombrando al morelense Javier Bolaños-, constituye otro duro golpe político para el exlíder nacional blanquiazul y ex padrino del nobel dirigente del panismo en el país. La decisión del joven queretano, más allá de considerarse como un desaire en virtud del supuesto compromiso de caballeros que hizo con su otrora mentor, Madero, prometiendo a éste colocarlo en el máximo cargo de los diputados, ha sido objeto de varias interpretaciones, pues además de ser vista como un afán de Anaya por frenar la carrera política del chihuahuense desplazándola hacia el ostracismo, deja entrever la posibilidad de que entre la dirigencia nacional y los diversos grupos estatales y regionales del PAN empiecen a gestarse profundos desacuerdos y fracturas, de cara a la elección presidencial del año 2018. Para Madero, no resulta fácil olvidar que hace un año su ingrato ahijado Anaya -llamado “el joven maravilla”- le aplicó la misma amarga dosis que ahora hace morder el polvo y tragar tierra al chihuahuense, pues en ese entonces, cuando todo indicaba que Madero sería el coordinador de la bancada panista en la Cámara Baja -porque así se lo había prometido su pupilo-, el oriundo de Querétaro confirió a Marko Cortés dicha encomienda. Madero, cuyo pecho no es bodega para que se le almacene todo, se quejó tanto en esa ocasión como en la actual, de la falta de palabra del presidente de su partido. Incluso al conocerse el reciente desplante de Anaya en contra de Madero, el diputado panista de Guanajuato, Miguel Ángel Salim, reprochó que se presuma la unidad –del PAN- cuando la realidad es otra. Son obvias las interrogantes que despierta la actitud de Anaya: ¿Qué hay detrás de su incumplimiento a lo pactado? ¿Pretende Anaya distanciarse no sólo de Madero, sino también de Corral, y obstaculizar la presencia de ambos en la esfera nacional?

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