Opinión

Boletín político

  • Por Cynthia
Boletín político

POR CARLOS JARAMILLO VELA

 

Juan Gabriel: despedidas apoteósicas… comienza la leyenda.

El PRI: calma significativa.

Madero… el operador; Corral… el político.

Dowell: institucionalidad y sensatez al reconocer el triunfo de Corral.

Pugna Gámez-La Torre: ¿el PAN con la disciplina que hizo proverbial al PRI?.

 

Sin duda, las honras fúnebres rendidas al extinto e internacionalmente famoso cantante mexicano Juan Gabriel -Alberto Aguilera Valadez-, fueron acordes a la magnitud de su investidura artística. Tanto la mítica Avenida 16 de Septiembre, en Ciudad Juárez, como el regio Palacio de Bellas Artes, en la capital del país, se vieron abarrotados por miles de fieles seguidores del laureado compositor e intérprete, quien durante más de cuatro décadas sobre los escenarios diera lustre a México y su música popular. Evidentemente, después de fallecido Juan Gabriel continúa cosechando aplausos y reconocimientos, el gran autor y cantante, que siendo de modesto origen michoacano y crianza chihuahuense, supo alcanzar el éxito a partir de las difíciles condiciones socioeconómicas en las que nació, creció y se formó. De ahora en adelante empezará a escribirse la mítica leyenda de este mexicano inmortal, en cuya biografía hay un sinnúmero de actitudes y hechos ejemplares, como su filantropía, un aspecto poco conocido de su personalidad.

Donde se percibe una prudente tranquilidad, sin precipitaciones ni agitaciones estridentes, es en el Partido Revolucionario Institucional, pues luego de la ola de especulaciones respecto a los nombres de los reales o potenciales aspirantes a la sucesión del líder estatal de la familia priísta, Guillermo Dowell, las aguas tricolores han entrado en un estado de relativa serenidad que, al menos en la superficie, no dejan asomar el más mínimo oleaje. Sin embargo, al interior de algunos grupos importantes del priísmo, como el encabezado por el exgobernador Reyes Baeza Terrazas, el dinamismo y los acomodos al parecer no han dejado de fluir, ya que además de la reciente asunción de su leal exsecretario de Gobierno, Sergio Granados Pineda, como Delegado del ISSSTE, ahora empieza a rumorearse con insistencia el inminente arribo de Lucía Chavira -excandidata a alcaldesa de la capital chihuahuense- a la Delegación de PROSPERA. La relativa calma que hoy vive el PRI, lejos de resultar extraña, puede ser muy significativa, pues no se descarta un posible acuerdo entre la dirigencia formal y los demás liderazgos, para que los movimientos, nombramientos o enroques de sus militantes se efectúen con la mayor discreción posible, y bajo una postura de sensatez política hacia el gobernador electo Javier Corral Jurado, a fin de evitar la incorporación de factores adicionales que perturben el ambiente sociopolítico en la víspera del inicio de su gestión al frente del Poder Ejecutivo del Estado de Chihuahua. El PRI demuestra así, una vez más, que cuenta con la experiencia, urbanidad y cortesía necesarias para una sana cohabitación política.    

Lo que al parecer ya está resuelto, es el destino de Gustavo Madero dentro de la próxima administración de Javier Corral, pues según ha trascendido en los medios, el Expresidente del CEN del PAN -y dos veces ninguneado por su ahijado político y sucesor, Ricardo Anaya- será el Jefe de Gabinete, aunque no precisamente Secretario General de Gobierno. Tal especulación pone sobre el escenario la posibilidad de que a través de una especie de delegación de funciones o tareas, Madero mueva, opere y coordine en Chihuahua los hilos de la conducción gubernamental trazados por Corral, a fin de que éste último pueda hacer política -cuantas veces lo requiera- en el centro del país. Esta aseveración tiene gran sentido lógico, ya que ante la lejanía y el enfriamiento que el dirigente nacional albiazul parece empezar a mostrar respecto a sus dos más connotados correligionarios chihuahuenses, y tomando en cuenta que la temperatura política pronto ascenderá debido a lo cercano que se encuentra el inminente arranque de la carrera por la sucesión presidencial del año 2018, la dupla Corral-Madero no está dispuesta a dejar a merced del llamado “muchacho maravilla” la plaza –capital de la República- en la que durante los recientes años los ahora número uno y dos del panismo chihuahuense tantas relaciones políticas y presencia han cultivado. Está claro que este par de norteños se sabe mover y no es fácilmente vencible; la línea empieza a dibujarse: el diputado Madero será el operador, mientras su jefe, el gobernador Corral, hará el trabajo político.

Quien no titubeó para salir a dar la cara a nombre del priísmo, de manera estoica y honrando el significado de sus siglas partidistas, es Guillermo Dowell, el dirigente estatal del PRI, pues luego de conocerse la decisión mediante la cual el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación convalidó el triunfo obtenido por Javier Corral en la reciente elección de Gobernador de Chihuahua, manifestó públicamente el respeto absoluto del PRI hacia el fallo emitido por el máximo órgano jurisdiccional en materia electoral, y le deseó al gobernador electo éxito en su gestión al frente del nuevo gobierno. A eso se le llama institucionalidad y sensatez.    

 

Ahora resulta que ante la supuesta tirantez generada por la rivalidad entre Blanca Gámez y Miguel La Torre –y quizá también entre los respectivos grupos políticos a los que estos pertenecen-, en la lucha que ambos libran por la nominación para coordinar la fracción blanquiazul del Congreso del Estado de Chihuahua, empieza a surgir -¿como tercero en discordia?- el nombre del deliciense Jesús Valenciano, quien no obstante sus vínculos relativamente cercanos con el exalcalde de Delicias, Mario Mata, y el aún dirigente estatal del PAN, Mario Vázquez, goza al interior de su partido, y sobre todo dentro del staff de Javier Corral, del prestigio y solvencia moral suficientes para que se le otorgue la encomienda de pastorear al rebaño azul, al menos en el arranque de la próxima administración y -si reúne los atributos de lealtad, compostura y nivel que para esa delicada posición se requieren-, quizá también durante el resto del período trienal de la legislatura entrante. ¿Será Valenciano quien a fin de cuentas resulte ungido por Corral, acabando así con las especulaciones del asunto, y colateralmente con las aspiraciones de Gámez y La Torre?. ¿Podrán llegar a un consenso los grupos panistas, para conferir a Gámez o La Torre el liderazgo de la bancada, demostrando así que el PAN por fin logró adoptar la institucionalidad y disciplina que tradicionalmente han caracterizado al PRI?

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