Doy mi voto, en el más amplio sentido de la palabra, a Servando Portillo, Secretario de Fomento Social, que ayer hizo entrega del mobiliario original al congreso local.
Es Servando, sin lugar a dudas, un hombre probo, honesto e íntegro, que pudo haber cometido un error pero que supo remediarlo con valentía y de frente, como debe ser.
Nunca sustraje nada ni robé siquiera un palillo de dientes al congreso, citó el funcionario estatal, al recordar su paso por la cámara, de 1973 a 1980.
Los muebles oficiales estaban desvencijados y estaban a punto de alimentar los hornos de las ladrilleras, cuando Portillo los rescató y envió a un ebanista para su restauración.
Servando es profesor de educación primaria; fue Presidente Municipal de su natal Guazapárez, diputado local diputado federal, Secretario de la Liga de Comunidades Agrarias y delegado del PRI en varios estados de la república.
Es muy amigo de Beatriz Paredes y César Duarte, con quienes ha colaborado fielmente en diversos cargos dentro de la CNC, el CEN del PRI y el gobierno del estado de Chihuahua.
Nadie le denunció, nadie le balconeó y nadie le reclamó nada.
Fue el propio Servando, en su comparecencia ante los diputados locales, el que dio a conocer la posesión de los muebles y su entrega.
Ya cumplió.
Hay que darle vuelta a la hoja y preguntarse qué se hará con los sillones y la mesa: exhibición, museo o, incluso, uso -por sus condiciones, buenas, en lo general- en la torre legislativa.
Aunque no tengo voto, ni voz, en el congreso, pero sí pódium, en este espacio digital, expreso mi voto a favor del funcionario.
Y lo digo desde aquí porque éste es mi pódium.