La Navidad que se vive en guardia: paramédicos al filo de la emergencia
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Por Miguel A. Ramírez-López
Chihuahua.- Mientras muchas casas despiertan con olor a recalentado y risas tardías, hay otras donde la Navidad llega envuelta en sirenas. En el estacionamiento de Urgencias del Hospital General, Josué de León y Arely Montoya —técnicos en urgencias médicas— cumplen guardia este 25 de diciembre. No hay árbol ni brindis: hay radio encendido y la certeza de que, en cualquier momento, alguien va a necesitar ayuda.
“Es un día muy emotivo”, dice Josué de León, técnico en urgencias médicas. “Es familiar, de convivencia. Por eso cuando ocurre algo trágico, se marca para siempre”. No hay forma de prever si la guardia será tranquila o caótica. La diferencia con un día normal es justamente esa incertidumbre: en Navidad, cada llamada pesa más.
Las emergencias no tienen calendario. Accidentes automovilísticos, personas enfermas, adultos mayores con hipoglucemias, jóvenes que colapsan. El año pasado, recuerdan, la guardia fue especialmente dura: muchos servicios de trauma y, lo más doloroso, niños involucrados. “Eso es lo que más nos marca”, coinciden Josué y Arely. “Los niños siempre son víctimas de un descuido, de una omisión. Y eso pega más, porque estas fechas deberían ser de unión y paz”.
El alcohol aparece como un factor constante. No como celebración, sino como exceso. Arely Montoya lo explica con claridad: “Muchas personas confunden diversión con alcohol”. Visitas largas, carreteras, tramos nocturnos: basta un error para convertir la fiesta en tragedia. Las llamadas suelen aumentar después de la medianoche, pero no hay horario fijo. El servicio es 24/7, como la espera.
Ambos saben que cada servicio deja huella. “Todos nos dejan una marquita personal”, admite Josué. Atender una escena difícil en Navidad no se borra con el cambio de turno. Se queda. En la memoria del paramédico y en la historia de una familia.
Antes de despedirse, el mensaje es sencillo para los chihuahuenses: disfruten, pero con responsabilidad. Eviten los excesos. Si van a tomar, no conduzcan. Hoy existen alternativas para regresar a casa sin poner en riesgo a nadie. “Que estas fechas sean de convivencia familiar —dicen—, no de desmanes ni de luto”.
Mientras el resto del día avanza, Josué de León y Arely Montoya siguen en guardia. Esperando que la sirena no suene. Pero listos, como siempre, por si la Navidad vuelve a necesitar auxilio.
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