Aquél político aguantó de todo. Golpes, zancadillas, cachetadas, manazos y puntapiés bajo la mesa.
Cuando su amigo le reclamó su situación, respondió con las siguientes palabras:
-Amigo, en la política debes tragar mierda sin hacer gestos.
Y el amigo le respondió:
-Sí, pero… ¡tú te la acabaste!
Y lo digo desde aquí, porque éste es mi pódium.