Opinión

¡Prepárense para una elección de Estado!

  • Por Editor Bal
¡Prepárense para una elección de Estado!

Por Cruz Pérez Cuellar

Cuando Enrique Peña Nieto trastabilló con esa respuesta ridícula de los libros que habían marcado su vida, en los primeros días de diciembre del 2011, siendo candidato a la Presidencia de la República, en la aclamada Feria Internacional del Libro en Guadalajara, ni de broma imaginé al postrer mandatario federal como el Moisés que liberó al pueblo hebreo de las entrañas de Egipto, a quien hizo referencia en su incipiente recuerdo de lo que había leído de la maravillosa obra literaria que es la Santa Biblia; tampoco a alguno de los prohombres que figuran en la obra confundida por el entonces aspirante, La Presidencia Imperial de Enrique Krauze; con todo convencimiento pensé en ese innoble personaje de la genial Silla del Águila de Carlos Fuentes, Nicolás Valdivia, quien conoció los entresijos de la política mexicana hasta convertirse en el presidente, en su camino no tuvo miramientos para hacer lo necesario para lograr su objetivo final.

Y ese Valdivia contemporáneo nuestro ha escalado los estratos de la corrompida política de nuestro país, hasta llegar a la cima y sentarse en la Silla del Águila, cuyo nombre no comprendió si caso realmente leyó la obra, y tampoco lo ha hecho ahora que ha tenido tiempo de sobra para posar sus sentaderas en ella, por lo menos en la que hace sus veces porque la original deberá estar en el museo de Chapultepec.

Y no lo dude nadie, Enrique Peña Nieto, en su último trayecto como presidente de México hará hasta lo imposible para tratar de mantener el poder, como lo han hecho otros encantados con la Silla del Águila, a su manera, que al parecer no es una forma cualquiera sino despiadada y sin escrúpulos. Así han sido estos cinco años de gobierno, así lo fueron los años que estuvo como gobernador del Estado de México y con seguridad lo fueron más atrás.

Para que esta reflexión no se quede en mera especulación, es necesario hablar de los hechos y estos abundan, los más recientes son más que elocuentes para convencer a quien todavía no conoce hasta dónde puede llegar la ambición de un hombre o en su conjunto, los hombres del poder, la mafia en todo su concepto.

En unos días se habrá de elegir al suplente de Santiago Nieto, extitular de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (Fepade), quien fuera abortado por el sistema, por la osadía de señalar a Emilio Lozoya, uno de los hombres más cercanos al presidente y por consecuencia uno con la cola muy larga, tanto que le arrastra seis años atrás, cuando recibía las “propinas indebidas” de los benefactores del ahora presidente.

Nieto había sido elegido de manera unánime por el Congreso, no tuvo más remedio que abandonar el barco, aunque a mi parecer con una muestra de carácter podía defender su propia causa, pero no lo hizo, bien sabe contra quien se mete y qué intereses afectó: no solamente los del exdirector de Pemex y ex secretario de asuntos internacionales en la campaña de Peña Nieto, sino los del propio presidente, por eso no la pensó dos veces, mejor decidió hacer la fuga.

Ahora que está más que confirmado que Emilio Lozoya recibió cantidades multimillonarias, se habla de una recepción de 4 millones de dólares en un solo trámite, de tantos que habría recibido por una constructora brasileña. Se advierte con mayor precisión, pero con mayor espanto, que la decisión del presidente de prescindir de los servicios de Santiago Nieto y expulsarlo de un área que se sabe ajena a las decisiones del Ejecutivo. Ni siquiera se guardaron las formas, el peligro era inminente y había que deshacerse de la amenaza.

No tuvo escrúpulos para eliminar a quien representaba una amenaza y no los tendrá con quien pretenda arrebatarle el poder, o por lo menos, quitarle la posibilidad de una tapadera que oculte la podredumbre de su sexenio, que disfrace los errores y corruptelas ya ventiladas, que impida la llegada del multifacético José Antonio Meade, ungido como el favorito del presidente.

Por ello se pretende asegurar que llegue a la Fepade un personaje de todas las confianzas, que no vaya a estropear las jugadas diseñadas para el próximo año, donde el partido oficial sabe que no tienen condiciones para ganar. Luego entonces, hablamos del inicio de una elección de estado, que se prepara con descaro y con claras muestras del temor que hay en Los Pinos por la fuerza que representa su principal adversario, Andrés Manuel López Obrador y la maquinaria de Movimiento de Regeneración Nacional, que va acaparando pueblos y ciudades enteras, y que se mantiene en la cima de las preferencias, por ser la única opción que puede cambiar la dinámica del gobierno.

Tal vez la aprobación de la Ley de Seguridad Interior, nos da los argumentos que faltan para fundamentar lo anterior. Una ley que permite la intromisión del Ejército en asuntos de seguridad pública, y de la vida privada de millones de mexicanos, que ahora bien pueden estar siendo expiados por la milicia, con el pretexto de alguna investigación de carácter nacional. Como lo expuse arriba, se va preparando el terreno, de manera burda y eso debe ponernos en alerta máxima.

Lo que genera también mayor suspicacia es que el pasado primero de diciembre, en tanto se aprobaba la mencionada ley un día anterior, fue removida la plana mayor del Ejército Mexicano, previo al relevo del próximo año del jefe máximo, el general Salvador Cienfuegos.

Ese día recibió la subsecretaría de la Defensa Nacional el general de división Arturo Granados Gallardo, en sustitución del general Gilberto Hernández Abreu, quien pasó a retiro. Y nomás para darse una idea de quien ocupa esa importante función ahora, se sabe que el nuevo subsecretario era Jefe de Estado Mayor de la Defensa Nacional, encargado de las operaciones del Ejército. Era agregado militar de México en la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la Federación Rusa y concurrente en Rumania y Polonia. Como jefe operativo.

También fue relevado el Inspector y Contralor del Ejército y Fuerza Aérea, entró en el puesto el general Pedro Felipe Gurrola Ramírez, quien fue agregado militar de México en Estados Unidos y comandante de tres zonas militares y de la XI Región Militar, que tiene su sede en Torreón, Coahuila.

La Fuerza Aérea Mexicana también sufrió cambios, pero también una serie de cargos de primer nivel, que hablan de los preparativos, para lo que ocurra en el 2018.

Por eso el llamado se hace solo, nadie puede confiarse en su trinchera. Quienes creemos que López Obrador, será quien gane las elecciones en el 2018, no podemos dormirnos en nuestros laureles. Las encuestas dicen una cosa, y es cierto, la ventaja es aparentemente inalcanzable, y más aún con la calidad de candidatos que están asomando la cabeza, pero las elecciones son otra cosa muy distinta, ahí se pone aprueba el valor, el carácter, pero también la paciencia, y la capacidad de asombro. La ventaja del candidato de Movimiento de Regeneración Nacional debe ser contundente, no puede ganar con una simple ventaja porque eso significaría la derrota. Y no hablo con pesimismo sino con la certeza de que el triunfo será arrebatado si la diferencia de votos no es muy superior a la del candidato oponente, que creo será el oficial, el del presidente Peña Nieto, Antonio Meade. Una ventaja mayor impedirá que los buitres devoren los resultados, más bien echarán a volar porque tienen pavor al grito del pueblo, que se verá expresado en las urnas y que será protegido por los seguidores de Morena. Por los defensores del pueblo.

Sugerencias y comentarios favor de hacérmelos llegar a mi correo: [email protected]