Opinión

Columna política

  • Por Cynthia
Columna política

 

POR CARLOS JARAMILLO VELA

 

Corral – Barraza: la comida de la reconciliación.

PRI: Juventud, equidad de género y experiencia.

Las sucesiones en la UACH: ¿por la vía libre? ¿Despartidizadas?

 

Lo que al parecer ya es evidente -luego del natural roce que tuvieron durante sus respectivas campañas-, es el acercamiento definitivo entre los excandidatos al Gobierno del Estado de Chihuahua, Javier Corral, Gobernador electo, y José Luis “Chacho” Barraza, ex aspirante independiente, pues en días recientes se reunieron para compartir los alimentos del mediodía y algo más, en un restaurante tradicional de la capital chihuahuense, cuyas instalaciones han sido, por décadas, testigo mudo de innumerables encuentros y acuerdos entre los presonajes políticos y empresariales, protagonistas de la economía y el quehacer público de Chihuahua. ¿Habrá planes de incorporación de Barraza o sus colaboradores al gabinete de Corral? ¿Estarán esbozando una estrategia conjunta, habida cuenta del supuesto origen panista del ex candidato independiente?. Aunque es sabida la actitud de apertura del prominente empresario de cuna deliciense, quien lo mismo tiene ciertos nexos de urbanidad y cortesía con connotados personajes del Partido Revolucionario Institucional, como los ex gobernadores Fernando Baeza, Reyes Baeza y Patricio Martínez, así como con los ex dirigentes estatales del PRI, Óscar Villalobos y Guillermo Márquez, y con algunos exponentes del Partido Acción Nacional, aún se desconoce el papel que jugará al lado de Corral; pues lo único confirmado hasta ahora es su significativo capital político electoral, cosechado en la elección del 5 de junio, que le dio 242 mil 756 votos, convirtiéndolo así, de facto, en uno de los actores con mayor relevancia en las lides políticas locales.

 

Entre las incógnitas que flotan en el ambiente, desde el surgimiento del coyuntural hito de la historia política de Chihuahua, ocurrido el 5 de junio del presente año, se sitúa la relativa a las características del sucesor de Guillermo Dowell Delgado, actual dirigente priísta en la entidad, quien, si bien es cierto, a pesar de los resultados electorales ya conocidos ha tenido un desempeño digno al frente del priísmo; dentro de algunas semanas o meses se reintegrará al ejercicio profesional del notariado, para dar paso a la nueva o nuevo líder que encabezará al partido tricolor durante los siguientes años de la crucial etapa por la que ahora esta emblemática institución transita. Una vez más -como sucedió en los tiempos en los que siendo gobernador Francisco Barrio, el experimentado Óscar Villalobos Chávez coordinó las voluntades, entusiasmo y esfuerzos de miles de priístas-, la o el nuevo timonel del PRI concentrará en torno a sí todas las miradas y cabildeos de los miembros de la clase politica y la familia revolucionaria de Chihuahua, pues desde su oficina se habrán de instrumentar muchas de las directrices y las decisiones que -con la venia del CEN- guiarán los pasos del PRI en su trayecto por este nuevo aunque no inédito derrotero, que apenas comienza. ¿Será mujer u hombre el nuevo jerarca de las huestes tricolores? ¿Llegará a la dirigencia estatal de la institución fundada por Plutarco Elías Calles, un político joven, o será un personaje maduro quien tome las riendas de este histórico partido? Son preguntas que aún no tienen respuesta, sin embargo, por la actual circunstancia estatal, nacional y mundial, es evidente que, independientemente del sexo y la edad del sucesor de Dowell, ahora con mayor énfasis que antes, el PRI reforzará sus acciones colocando como principios rectores de estas tanto a la equidad de género, como a la imprescindible amalgama de juventud y experiencia.

Uno de los temas que recientemente ha estado en los primeros renglones de la agenda pública es la serie de sucesiones que durante las próximas semanas vivirá la Universidad Autónoma de Chihuahua, ante el inminente relevo institucional del rector Enrique Seáñez Sáenz y los directores de las facultades o unidades académicas. En virtud de la politización imperante desde hace décadas en casi todas las actividades de nuestro país, resulta casi imposible concebir una sucesión de mandos en las estructuras académicas y administrativas de la UACH, desligada de la politización –stricto sensu: sentido partidista-, pues en México –y Chihuahua no es de ninguna manera la excepción- la partidización de casi todos los temas de la vida pública ha cobrado tal arraigo, que hoy forma parte de nuestra cultura e idiosincrasia colectivas. ¿O -por citar un ejemplo- acaso no se hallan bajo duda, con frecuencia, la imparcialidad u objetividad de algunas resoluciones judiciales, habida cuenta de que el nuestro es un sistema jurisdiccional en el que históricamente el fallo de los jueces ha estado influenciado por factores coyunturales y/o políticos, cuando las circunstancias “así lo han ameritado”?. No es malo, por sí mismo, que las autoridades públicas o los directivos universitarios comulguen, en ejercicio de sus derechos políticos, con tal o cual doctrina ideológica o partido político, lo censurable es que privilegien su miltancia partidista en perjuicio del correcto desempeño de sus funciones, o peor aún, en detrimento de las libertades y derechos de terceros. Si tanto el gobernador actual, César Duarte, como el electo, Javier Corral, permanecen neutrales ante las elecciones de la máxima casa de estudios, estas podrían transitar por la vía libre al quedar sujetas exclusivamente a las reglas formales de la democracia universitaria. Sin embargo, tomando en cuenta que la mayoría de los aspirantes tienen o han tenido vínculos con algún partido político ¿se puede decir que estarán totalmente despartidizadas?. Tal vez sí, o tal vez no; todo depende del grado de madurez de los participantes. Lo que sí se puede afirmar con certeza es que en los medios informativos, entre los nombres más sonados de pretendientes a la ocupación de la silla rectoral, figuran Enrique Rascón, Jesús Robles Villa, Enrique Carrete, Alfredo De la Torre, Liliana Álvarez, Mario Trevizo Salazar y Marcelo González Tachiquín.

 

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