Opinión

Movimientos y sucesos políticos

  • Por Cynthia
Movimientos y sucesos políticos

POR CARLOS JARAMILLO VELA

Ricardo Anaya: ¿de muchacho maravilla a niño aborrecido?

Maurilio Ochoa: ¿trae la autorización del CEN?

Trump: ¿sinónimo de devaluación?

Pablo Cuarón: un perfil de buena madera.

Grajeda: ¿al gabinete de Seguridad?

En el PAN parecen estar alineándosele los astros a su dirigente nacional, Ricardo Anaya,… pero en su contra. Causó impacto, sin duda, la reciente entrevista televisada con cobertura nacional en la que Carlos Loret de Mola dialogó con Margarita Zavala de Calderón, Rafael Moreno Valle y Gustavo Madero Muñoz, tres de las figuras más representativas de los liderazgos reales -no formales- del panismo en el país, quienes prácticamente se lanzaron a la yugular del citado mozo queretano, que al sentarse en la silla principal del blanquiazul apuñaló -políticamente hablando, y al más puro estilo de las traiciones senatoriales del viejo imperio romano- al personaje chihuahuense mencionado, no obstante que mientras éste estuvo al frente del CEN del PAN fue su principal mentor, y lo llevó al cargo que hoy ocupa. Pues al ser entrevistados, en sus respectivas oportunidades ante cámaras y micrófonos, los tres connotados políticos de sangre azul dejaron entrever la gran distancia y desacuerdo que mantienen respecto a la forma en la que Anaya está conduciendo al partido, al privilegiar su interés personal por ser postulado candidato a la Presidencia de la República. En su intervención, Madero denunció la manipulación que Anaya está haciendo en los estatutos internos del PAN, con el objeto de permanecer al frente del mismo hasta un día antes de registrar su candidatura. Moreno, a su vez, fue claro y categórico al señalar que pese a todo él buscará la candidatura. En su turno, la ex primera dama de México retó a Anaya a definirse de una vez, por la dirigencia del partido o por la -ansiada- candidatura. Todo indica que la antesala del crucial año 2018 está marcando el fin de la luna de miel entre el joven Anaya y una buena parte de sus correligionarios, pues aunque para algunos políticos albiazules todavía siga siendo el muchacho maravilla, es evidente que muchos otros actores de su partido lo consideran –aunque para cuidar las formas no lo digan con esas palabras- como un niño aborrecido.

Quien ha vuelto a ser noticia, y no precisamente por sus actividades comerciales y empresariales, sino por su retorno a las mesas políticas -o al menos así parece-, es el priísta Maurilio Ochoa, pues en estos días se le ha visto intercambiando expresiones -¿haciendo planes?- con notables exponentes de la izquierda. En un moderno y elegante mesón del famoso Distrito I -no electoral, sino comercial- el exdiputado federal, exdirigente estatal de la CNOP, expresidente de la JMAS de Chihuahua, exsecretario de Desarrollo Urbano, y excandidato a Diputado local, compartió con la legisladora federal del PRD, Hortensia Aragón, y el dirigente estatal de ese partido, Pavel Aguilar, algo más sustancioso que la exquisitez de los cortes de carne y el buqué del vino tinto. Aunque pocos saben qué temas abordó en su gastronómico coloquio este conocido trío de actores políticos, no resultaría extraño que Ochoa estuviera empezando a fraguar acuerdos o recibir asesorías, para dar continuidad a su carrera política, sobre todo ahora que la ideología izquierdista se ha puesto de moda a pesar del rechazo de los sectores más radicales del conservadurismo. Ante tal situación surgen las preguntas: ¿Acaso Maurilio Ochoa trae instrucciones del CEN para comenzar a tejer alianzas y buscar reflectores con el fin de ir por la dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional, en vísperas del inminente relevo del actual presidente Guillermo Dowell? o ¿Pretende el inquieto empresario tricolor alguna otra posición?   

Nunca antes como ahora, se había registrado para buscar la Presidencia de los Estados Unidos de América, un candidato cuya controvertida e impertinente personalidad resultara tan abrumadoramente desestabilizadora y preocupante. Rompiendo todos los paradigmas y estereotipos, Donald Trump, aspirante republicano a la Casa Blanca, es quizá el menos político de los políticos que ha dado la historia norteamericana, o dicho de otra forma: un aprendiz de político con grandes limitaciones por carecer del mínimo cuidado de la diplomacia y de las formas. Las posturas políticas ultraconservadoras de Trump han sido manifestadas en forma tan radical, que para muchos este polémico personaje ha rayado en la estulticia. Resulta ilógico pretender erigirse en gobernante de una nación con numerosos ciudadanos -electores- inmigrantes de origen latino, y especialmente de raíces mexicanas, atacando a estos con calificativos indignantes, y señalando en forma clara un marcado odio hacia los extranjeros. Trump en repetidas ocasiones ha amenazado a México con deportar a cientos de inmigrantes por considerarlos flojos y nocivos, además de expresar su decisión de obligar a nuestro país a pagar una parte del costo de construcción de un muro fronterizo divisorio, con la advertencia de que ante una negativa del Gobierno mexicano, retendría las remesas que por miles de millones de dólares anualmente envían a sus familias radicadas en México los trabajadores connacionales nuestros, residentes en Estados Unidos. Además, Trump ha afirmado su inconformidad por el benéfico impacto que aporta a México el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, anunciando que hará una revisión al mismo, lo cual ha hecho pensar a los analistas sobre la posibilidad de que la verdadera intención del republicano sea revocar dicho acuerdo comercial, en caso de llegar a la Presidencia. Aunado a lo anterior, ante el vislumbre de un eventual triunfo de Trump en la elección presidencial, derivado del empate técnico que registra en las encuestas respecto a su contrincante, la candidata demócrata Hillary Clinton, el peso ha continuado perdiendo valor frente al dólar estadounidense, al cotizarse el tipo de cambio en $20.00 pesos o un poco más. Por tales razones, ¿Acaso pasará a la historia el controvertido e inefable Donald Trump como sinónimo de devaluación económica y política?

El conocido empresario juarense, Pablo Cuarón Galindo, ha sido insistentemente mencionado como otro de los posibles integrantes del gabinete del gobernador entrante, Javier Corral. Es la Secretaría de Educación, Cultura y Deporte,  la cartera en la que algunos observadores ubican al ex dirigente estatal de la FECHAC y hombre de negocios fronterizo. La experiencia de Cuarón en actividades filantrópicas, así como su sensibilidad social, y la natural bondad que le caracterizan, hacen de él un buen perfil para integrarse al equipo de trabajo que dirigirá Corral durante los siguientes años. Quienes por circunstancias propias de nuestra labor en el servicio público hemos tenido la oportunidad de tratar a Cuarón y conocer su desempeño, sabemos de lo que hablamos cuando a él nos referimos. Ojalá podamos verlo de nuevo actuando a favor de la sociedad, en una faceta hasta ahora inédita para su currículum: la de servidor público.

Uno de los priístas de cuño duro es, evidentemente, José Raúl Grajeda Domínguez, exsecretario de Seguridad Pública, e instrumentador de la desaparecida CIPOL (Cuerpo de Inteligencia Policial), durante el sexenio del Gobernador Reyes Baeza. Ha causado revuelo la reciente aparición pública en Chihuahua por parte del exjefe policiaco, luego de varios años de autoexilio profesional con motivo del desempeño de actividades laborales en otras entidades del país. El retorno de Grajeda, ocurrido con motivo de su disertación -conferencia- sobre los temas de seguridad que él conoce con gran detalle, ha hecho pensar a algunos politólogos de café en la posibilidad de que su exhibición mediática acontecida en días pasados sea una especie de pasarela estratégica, orientada a posicionar nuevamente su nombre en la opinión pública y provocar conjeturas en el imaginario colectivo. Al fin y al cabo que la política también se hace mediante el envío de mensajes sutiles, para conocer las reacciones y en función de estas tomar las decisiones correspondientes. ¿Acaso Corral estará pensando invitar a Grajeda a incorporarse a la jefatura de la Policía Estatal, o a la titularidad de la Fiscalía General del Estado?. La respuesta aún no se sabe; lo cierto es que la presencia del abogado deliciense generó especulaciones, sobre todo ante la sana cercanía que Reyes Baeza y Javier Corral han comenzado a cultivar en sus vínculos diplomáticos.

 

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