Mi Pódium

La sinrazón

  • Por Osbaldo
La sinrazón

Detrás de una imagen violenta, o extremadamente violenta, siempre existe una acción violenta, o extremadamente violenta.

Si los diputados no quieren en los medios imágenes violentas, deben combatir, con sus recursos posibles -leyes, programas y gestiones- las acciones violentas.

No las imágenes.

En lugar de modificar y adicionar fracciones al artículo 28 del Código Municipal, como si fuera magia, y prohibir sin lineamientos exhibición, difusión y comercialización de “materiales” violentos, deben ser más ingeniosos.

Cuando al ejercer un derecho se invade el derecho de terceros, se produce una colisión de derechos.

Ante esto, debe decidirse cuál de éstos tiene supremacía; es decir, cuál tutela un bien mayor.

En este caso, no creo que haya duda.

Si aplicáramos esa norma que presentó como iniciativa Fernando Reyes y gestionó su aprobación Mayra Chávez, las cosas se pondrían color de hormiga.

Una imagen extremadamente violenta hubiera sido, por ejemplo, el atentado que sufrió el senador Patricio Martínez cuando era gobernador, el balazo que mató a Colosio y, si me apuran, el riflazo que asesinó a Kenedy.

Tampoco hubiéramos sabido cómo y quién -en forma acreditada- mató a la activista Marisela Escobedo.

Todo eso formaría parte de una cortina de humo, oscurecida por las versión oficial de la autoridad que, entrecomillas, o entre paréntesis, suele opacar todo lo que investiga.

Insisto, no se puede otorgar un poder discrecional a un municipio sin crearle una estructura idónea para aplicar una norma semejante, en la cual se entremezclan garantías poderosas y universales como la libertad de expresión y de publicación.

La sinrazón no debe convertirse en ley.

Y lo digo desde aquí, porque éste es mi pódium.