Opinión

El presidente por los suelos ¿será?

  • Por José Oswaldo
El presidente por los suelos ¿será?

Por Alfredro Piñera

Cuando la opinión del público deja de interesarle a los políticos, el rostro del autoritarismo empieza a descubrirse y la posibilidad del abuso de poder o la represión se vuelve inminente. No sorprende entonces la respuesta del presidente Peña Nieto a los resultados de la encuesta de aprobación realizada por el periódico Reforma, en la que los ciudadanos calificaron su desempeño con una aprobación de cinco en una escala de cero al 10 mientras que los líderes de opinión colocaron al presidente en una posición de 3.5 en la misma escala, cifras entre las más bajas de la historia presidencial.

Dicha encuesta reporta que la aprobación al mandatario, entre la ciudadanía, es de 39 por ciento y en contraste tiene una desaprobación del 57 por ciento. Antes de preguntar por las razones de estos resultados, el ejecutivo federal afirmó con tranquilidad "no trabajo ni dedico mi empeño a colocarme medallitas, ni a atener logros personales".

Las expresiones presidenciales y la reacción relativamente tranquila del PRI nos hacen considerar la posibilidad de que dicho partido político esté utilizando las encuestas de opinión pública como instrumento para remontar la popularidad del PRI, utilizando al presidente como basamento estadístico o como referencia.

Analicemos esta posibilidad desde la investigación del doctor Iván Abreu Sojo, del Laboratorio de Tecnologías de Información y Nuevos Análisis de Comunicación Social de la Universidad de La Laguna, en Tenerife, Canarias; España:

"La base de este uso de encuestas podemos encontrarla en la regla de la propaganda de la unanimidad y el contagio, según los términos del estudio clásico de Domenach. Un approach para explicar teóricamente el efecto de este uso de las encuestas podría encontrarse en la teoría de la espiral del silencio, de Noelle-Neumann, según lo cual las personas tienden a formar sus opiniones viendo en el medio ambiente cuál es la opinión dominante y se adaptan a ella para no aislarse".

La estrategia partidista parece consistir en el propósito de "construir a partir del desprestigio del presidente un aliento político esperanzador depositado en sus candidatos". ¿Cómo se explica esto? Muy sencillo. Imagine usted que el PRI sostuviera al presidente de la República, con ese alto desprestigio entre los mexicanos, como la figura política más emblemática y representativa de la generación del "Nuevo PRI", ¿en qué posición quedarían forzosamente sus candidatos?

Por eso la necesidad de bajar de la percepción colectiva la imagen presidencial. Para generar la sensación de que desde ahí las propuestas del PRI serán la opción más accesible para los mexicanos. La tesis del catedrático español, en México la definimos como "el colocado estratégico de la varita para medir", (en este caso en un nivel muy bajo), para impulsar a partir de ahí a sus candidatos sin exigirles grandes niveles de popularidad.

(Hago paréntesis para señalar que según la tesis de unificación de iconos del doctor Abreu, si la aplicáramos a México, diría que si el presidente es impopular, los candidatos tienen que ser en contraste muy populares, lo que explica la postulación de figuras muy populares como candidatos del PRI).

"La estrategia considera los fenómenos siguientes: La publicación perjudica al candidato que marcha en segundo lugar, o efecto de Panurgo, conocido en inglés principalmente como bandwagon effect. Las encuestas tienden a favorecer al candidato que marcha en primer lugar, lo que Merton denominaba la profecía autocumplida. Como segundo fenómeno, la publicación (de encuestas) tiende a perjudicar al candidato que marcha encabezando los sondeos, lo que se ha denominado efecto de David, conocido en inglés principalmente como underdog effect. La publicación tiende a favorecer al candidato que marcha en segundo lugar, lo que Merton denominaba la profecía suicida.

¿Por qué el puntaje negativo de la valoración del presidente no daña las posibilidades de los candidatos de su partido? Simple y sencillamente por el efecto de di asociación, es decir porque el colectivo popular no considera que el mandatario presidencial juega papel de candidato y su imagen solo sirve de referente para "aquello que se puede mejorar".

Por eso, bajo las condiciones en que México se encuentra (de desprestigio presidencial, un ambiente generalizado de corrupción y poca credibilidad en los políticos), los resultados de las encuestas solo deben de considerarse como un instrumento para referenciar el nivel de la competencia electoral y no implica que con ellos los partidos políticos pueden anticipar los resultados electorales.

Por cierto, en el periódico Reforma, el sondeo indica que la mayoría de los ciudadanos consultados no cree que el recientemente aprobado Sistema Nacional Anticorrupción ayude a reducir ese problema en México.

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