Local

Celebra arzobispo y más de 100 sacerdotes misa crismal

Chihuahua.- Más de 100 sacerdotes participaron en la misa crismal que se desarrolló en la Catedral Metropolitana. Es esta ceremonia en la que los religiosos dan muestra de su compromiso con...
  • Por Karina García

Chihuahua.- Más de 100 sacerdotes participaron en la misa crismal que se desarrolló en la Catedral Metropolitana. Es esta ceremonia en la que los religiosos dan muestra de su compromiso con Cristo.

La misa crismal, fue presidida por el obispo Constancio Miranda Weckmann, celebrada con los presbíteros de la diócesis, donde se llevó a cabo la consagración del Santo Crisma, es decir, la bendición de los restantes óleos o aceites para los enfermos y los que se van a bautizar en el año. 
 
La palabra crisma proviene de latín chrisma, que significa unción. El crisma es la materia sacramental con la cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes, entre otras funciones.
 
La consagración del crisma y la bendición de los otros dos aceites ha de ser considerada como una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del obispo.
 
Así pues el Santo Crisma, es decir, el óleo perfumado que representa al mismo Espíritu Santo, nos es dado junto con sus carismas el día del bautizo y de la confirmación, así como en la ordenación de los sacerdotes y obispos.
 
La materia apta para el sacramento debe ser aceite de oliva. El crisma se hace con óleo y aromas o materia olorosa.
 
Es conveniente recordar que no es lo mismo el Santo Crisma que el óleo de los catecúmenos y de los enfermos que sólo son bendecidos, como se ha dicho más arriba, y pueden hacerlo otros ministros en algunos casos.
 
El rito de esta misa, incluyó la renovación de las promesas sacerdotales. Tras la homilía, el obispo invitó a sus sacerdotes a renovar su consagración y dedicación a Cristo y a la Iglesia. Juntos prometieron solemnemente unirse más de cerca a Cristo, ser sus fieles ministros, enseñar y ofrecer el santo sacrificio en su nombre y conducir a otros a él.

Tras la renovación de las promesas sacerdotales se trasladadon en procesión los óleos al altar. En último lugar se llevó el Santo Crisma, portado por un diácono o un presbítero. Tras ello se acercaron al altar los portadores del pan, el vino y el agua para la eucaristía.
 
Después del Sanctus se bendijeron el óleo de los enfermos y tras la oración después de la comunión se bendijo el óleo de los catecúmenos y se consagró el Santo Crisma.

Tags: