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Viaja horas en cuatrimoto para dar clases en comunidades serranas

Chihuahua.- Eglenicia Vega Rey es una de los 1,300 líderes comunitarios que trabajan en 900 comunidades rurales o indígenas de la sierra tarahumara como docentes. Para llegar a dar clases...
  • Por José Oswaldo

Como servicio social

Como servicio social

Chihuahua.- Eglenicia Vega Rey es una de los 1,300 líderes comunitarios que trabajan en 900 comunidades rurales o indígenas de la sierra tarahumara como docentes. Para llegar a dar clases a sus 12 alumnos a Milpillas, Chínipas, la joven se traslada en una cuatrimoto.

Todo inició cuando Vega Rey decidió realizar su servicio social comunitario en el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe); después de aprobar la evaluación, se integró al curso de mes y medio para ser líder comunitario.

Vega Rey fue asignada a la comunidad de Milpillas en el municipio de Chínipas para atender el servicio de preescolar, donde impartía clases a 12 estudiantes, de los cuales seis eran indígenas.

“En esta comunidad los pequeños y las pequeñas, estaban muy integrados, todos eran de la misma localidad y no tenían necesidad de recorrer grandes distancias para llegar a la escuela”, comenta en entrevista realizada con el uso de redes sociales, luego de saber de ella a través de un medio nacional y contactarla vía Facebook.

Recuerda que cada mes debía viajar a bordo de la cuatrimoto de su papá, entre 6 ó 7 horas hasta llegar a Tecorachi por la mañana y por la noche se quedaba en Chínipas y al día siguiente reanudaba su transitar por la carretera de terracería para el lunes estar puntual e impartir clases.

“Viajaba sola, con la bendición de mi papá y en cada comunidad por donde pasaba, cargaba gasolina al tanque de mi cuatrimoto”, dijo.

Al concluir ese primer ciclo escolar, se integró al Programa de Caravanas Culturales, mediante el cual actualmente recorre tres comunidades: Tecorachi, Yecároma y El Triguito, donde se ha ganado el cariño de alumnos y padres de familia.

Esos caminos de terracería, comenta, no sólo me llevan a los poblados en donde he impartido clases y apoyado de distintas formas, sino que la meta de este esfuerzo que realizo con gusto es llegar a ser veterinaria. 

La experiencia de estar en Conafe es madurar, valorar y todo un aprendizaje, “es una experiencia muy bonita, debes enfrentar, aprender a tomar decisiones con el cerebro frío, ante la situación que enfrentes”.

Recuerda que al Conafe llegó tras una plática con una tía, me dijo que entrara a dar clases y la idea la entusiasmó. Pronto investigó de qué se trataba, los requisitos y al ver que había posibilidades de lograrlo fue que luchó por el cargo que ahora desempeña, pues gracias a su eficiencia y responsabilidad, ya es capacitadora y se siente más que orgullosa.

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