La Fuente

*La cartulina, pieza clave en el crimen *¿por qué al Cabo no le dejaron otra? *Omiten invitar a Don Constancio con Solalinde *Francisco Ealy Ortiz a la lista negra de palacio

  • Por José Oswaldo
*La cartulina, pieza clave en el crimen *¿por qué al Cabo no le dejaron otra? *Omiten invitar a Don Constancio con Solalinde *Francisco Ealy Ortiz a la lista negra de palacio

DEBERÁN explicar, y bien, las autoridades ministeriales, y las políticas, el tema de la cartulina en la escena del crimen de Miroslava Breach. En las primeras notas, solamente se hizo referencia a una cartulina enrollada y aplastada, tirada sobre el asfalto. Luego, de palacio filtraron el supuesto contenido: que la habían matado por lenguona y que seguía el gobernador, firmado el texto por El 80. De otro lado, se dijo que la cartulina había aparecido misteriosamente, como con un afán de aprovechar el momento y llevar agua al molino oficial. Se reproduce el texto de un compañero de medios que publicó en su face, que ojalá sirva a las autoridades a la hora de explicar el trágico suceso: “cuan extraño resulta que tras el asesinato de la periodista Miroslava Breach, el matón haya dejado un mensaje en una cartulina no desplegada, sino enrollada y aplastada, distinto a como otros sicarios actúan. Más extraño resulta que dicho papel lo dejaran sobre el suelo, a unos cinco o seis metros del vehículo y del lado contrario desde donde el asesino disparó y, también, del lado contrario a lo que debió ser la ruta de escape más próxima, más rápida. Ah, la autoridad cree que algunos nacimos ayer. Pero en fin, esto ya apunta a que el homicidio de la compañera será otro difícil caso sin resolver”. La pregunta es por qué no dejaron una cartulina similar en la escena del crimen de El Cabo.

PARECE que este fin de semana andará por tierras chihuahuitas el Padre Solalinde, famoso sacerdote católico. Sería obvio señalar que, por la naturaleza de su trabajo en Chiapas, iría al tren abajo del puente, allá por la avenida Pacheco, con quienes buscan treparse a los vagones con destino a los estados unidos. Sin embargo, no se sabe, bien a bien, dónde andará Solalinde, más allá de una conferencia en el teatro de cámara, parece. El tema aquí es que la organización corre a cargo de Blanquita Gámez, por el congreso local, y de Gabino Gómez, por El Barzón. Sin embargo, se sabe que ni siquiera extendieron, al menos por cortesía, la invitación al clero local. No invitaron ni al arzobispo Constancio Miranda, mucho menos a El Padre Negris, cualquier otro presbítero y ni pensar en la feligresía que admira la lucha del controvertido y polémico padre Solalinde. En fin, los misterios de Dios son inescrutables y lo humano, humano es, así que, al parecer, solo podrán asistir los que porten gafete en el lado izquierdo.

SEGURAMENTE, Juan Francisco Ealy Ortiz, director general de El Universal, no podrá dormir, ahora que pasó a formar parte, oficialmente, de la lista de medios mal intencionados. No puede explicarse de otra manera que haya publicado fotos y datos de El Paisa en el Marina Cid, de Mazatlán, durante el súper puente, justo cuando en Cuauhtémoc se tiroteaban dos grupos con calibre 50. Así que, Ealy Ortiz no recibirá más carretadas ni toneladas de dinero, y deberá conformarse con entrar a la lista negra de los medios en palacio de gobierno. Durante años, tal vez décadas, El Universal fue la casa editorial de Corral en la capital de la república. Seguramente, ahora que es gobernador, le pidieron contenedores de dinero y como no se los dio, pues entonces sacaron las fotos de la frivolidad e irresponsabilidad con la cual maneja los asuntos más graves del estado de Chihuahua. Desde su rendición de protesta como gobernador, El Paisa dividió a los medios -recuérdese- en dos categorías: los mal intencionados y los que le ayudan a darle lustre a su verdad (como Sergio Valles y su suetercito con corbata).

MUY consternado el gremio periodístico, y la sociedad en general, por la terrible ejecución de la periodista Miroslava Breach Velducea. Otra vez, porque fue igual, se repite el modus operandis de otros crímenes de colegas. Por la mañana, afuera de su casa, a bordo de su vehículo, un individuo solitario y con una pistola de grueso calibre. No habrá un móvil claro y sí decenas de especulaciones, tesis, deducciones y rumores en torno al asesinato. La Fuente se atreve a escribir que el crimen pasará a la historia como todos los demás. Es decir, el olvido será su sepultura, su juicio y su condena, como suele ocurrir. Pinedito debería decir lo que sabe, pues, a botepronto, declaró que evidentemente estaba vinculado con su ejercicio profesional. Si sabe algo, debe decirlo, o, si actúa al estilo de su jefe, con el clásico bla bla bla bravuconeo, también debe decirlo. Sus suspiros, a sabiendas que le grababan, parecen ser simulados y falseados para proyectar una imagen de dolor.

EL gobernador hizo destacadas revelaciones sobre la batalla que libraron El Cabo y El 80 en la zona occidente. Para empezar, aclaró que se trata -porque no ha terminado- de una guerra entre miembros del cártel de La Línea. Y que todo se dio porque uno de ellos, El Cabo, se quiso independizar. Además, señaló que hubo gente de otras regiones, en apoyo al de Namiquipa, para librar la llamada batalla final. ¿Qué pasará con El 80? le preguntaron a El Paisa y respondió con un lacónico “no sé, estamos tras él”. Ya se vio, porque también lo confirmó cómo andaban tras él, pues en otra parte de la entrevista reconoció que la muerte del de Cuauhtémoc se dio por eliminación natural, promovida por el estado. Y, obviamente, eso significa que las policías miraban la guerra con miralejos, a la espera que ganara uno, para ir a levantar los muertos y declarar al vencedor de la batalla. Empero... ¿fue realmente el que ellos espraban?