Buen Domingo

RAZONES DE PESO INDICAN QUE SANTACLÓS NO EXISTE

  • Por lujardo
RAZONES DE PESO INDICAN
QUE SANTACLÓS NO EXISTE

Por Ricardo Luján.
Una serie de prolijos y extenuantes estudios científicos realizados a la luz de la Arteligencia Inteficial (AI) y de la física arrojan resultados contundentes probatorios de que, por razones de edad, peso y salud, Santaclós no existe.
Tan temeraria aseveración se basa en una serie de indicadores clínicos derivados de la obesidad del bisnieto de Papá Noel, quien en 1931 fue transformado en “Santa Claus” por obra y gracia de la Coca Cola Company, y luego vestido de rojo y blanco, colores oficiales del refresco que más diabéticos ha causado en el mundo.
Miembros prominentes del American Grinch Institute ponen en duda la existencia del regordete personaje -que curiosamente le trae celulares y videojuegos a los hijos de papás ricos, y carritos de plástico, trompos y canicas a hijos de papás pobres-, pues se trataría un nonagenario de más de 125 kilos de peso. Impensable. Difícil de creer.
Y es que a raíz de que los creativos de la refresquera en aquella década de los treinta le metieron mano a su imagen, el Santaclós apareció más alto y supergrueso, características que según datos de la Organización Mundial de la Salud lo convierten en sujeto de riesgo.
Aunado a su notorio tonelaje, la falta de ejercicio y deficiente alimentación por exceso de grasas y azúcares -con los consiguientes trastornos endócrinos y alteraciones metabólicas-, el hecho de vivir en el gélido Polo Norte sería insoportable para sus viejas rodillas y el dolor un desgastante suplicio.
La prominente barriga del simpático benefactor de niños bienportados supone asimismo intensos dolores de espalda, piernas y pies, aunado a las reumas que con el frío despiadado de Alaska se recrudecen al máximo. 
Además el desmesurado abdomen le haría la existencia imposible a cualquier viejito, pues la gordura más peligrosa es la que se origina en la zona abdominal y está asociada a problemas como diabetes, colesterol elevado y triglicéridos altos.
Resulta poco probable que un anciano de esta edad soporte temperaturas de 20 o 30 grados centígrados bajo cero, por mucha barba, abrigo y grasa corporal que tenga, lo que supone constantes enfermedades bronquiorespiratorias.
Un viejito tan obeso y adicto a la Coca Cola, en caso de existir, estaría viviendo horas extras agobiado por algún cáncer, diabetes, hipertensión, enfermedades cardiacas o accidentes cerebro-vasculares, así como osteoporosis, artritis, reflujo gástrico y várices, entre otros males propios de la edad llorada, perdón: dorada.
Por su parte las leyes de la física tradicional indican que ningún reno es capaz de volar y menos jalando un trineo cargado con los 125 kilos de Santa, más 5 kilos de ropa y 321 milones 300 mil kilos de regalos, suponiendo un promedio de .9 kilos por pieza y un obsequio para cada uno de los 378 millones de niños que esperan su visita, descartando desde luego a peques musulmanes, hindúes, judíos y budistas…y chilangos que le piden a los reyes magos.
Con semejante carga es comprensible que a Rodolfo el reno se le bajara la pila y se le fundiera su roja nariz a cada rato.
Otro elemento que se apoyan los antisantaclosistas es que suponiendo que los niños se duermen a las 9:00 PM y se levantan a las 9:00 AM resulta imposible visitar los casi 92 millones hogares y dejar los regalos en las 13 horas de Nochebuena de las que dispone Santa, contando la hora que gana al viajar de este a oeste, pues debe realizar más de 822 mil visitas por segundo, y en cada parada debe estacionar el trineo, entrar por la chimenea, llenar los calcetines, dejar los regalos, comerse la galleta y leche dejadas sobre la mesa, trepar la chimenea para salir y abordar de nuevo el trineo…eso a ver si arranca.
Considerando lo anteriormente expuesto sería bueno que para esta Navidad nos acordáramos menos de Santaclós y más del Niño Dios, quien al fin y al cabo es el festejado pues cumplirá 2 mil 024 años entre nosotros. ¡Hosanna en el Cielo!
Y al amable lector ¡Bendecida Navidad..!