Mi Pódium

El idiota

  • Por Editor R
El idiota

Por Osbaldo Salvador Ang.- No me apersoné en la Lectura de Sentencia del Juicio contra La Borruelada porque no quise hacerle el caldo gordo al pendejo y corrupto del Juez de Distrito Roberto Antonio Alcoverde Martínez.

Desde que dio inicio la Audiencia de Juicio Oral, hace dos semanas, se le leía en la frente la sentencia que dictó ayer viernes. No iba yo a validar algo que se veía venir. Al día siguiente de los alegatos leyó la resolución. O séase, ya la tenía lista y quién sabe si hasta se la hayan dictado.

No fue por acobardarme, como dijo Carlos Marcialino –así, como se lee- pero no puedo esperar nada de este idiota Ex Alcalde que se ha dedicado a robar toda su vida y a establecer vínculos con la delincuencia organizada.

En lo que si tiene razón es en que yo les llamé cobardes. Lo sostengo –esto sucedió en plena Audiencia- y lo haré toda la vida, porque eso son. Tratar de acallar la crítica periodística con un arma de fuego, es propio de cobardes.

El Juez no quiso ver el elefante en el cuarto. Optó por voltearse a otro lado y deshilvanar las pruebas. Convertido en una mítica Penélope, se dedicó a destejer en el Juicio todo lo que tejió el Ministerio Público durante cinco años. Se convirtió en el hazmerreir de la ciudad de Chihuahua y en el juzgador de la ignominia por absolver a cuatro conocidos malandrines.

Se atrevió a decir que no era la cara de Leticia la que se mira en el auto al cruzar la caseta del Fraccionamiento y señalar falsamente que no se veía la placa del vehículo en el video. También afirmó que nada tenía que ver que se viera el tontolón de David el día y la hora en que sucedió la amenaza con arma de fuego en las cámaras del lugar.

O sea, andaba completamente negado el Juez del caso.

Pero debo decirles que para derrotarme hace falta más que la Sentencia de un Juez privado de la capacidad para ver lo que está frente a su rostro. Es innegable que cometió un acto de corrupción. No tengo por ahorita pruebas pero tampoco albergo dudas. Esto es apenas el principio; sobrarán recursos jurídicos y estrategias de lucha política para dar la batalla contra la Sentencia corrupta.

Al Juez Roberto Alcoverde nada más le faltó entregar a los delincuentes la Medalla del Ciudadano Ejemplar, ahí, en plena audiencia, para coronar su pobre actuación como Juzgador.

Al arrancar el Juicio Oral, tuvo el descaro y el cinismo de decirnos que no pensaba trabajar más allá de las siete de la tarde cuando el trabajo empezaba a las tres. ¡Apenas acababa de regresar el huevón de estar un año en paro de labores y ya se estaba quejando de su obligación de trabajar!

Ah, pero eso si, sus lacayos en la Sala de Juicio Oral obligaban a ponerse de pie cuando entraba y salía Alcoverde como si esa ceremonia ritualista le endilgara un poder celestial. Para matizar la aureola que le colocaban sus auxiliares, pero cerciorándose de que ya todos estábamos de pie, decía entonces, no se paren, siéntense.

Al menos dos o tres veces La Borruelada se río durante el Juicio en su cara, en su Sala, en su Audiencia y en su Juicio, y no se atrevió a verlos de frente para hacerles guardar orden y compostura.

Respecto de Marcialino, lo único que puedo decir es que tiene mierda en la cabeza. No hay más ahí. La publicación que hizo demuestra lo pésimo que escribe. Fue siempre un mal reportero, pervertido por sus ideas políticas y con un hambre terrible por los días que pasó en la miseria en su casa de la colonia Dale. No sabe poner acentos, escribió mal el nombre del Juez corrupto y colocó mayúsculas donde no debe. Bueno, al Juez Alcoverde le puso Alxiverde. Quién sabe cómo andaría ya a esas horas, seguramente festejando su victoria pírrica.

Pero, léanlo bien:

servimos con aguante

y no nos vamos a rendir jamás.