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Embellecen la tierra del presidente antes de irse a “La Chingada”

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Tepetitán, Tabasco.- En este pueblo, al que denominan villa –aunque no alcanza esta categoría pues tiene menos de cinco mil habitantes– se nota la inversión gubernamental: las calles del centro y sus alrededores están pavimentadas con concreto hidráulico; la mayoría de sus casas tienen la fachada remodelada adornadas con tejas de barro. 

Todo fue costeado por el gobierno federal en el actual sexenio.

El edil de Macuspana, Julio Gutiérrez, desglosa la inversión federal hecha en estas obras, sólo en lo que corresponde a su trienio (2021-2024): a la remodelación de Tepetitán que incluyó un parque, el malecón, la biblioteca, la casa de la cultura, una cancha techada, la unidad deportiva y el arreglo de las fachadas de las casas se destinaron 180 millones de pesos.

En obras de captación de agua, la planta potabilizadora Benito Juárez y líneas de conducción, otros 660 millones de pesos. Para un bordo de protección de la margen izquierda del río Puxcatán en la cabecera municipal y que termina siendo el Tulijá, 230 millones de pesos.

Además, al parque central y al primer cuadro de San Carlos (pueblo indígena contiguo a Tepetitán) se asignaron 60 millones. El alcalde suma los programas del Bienestar que representan 120 millones mensuales durante tres años, y otros 65 millones de pesos para el fraccionamiento Valentín Campa, donde se reubicó a pobladores afectados por el derecho de la vía del tren Coatzacoalcos–Palenque.

La cifra total rebasa los dos mil 500 millones de pesos. El municipio, según informó el alcalde, ejerce este año un presupuesto de mil 60 millones de pesos, menos de la mitad de la inversión para embellecer la tierra del presidente.

Aquí, la delegada municipal Esther Mayo, que también es titular de la Secretaría de Mujeres de la directiva de Morena en Tabasco, tiene la encomienda de alistar una habitación-oficina para Andrés Manuel López Obrador, nacido hace 70 años en este pueblo de Macuspana de mil 600 habitantes.

La profesora Mayo Pérez detiene a mitad de camino el bocado de empanada de pejelagarto, voltea la mirada al reportero y suelta con una formalidad de docente: “Tepetitán ya no nos pertenece, le pertenece al pueblo de México”.

“Tenemos información de que va a estar unos días en Tepetitán antes de irse a (su finca) La Chingada (en Palenque, Chiapas)”, señala, mientras da cuenta del tercer relleno del alimento típico tabasqueño y cuyo nombre es el apelativo con se conoce popularmente a López Obrador.

El presidente nació en una modesta vivienda situada al lado de la Casa de la Cultura que hoy está convertida en biblioteca; enfrente, el río Tulijá muestra su fuerza desafiante ante las paredes del inmueble.

Donde se levantó la Casa de la Cultura había un hotel en ruinas, como estaba también la casa que el presidente le donó a Conaculta para la biblioteca pública, mientras que el viejo hostal se lo compró el gobierno de Adán Augusto López a la familia Pedrero Colomé.

En el espacio acondicionado para el presidente hay estantes donde se montará una colección de libros escritos por él. Ese acervo cultural lo organiza el maestro Rodolfo Lara Lagunas, quien le impartió la clase de civismo al presidente.

Mayo Pérez dice que el mandatario mexicano informó en una reciente conferencia de prensa mañanera que antes de irse a su casa en Palenque va a pasar a su pueblo natal; por eso los preparativos, pues ya le quedan pocos días en Palacio Nacional.

La mujer señala que López Obrador se quedará con la familia del profesor Lara Lagunas; aunque no está muy convencida asegura que no faltará quién lo atienda. “El pueblo lo cuida”, sentencia. “Si le pasa algo a Andrés se levanta la nación”.

Cuna peligrosa

Macuspana, municipio al que pertenece Tepetitán y de donde es originario el presidente, enfrenta un creciente problema de inseguridad y ocupa el octavo lugar en homicidios dolosos de los 17 municipios del estado.

El número es reducido, pero con tendencia creciente: de acuerdo con información de la asociación civil Observatorio Ciudadano y cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en julio se reportaron cuatro carpetas por homicidio doloso en Macuspana, mientras que en el mismo mes de 2023 sólo se inició una carpeta.

El acumulado de enero-julio de este año reporta 19 carpetas por homicidio doloso, casi el doble de las acumuladas en el mismo periodo de 2023 (10). 

Apenas el domingo 9 de junio fueron arrojadas las cabezas de tres personas afuera de un jardín de niños de Macuspana, lo que fue atribuido a un pleito entre grupos criminales.

De igual manera se volvió viral en internet el pasado 5 de agosto que un sujeto le cercenó las manos con una pala a un pordiosero en la entrada de una tienda Oxxo, en represalia porque el indigente le había tratado de robar esa herramienta.

Dos días después, el agresor del limosnero fue “ejecutado” a balazos, en venganza por la agresión en contra del ciudadano que se ganaba la vida pidiendo caridad por abrir la puerta de la tienda de conveniencia. 

Asuntos sin concluir  

En contraste con la millonaria inversión en el pueblo del presidente, en Tabasco, su estado de origen, las promesas de campaña se quedaron en el aire, aunque algunas eran demandas muy sentidas por la población. Es el caso de la ampliación a seis carriles de la autopista Villahermosa-Cárdenas, de 45 kilómetros.

Esta vía es fundamental para enlazar al sureste con el centro del país y la península de Yucatán.

La oposición viene insistiendo en ello. Desde febrero de 2022 el senador perredista Juan Manuel Fócil Pérez reclamó al gobierno de la República por no haber terminado la ampliación de 18 kilómetros de esa carretera federal, que lleva ya 17 años sin avance.

El opositor aseguró que, no obstante el ofrecimiento de terminar la obra, durante la campaña presidencial de López Obrador en 2018, los trabajos se encuentran detenidos y no hay señales de que vaya a cumplir.

La carretera era de cuatro carriles, y durante el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto se comenzaron a construir dos más, de tal manera que quedaría de seis vías ante el aumento del transporte desde el centro del país y viceversa.

La obra no se terminó durante la gestión de Peña, quien en Villahermosa se comprometió con los tabasqueños ante un notario público durante un acto de campaña, a que la haría para desahogar el tráfico en esta parte del sur mexicano.

Tampoco en la gestión del panista Felipe Calderón Hinojosa se pudo lograr la continuación de los carriles adicionales, pese al intenso tráfico que cotidianamente complica este trayecto. 

Todo para Tepetitán

En seis años de gobierno, López Obrador sólo ha llegado una vez a Tepetitán: en 2020 que se inundó, aunque algunos pobladores, como el profesor Alfonso López, aseguran que ha estado en otras ocasiones, pero viene de “incógnito”.

Antes de ganar la Presidencia estuvo aquí con su esposa Beatriz Gutiérrez Müller y su hijo menor Jesús, recuerda la delegada Esther Mayo.

Se bajó de su camioneta frente a la iglesia; traía una gorra roja y lo acompañaba su amigo de la infancia Felipe López; se fue río abajo en lancha con su hijo, a quien dijo que lo iba a llevar a conocer “el pueblo más bonito de México”, cuenta.

El 14 de noviembre de 2020, López Obrador llegó a la localidad en un helicóptero de la Fuerza Aérea que aterrizó cerca del poblado; los habitantes no estaban enterados de su visita. Lo acompañaban el entonces gobernador, Adán Augusto López Hernández; el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval; el titular de Marina, Rafael Ojeda Durán, así como la coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez Alzúa.

El mandatario se dirigió en un vehículo militar todoterreno al malecón, en donde había gente desesperada por la crecida del río Tulijá. “No los voy a abandonar”, prometió.

Y, en efecto, el gobierno federal prácticamente reconstruyó la comunidad. La colonia El Tarro, que había sido virtualmente desaparecida por el agua, fue levantada con casas nuevas.

Un año antes de la inundación se habían invertido más de 100 millones de pesos en una biblioteca, un centro cultural, el malecón, el parque Pescadores, el parque central, un polideportivo y el mercado público.

Gumersindo Torres Reyes, encargado de la Casa de la Cultura de Tepetitán, en cuya planta alta se acondiciona el despacho para recibir a López Obrador en la presunta visita que esperan realice cuando deje el cargo, asegura que el pueblo vive del turismo que viene a visitar la cuna del inquilino de Palacio Nacional.

De 85 años, sastre de oficio, Carmen Vidal Álvarez relata que al presidente le apodaban de pequeño Molido, y a su hermano José Ramón, ya fallecido, El Borrego.

Este es un pueblo beisbolero, dice, y asegura que el abuelo paterno del presidente (José Obrador Revueltas, un comerciante español que llegó en lancha por el Tulijá) era ampáyer.

“Sin el apoyo de nuestro paisano Tepetitán no sería lo que es”, subraya, y lamenta que “los de abajo” (sic) lo hayan “echado a perder”.

El sastre asegura que él fue amigo de sus padres, aunque ya no volvió a saber de ellos porque emigraron a Villahermosa para que sus hijos pudieran prepararse; por eso Andrés Manuel sólo estudió aquí la primaria.

Uno de los lugares más visitados del lugar es la Casa Obrador, una construcción estilo colonial propiedad de los abuelos maternos del presidente.

El lugar fue rescatado a iniciativa de la promotora cultural Yajaira García Rovirosa, originaria de la cabecera de Macuspana, que en enero de 2022 se dio a la tarea de acondicionar el inmueble, prácticamente convertido en ruinas.

Ella contactó a una de las herederas del lugar, la dentista María Isabel Obrador Domínguez, quien vivía en el municipio de Cárdenas, a 45 kilómetros de la capital Villahermosa y que es prima-hermana de Andrés Manuel.

La prima Chabela es una odontóloga jubilada que hace comida para vender a los turistas que llegan a conocer el lugar.

La Casa Obrador se encuentra convertida en un museo comunitario donde abundan las fotos con la historia de la familia del presidente.

En entrevista con Proceso, Isabel indica que sólo tres hijos del matrimonio de los abuelos del presidente se quedaron en Tabasco; los demás se fueron a Tamaulipas y a Guerrero.

Obrador Domínguez afirma que fue difícil rescatar la vivienda de sus antecesores para que la visitara el turismo; el primer problema que tuvieron que sortear fue una cantina instalada al lado de la construcción abandonada, la cual fue cerrada por una orden “que vino desde la Ciudad de México”.

La mansión fue reconstruida con apoyo de gente que simpatiza con López Obrador: el alcalde de Macuspana, Julio Gutiérrez Bocanegra, donó las puertas, las ventanas y ayudó a acondicionar el techo; el diputado federal morenista Manuel Rodríguez costeó la instalación eléctrica desde cero.

– ¿Y el gobernador de Tabasco, Carlos Manuel Merino Campos, que aportó? –se le pregunta.

–Ese no dio nada –dice con un rictus de enojo.

Recuerda que cuando inició el proyecto ella estaba endeudada, pero con la ayuda de la promotora cultural, Yajaira García pudo sacarlo adelante, aunque todavía no se concluye.

La doctora, como la conocen sus vecinos, confía en que su primo al dejar Palacio Nacional el pueblo no se vendrá abajo.

“Gaspar (Díaz Falcón, alcalde electo de Macuspana) me prometió que me iba a dar una dirección en su gobierno municipal (que empieza el próximo 5 de octubre), y con eso pienso mantener viva la Casa Obrador cuando termine este sexenio”, expone, y por primera vez sus ojos pierden el brillo.

La artista local Martikka Jiménez coincide con Isabel en que sin la figura de López Obrador este poblado “sería nada”.

“Andrés le abrió la puerta grande a Tepetitán”, dice la joven mujer que se gana la vida haciendo recuerdos en los cuales los principales atractivos son la imagen del pejelagarto y el nombre del pueblo coronado con su firma artística.

Ningún otro gobierno había hecho obras como el de Andrés, añade, inflando el pecho.

Lo único que faltó para la comunidad es una universidad, señala la antropóloga Maricarmen Espinoza, también promotora cultural que auxilia en la delegación municipal.

Los trámites se hicieron ante las autoridades educativas, pero hasta la fecha no hemos tenido respuesta, subraya.

En los primeros días de febrero de 2022, el malecón de Tepetitán, que baña el río Tulijá, se desplomó a menos de un año de inaugurado.

Esa obra era parte de un proyecto de mejoramiento urbano a cargo de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), que incluía la construcción de una biblioteca, un centro cultural, un polideportivo (con un campo de béisbol), un parque y un mercado público, con una derrama de más de 100 millones de pesos.

La dependencia argumentó que fueron las intensas lluvias de la época las que dañaron el malecón, y cumplió en unas cuantas semanas con la reparación.

 

 

(Información de Proceso)