Nuevo Casas Grandes

Las rebeliones del general Pascual Orozco

  • Por Juan de Dios Olivas

NCG.- Vestido de traje tejano, con carrilleras de balas a la cintura, de un metro ochenta de estatura, ochenta kilos de peso. De tez clara y pelo castaño, así como bigote con nariz aguileña y rasgos faciales suaves, la imagen de Pascual Orozco Vázquez contrastaba con la de Pancho Villa o cualquier mexicano típico de campo de su época.

Físicamente imponente, en sus relaciones interpersonales era retraído, tímido y en situaciones formales se sentía incómodo, pero al momento de encabezar a la gente de los pueblos que lo seguían demostraba un dominio total de la situación, señala el historiador Michael Meyer en su libro El Rebelde del Norte.
Con sus seguidores, en su mayoría habitantes del distrito Guerrero, Chihuahua, formó la principal fuerza rebelde que se levantó en armas en 1910 en apoyo al Plan de San Luis lanzado cuando en el resto del país no secundaron el llamado e incluso Francisco I. Madero pensaba en desistir al no ver respuesta en otros estados y no saber en ese momento que Chihuahua ya se estaba incendiando.
Junto con el entonces coronel Francisco Villa, Orozco fue pieza fundamental para la toma de Ciudad Juárez, batalla que inician desobedeciendo a Madero y que terminó derrumbando a la dictadura de Porfirio Díaz, lo que permitió la llegada de Madero al poder.
A pesar de ello, Pascual Orozco se rebeló en contra del gobierno maderista exigiendo  mayores cambios políticos, sociales y económicos que estaban incluidos en el Plan de San Luis y no se cumplían.
El general chihuahuense se enfrentó, en diversas ocasiones a tropas federales Comandadas por Victoriano Huerta.
El 22 de mayo de 1912, en El Rellano, Chih., donde las tropas orozquistas fueron derrotadas con numerosas bajas.
Después de ese combate, Orozco reune seis mil tropas rebeldes con cuatro piezas de artillería, que despliega en la entrada del Cañón de Bachimba, a 40 kilómetros al norte de Chihuahua.
Ahí nuevamente presenta combate al gobierno federal el 3 de julio.
Las tropas del General Huerta arribaron a las cercanías del Cañón de Bachimba, preparadas para presentar combate; el despliegue final de ambas fuerzas concluyó durante la noche de ese día.

A las 08:00 de la mañana del día 4 de julio, el Ejército Federal inició la marcha de aproximación sobre las posiciones del enemigo. Su flanco derecho fue integrado con tropas de Infantería y ocho piezas de Artillería de Montaña de 70 mm. En el centro del dispositivo se colocaron dieciséis piezas de Artillería de 75 mm., y dos Batallones de apoyo, mientras que en el flanco izquierdo se colocaron dos Regimientos de Caballería, dos Batallones de Infantería y una Batería de Ametralladoras.

 

En la reserva quedaron 650 soldados de Infantería del 1/er. Grupo de Voluntarios del Distrito Federal y el 2/o. Cuerpo Auxiliar de San Luis Potosí.

 

Al inicio de la Batalla, la Artillería Federal, realizó disparos de fuego lo que permitió el ataque de su Infantería y Caballería sobre el enemigo. Ante esta situación, Pascual Orozco ordenó un contraataque sobre el flanco derecho de las tropas federales, sin obtener éxito, por lo que sus tropas retrocedieron, entablándose un combate en el campo abierto.

 

Las tropas orozquistas no lograron impedir que los soldados de Huerta se apoderaran de las principales elevaciones del lugar. Finalmente, la Caballería Federal realizó un movimiento envolvente en contra de la retaguardia de las tropas rebeldes orozquistas.

A las 6:00 de la tarde del mismo día, las tropas orozquistas fueron derrotadas y los sobrevivientes huyeron en medio de un completo desorden. Las fuerzas federales, tuvieron 80 bajas, mientras que las tropas de rebeldes perdieron más de 300 hombres entre muertos y heridos.


Aún con esa derrota, Orozco habría de sumarse al mismo general Huerta tras la llamada Decena Trágica que concluyó con el asesinato de Madero, sellando así su suerte.

 

DE ARRIERO A GENERAL
Fue el 28 de enero de 1882 el día en que Orozco nació en  la hacienda de Santa Inés, distrito de Guerrero, donde la familia de su padre, del mismo nombre, había vivido por tres generaciones. Su madre Amada Orozco y Vázquez, fue oriunda de Chihuahua y de segunda generación de inmigrantes vascos.
La familia Orozco estableció su hogar en San Isidro, donde existía una de las pocas escuelas públicas del Estado. Al terminarse la oportunidad de seguir estudiando, a los 13 años, Pascual trabaja en la tienda propiedad de su padre y antes de cumplir los 20 años se casa con Refugio Frías, hija de Albino Frías, político respetado en San Isidro.
En 1902, luego de contraer nupcias, Pascual deja su pueblo natal y empieza a trabajar de arriero, con la encomienda de proteger los envíos minerales metalíferos de las diferentes minas ubicadas en las montañas del oeste de Chihuahua, hasta las fundiciones en la frontera con Estados Unidos. Trabaja para compañías grandes que lo prefieren por su honestidad y eficiencia.
Al poco tiempo, con el dinero ganado compra una recua de mulas y ofrece un servicio completo de traslado a las compañías mineras.
Como arriero, Orozco conoció la sierra de Chihuahua a la perfección. Se ganó reputación por su valentía. Su habilidad con las armas y su superioridad como jinete le ganaron el respeto de la gente. Esa popularidad le daría el éxito para conseguir reclutas para las filas revolucionarias.
CHIHUAHUA ARDE
El régimen de Porfirio Díaz para 1910 había envejecido junto con él, dejando detrás una estela de agravios en contra del pueblo mexicano.
En Chihuahua, a diferencia de otros estados, el descontento era en contra de los jefes políticos que cometían todo tipo de abusos en los poblados en los que eran designados por el Supremo Gobierno dejando de lado la democracia.
Ahí es donde tiene lugar la atracción de Pascual Orozco a las filas revolucionarias.
Antes, en 1906 el presidente Municipal Francisco Antillón, acosa a Orozco. Lo acusa de leer propaganda subversiva.
Tres años después el jefe político del Distrito Bravos lo acusa de pasar armas a México junto con José Inés Salazar y para los hermanos Flores Magón, actividad que, de acuerdo con Meyer, si llevaba a cabo en forma esporádica.
A la persecución en contra de Orozco se une el jefe político de San Isidro, Joaquín Chávez, un viejo capitán del ejército, metido al negocio de arriero y quien, desde su puesto, privilegió sus empresas e intentó eliminar la competencia que representaba.
Esa situación se repetía en muchos chihuahuenses que bajo cualquier pretexto eran víctimas de abusos desde el poder y que al llamado de Madero con el Plan de San Luis, y organizados por Abraham González, no dudaron en rebelarse y Chihuahua comenzó a arder incluso antes de la fecha fijada para iniciar la revolución.
El 14 de noviembre en Cuchillo Parado se registra el primer levantamiento con Toribio Ortega al frente, aunque no hubo enfrentamiento armado. El 19 de noviembre, Pascual Orozco con 40 hombres, entre los que se encuentra su padre y su suegro Albino Frías, desconoce al gobierno y por la noche toma la estación de trenes ubicada en el poblado de Miñaca y obtienen armas y municiones propiedad de las compañías mineras.
Posteriormente se dirige a San Isidro para atacar la casa del jefe político, Joaquín Chávez que era defendida por su guardia personal compuesta por 40 tarahumaras que fueron derrotados.
El 21 de noviembre sitió a ciudad Guerrero. Estuvo ahí durante 5 días, al término de los cuales fue informado por la misma población de que el general Juan Navarro se dirigía a esa ciudad y decide salir a su encuentro.
La reunión tiene lugar en Pedernales, donde Orozco sorprende a Juan Navarro y le propina una derrota, apoderándose de armas y municiones.
Después de esas victorias, Orozco acumuló una fuerza de 800 hombres, en su mayoría sin armas.
Para diciembre, Navarro esta vez con 1800 soldados recaptura Guerrero, pero antes en el camino se detiene en Cerro Prieto donde pelea con Pascual Orozco y sus lugartenientes, Francisco Villa y José de la Luz Blanco a quienes derrota.
Tras la batalla, el general Navarro capturó prisioneros vivos a quienes ordenó ejecutar y quemarlos vivos. Este incidente no sería olvidado por Orozco y Villa ya que entre las victimas había familiares del primero y gente muy cercana del segundo.
En enero de 1911 Orozco reanuda los enfrentamientos apoyado por los pueblos de Chihuahua, cuya gente le proporcionaba refugio y alimentos siempre pagados por los rebeldes quienes cuando eran muchos pedían fiado y después enviaban el pago.
Desde las montañas chihuahuenses, Orozco hace circular rumores de que tomará la capital del Estado, lo que provoca que las fuerzas federales se concentren en esa ciudad.
Orozco parte a Ciudad Juárez que había quedado desprotegida, pero al detectar sus movimientos, los federales se regresan.
Esto hace que Madero decida tomar Casas Grandes y abrir una ruta para los rebeldes por el noroeste, por donde se surtirían de pertrechos para la guerra. Sin embargo, no se coordina con Orozco y es derrotado y dispersado por el ejército federal.
Al reagruparse y unificar sus tropas, Madero decide atacar Ciudad Juárez. En este momento otorga el primer nombramiento como general y es para Pascual Orozco.
En marzo los rebeldes maderistas destruyen las vías del tren que vinculan a la frontera con la capital y Juárez queda aislado, lo que facilita la proximidad de los maderistas.
El 19 de abril, el Gobierno Federal decide negociar con los rebeldes y empiezan las conferencias de paz que terminarían el 6 de mayo únicamente teniendo como logro la renuncia de Ramón Corral, el vicepresidente de la República. Díaz representado por su secretario Ives Limantour negoció ese resultado con los Madero en Nueva York.
Dos días después sin el consentimiento de Madero, Villa y Orozco iniciarían a sangre y fuego la toma de Ciudad Juárez la que vendría a desencadenar la renuncia del general Díaz.
REBELIÓN Y TRAICIÓN
En la primavera de 1912, una revuelta en el estado de Chihuahua, surgida después de la sublevación Vazquista en Juárez, puso en aprietos al nuevo gobierno de Madero establecido tras realizarse elecciones en el país.
A ellos se sumaría Orozco influenciado por las grandes compañías norteamericanas de Chihuahua y la familia Terrazas a quienes el gobernador maderista Abraham González les subió los impuestos.
El 3 de marzo se sublevó contra Madero y como bandera Orozco lanzó ese día el Plan de la Empacadora, en el que pide la abolición de la vicepresidencia, autonomías a los municipios, supresión de los jefes políticos, nacionalización de ferrocarriles y una reforma agrícola.
Orozco se apoderó del Estado de Chihuahua y extendió pronto su rebelión a la región lagunera y a Sonora, pero al aplicar los estadounidenses el decreto de embargo de armas fue retrocediendo hasta ser derrotado por Victoriano Huerta, el 23 de mayo.
Sin embargo, en febrero de 1913, después de la Decena Trágica Madero es asesinado, Pascual Orozco se une Huerta quien ocupa la Presidencia de México hasta ser derrotado por el Ejército Constitucionalista.
Considerado un traidor por unirse a Huerta, Orozco huye a Estados Unidos y en Nueva York establece centros anticonstitucionalistas, con la intención de regresar nuevamente a México y combatir al gobierno, pero es descubierto y perseguido y declarado fugitivo por violar las leyes de neutralidad decretadas por el gobierno norteamericano.
En Newman, Nuevo México, es detenido y trasladado a Fort Bliss, junto con Victoriano Huerta. Paga una fianza de 15 mil dólares y escapa.  El 30 de agosto de 1915 es asesinado en Sierra Blanca aparentemente por los Rangers de Texas y rancheros de la zona.

FUENTES: Knight, Alan, La Revolución Mexicana, Del Porfiriato al nuevo régimen Constitucional; Meyer, Michel, El Rebelde del Norte; Womack, John. La revolución Mexicana 1910-1920.