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Se acaba termoeléctrica de la CFE el agua de Samalayuca

Ciudad Juárez.- Después de que sus tierras se secaran y los sembradíos murieran, José Luis, ejidatario de Samalayuca, dejó la agricultura para dedicarse a reparar automóviles. La...
  • Por José Oswaldo
Se acaba termoeléctrica de la CFE el agua de Samalayuca

Ciudad Juárez.- Después de que sus tierras se secaran y los sembradíos murieran, José Luis, ejidatario de Samalayuca, dejó la agricultura para dedicarse a reparar automóviles.

La mecánica fue su única alternativa para subsistir una vez que los yacimientos de agua en su parcela se agotaron por la sobreexplotación de pozos hecha por la termoeléctrica de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), señalada por los habitantes como la causante de estragos en el pueblo.

Sembradores acusaron que los niveles del recurso natural son raquíticos, tanto para el campo como para consumo humano, ya que los pozos se agotan y el suelo es cada vez más árido.

“Cuando ellos llegaron y pusieron los pozos afectó de veras, incluso hubo arreglos que tuvieron con el ejido en que la población iba a tener su control de agua, pero al rato se lavaron las manos y no cumplieron”, comentó José Luis.

Un extrabajador de la termoeléctrica, que pidió el anonimato, precisó que mientras laboró para la paraestatal operar la planta requería 100 mil litros de agua por minuto.

Pobladores refieren que en 1982, cuando la comisión solicitó 83 hectáreas para construir el inmueble, se comprometió con los habitantes a rehabilitar los pozos cuando carecieran de agua; sin embargo –apuntaron–, el acuerdo no se ha cumplido.

“En aquellos años se hizo un convenio, pero el documento nos lo desaparecieron, decía que en caso de que se secara un pozo ellos (CFE) lo iban a rehabilitar, pero no aparece ese convenio”, explicó el presidente seccional de Samalayuca, Armando Esparza.

Confirmó que por la termoeléctrica los mantos acuíferos que suministran el recurso al pueblo están casi agotados.

De acuerdo con él, antes de la instalación de la planta agricultores extraían hasta ocho pulgadas de agua, pero a la fecha ha disminuido hasta cuatro, lo cual limita a regar solo por goteo.

“Antes con un pozo de ocho pulgadas regábamos 40 hectáreas a riego abierto; si hubiera existido la tecnificación de riego que tenemos hoy, hubieran sido de 80 a 100”, dijo.

Espinoza explicó que el documento que contemplaba el acuerdo no existe desde hace décadas, por lo tanto, la CFE opera de manera impune porque Samalayuca no puede ampararse para que la paraestatal cumpla su parte.

Un hombre mayor, quien aseguró haber estado en aquella reunión de 1982 donde la CFE acordó cumplir con las exigencias de los pobladores, apunta que el documento firmado por ambas partes fue desaparecido a propósito.

“Pasó una cosa, ‘un accidente’ o no sé qué haya sido, pero en ese tiempo Miguel Hernández era el secretario ejidal y él tenía los documentos de ese acuerdo, entonces quemó su casa adrede y un puesto que tenía junto con todos los papeles, entonces el ejido de Samalayuca ya no pudo reclamar”, aseguró.

Comentó que solicitaron los documentos a la termoeléctrica para reemplazar el anterior, pero la petición fue denegada.

“Samalayuca ya no pudo reclamar nada y la Comisión dijo: ‘no sé nada, enséñeme los papeles’, pero cuándo se los vamos a enseñar, si ese señor quemó todo, cometió esa pendejada porque le dieron beneficios, le construyeron un pozo en su rancho y no quiero decir a qué otra persona le instaló luz eléctrica, fue el primer cabrón que la tuvo, no había luz en ningún otro pinche rancho”, contó.

Desde entonces, según el presidente seccional, cada año disminuye la reserva de agua en mantos acuíferos; consecuentemente es menor la producción agrícola, uno de los principales motores económicos del lugar.

Ejidatarios siembran con semillas híbridas, porque las utilizadas en el pasado no germinan debido a que requieren mayor humedad en el subsuelo, dijo José Luis.

“Supuestamente la semilla híbrida produce más, pero no es eso, sino que a la otra planta le robó la humedad, antes no necesitabas sembrar y salían calabazas por todos lados, no precisamente por lluvia”, acotó.

Mientras tanto, una mujer que vive en las inmediaciones de la antigua carretera Panamericana, la vía principal de Samalayuca, declaró que el suministro de agua para uso cotidiano es muy poco, pero reiteró que la mayor afectación es al campo.

“Se secan las cosechas porque ya no alcanzan a sacar agua, no alcanzan para regar, antes salía bastante agua, pero en cuanto la CFE comenzó a hacer pozos, se resintió”, expresó. “De la termoeléctrica le puedo decir lo mismo que todos sabemos: contamina y nos secó los mantos acuíferos. Comenzó a afectarnos desde el momento en que fue haciendo perforaciones y se fue llevando el agua, secó los mantos”, agregó.

Al solicitar su versión respecto a la explotación de los pozos, el superintendente de la termoeléctrica, Ernesto Ríos, rechazó declarar e impidió a Norte el acceso a la planta por “lineamientos” de la paraestatal.

Hasta el cierre de la edición no fue posible localizar a Miguel Hernández, señalado como el responsable de quemar el contrato que obligaba a la CFE a reparar el daño a los mantos acuíferos. (Norte Digital)

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