El águila de delicias

Por Carlos Gallegos Pérez.- El Escuadrón de Pelea Aérea 201, célebre con el nombre abreviado de Escuadrón 201, como sabe usted, fue una fuerza de combate mexicana que participó en la Segunda Guerra Mundial en las lejanas islas filipinas, en el infierno de balas, calor, mosquitos y muerte de Luzón y Formosa.

Uno de sus miembros, a los que la historia rescata con el mote de Águilas Aztecas, duerme en su tumba eterna del  Panteón Municipal de Delicias.

Es el Capitán Segundo en Retiro Olegario Gómez Rodríguez, nativo de Tepic y avecindado aquí a partir de 1964,  hasta su muerte en 1978.

El recluta Olegario se fue a la guerra junto con 299 soldados y oficiales después de recibir entrenamiento en Cozumel,  Idaho y Texas. 

De ahí, al teatro de la muerte, al frente del Pacífico, a pelear contra los japoneses.

Fue mecànico y ametralladorista. Su agrupación sumó 25 misiones de combate.

Vio morir a cinco compañeros, cuya retina  cristalizada capturó, como última imagen, la figura del emblema de su escuadra,  un Pancho Pistolas engallado y valiente. 

Al fin mexicanos.

Su hijo Olegario atesora las medallas que tachonaron su pecho, la espada samurai que se trajo envuelta en papel de arroz, los utensilios de làmina liviana en que comía, un paracaídas raído por los años, el certificado de honor que le entregó en Bellas Artes el presidente Ávila Camacho, la réplica de la placa negra  depositada en el castillo de Chapultepec donde se leen su nombre  y su grado.

Sus viejos vecinos del barrio del Cine Río, los hijos de los hijos de sus clientes de su  tienda de ropa de la calle 3a, lo recuerdan como un caballlero de porte recto, de andar marcial, serio, de aire taciturno, perdido en sus evocaciones de los días en que  voló  sobre las aguas azules del Pacífico sur.