Crónicas desde la franja de Gaza

18. LA EMBARRADA

  • Por Editor R
La Embajada

La Embajada

No sirve para nada

No sirve para nada

Bandera sucia

Bandera sucia

Crucero en Tel Aviv

Crucero en Tel Aviv

La costa

La costa

En soledad

En soledad

El Mediterráneo

El Mediterráneo

Un andador

Un andador

Nublado

Nublado

Área de descanso

Área de descanso

Modernos

Modernos

Chango de cabeza

Chango de cabeza

En la cresta

En la cresta

Respetan los pasos

Respetan los pasos

Por Osbaldo Salvador Ang.- La pura verdad, no sé para qué chingados existe la Embajada de México en Tel Aviv.

Sus oficinas están muy bonitas, de lujo, diría yo, pero los funcionarios no sirven para maldita la cosa.

Se hallan ubicadas en 25 Hamered St Trade Tower 5o Piso Tel Aviv 68125, Israel, muy cerca del famoso Mercado Markel. 

El Embajador Mauricio Carnero Figueroa ya no está aquí, pero sus excolaboradores ocultan las cosas.

En su lugar, mientras La Sheinbaum designa a otro, atiende el Jefe de Cancillería, Alejandro León Vargas.

Caminé del hotel por todo el malecón, en donde todo mundo camina junto a la orilla de la playa o se mueve en patínes del diablo motorizados. 

Incluso, en la playa juegan un rarísimo juego mezcla de futbol y volivol. La cancha es de voly  sobre la arena, con la red playera clásica. 

Pero no tocan la bola con las manos. Los pases y los ataques al otro lado se realizan con la cabeza, los hombros, el pecho y las piernas.

Debe ser el futboly o Volifut.

La caminata es muy agradable porque se siente el fresco de la playa y la brisa del mar. Así que en veinte minutos llego a la Torre.

Afuera ondea, entre otras, una bandera mexicana descolorida. Ni siquiera tiene el águila en medio. Solo los tres colores clásicos.

Subo por el elevador al quinto piso.

Me recibe un hombre rubicundo, muy alto y muy amable. Dice que irá adentro a ver quién me atiende. Regresa y expresa que me siente y que espere un rato.

Es de Israel, es judío, pero habla muy bien el español y es muy platicador. Empezamos a hablar sobre la ciudad de Tel Aviv, las noticias y el periodismo.

El gigantón guardia me obsequia una extraordinaria clase del ser judío y de los problemas que ha acarreado la guerra.

“Para entender a Israel hay que vivir aquí y hablar hebreo”, me dice.

Luego añade que en Israel han sucedido muchos milagros que explican el sentimiento religioso de la comunidad judía.

"En cien años no ha habido un solo día en que no esté Israel en alguna guerra", subrayó. 

Después abordamos el interesantísimo tema de la inteligencia y la solidaridad entre los miembros de la comunidad judía.

Por ejemplo, Israel es el país que ha ganado más premios Nobel en todos sus ámbitos.

Y ha logrado un desarrollo impresionante en la ciencia, la medicina, en las artes, la seguridad y el urbanismo.

El guardia platica que un Primer Ministro llegó a Israel para estar dos semanas, no para hablar con nadie, sino para sentir el pulso de la comunidad y descubrir el quid de los judíos.

Cuando me iba a revelar qué había descubierto ese personaje, entró el idiota Jefe de Cancillería e interrumpió la conversación.

Se hubiera quedado encerrado en su oficina.

Solo fue a decirme que no podía decir nada y menos a un periodista.

“Yo no dejo de ser funcionario y usted no deja de ser periodista”, dijo el muy pendejo.

Cada pregunta que le hice la contestó con un “no puedo hacer comentarios”.

Ni siquiera me pasó a su oficina. Fue a la sala de espera de la entrada y se sentó un ratito en un sillón.

Comentó que era de Oaxaca. Recordé entonces cuanto decía Artemio Iglesias, el Filósofo de Rubio, en estos casos.

“Estos oaxaqueños, hasta el queso hacen bolas”, manifestaba y reía.

Pinshi Marcelo Ebrard se la pasó seis años haciendo campaña desde su cargo como Secretario de Relaciones Exteriores.

Usó el puesto y los recursos públicos para promover su aspiración de ser Presidente de la República.

Hablaba puras bullsheterías y ahora resulta que este pendejo no puede ni decirle a un mexicano en Tel Aviv en dónde está un baño para mear. 

Aparte me pidió apagar el celular. 

Así que agarré mis chivas y me despedí del estulto personaje, bueno-para-nada, que está ahí para ocupar una oficina y cobrar la quincena.

Me paré un instante para despedirme del amable guardia que me platicó la sustancia judía, pero el Jefe de la Cancillería, el inútil, todavía se devolvió.

“Como dije, no podemos hacerle ningún comentario al señor y como usted trabaja en la Embajada, tampoco puede decirle nada”, le comentó.

El aludido volteó a verme con una sonrisa que dijo todo. Como si no pudiera creer que un funcionario de una embajada mexicana tratara así a un paisano suyo en el Medio Oriente.

Así que por mí, que shingue a su madre el oaxaqueño Jefe de Cancillería. 

En lugar de embajada, es una embarrada, pero de mierda, pensé.

PD.- Busqué en el Google a qué se atribuye el rasgo tan especial de los judíos y descubrí dos razones.

Una, que al ser el pueblo elegido por Dios y ser descendientes de Abraham y Moisés, adquieren una personalidad muy especial.

La otra, que son muy ahorrativos y solidarios porque siempre están en guerra y se apoyan unos a otros con un énfasis remarcado.

Por ejemplo, creen a pie juntillas que se está cumpliendo la profecía que advirtió que todas las naciones se unirían contra Israel.

En su guerra contra Gaza, se han alineado del otro lado países como China, Rusia e Irán, que para ellos significa la materialización de la profecía.