Crónicas desde la franja de Gaza

9. LA ORACIÓN 

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Todos juntos

Todos juntos

En lo mismo

En lo mismo

Las formas

Las formas

Descalzo

Descalzo

Siguiendo la línea

Siguiendo la línea

El Corán

El Corán

Para el que quiera

Para el que quiera

En árabe

En árabe

La entrada

La entrada

Oraciones

Oraciones

De rodillas

De rodillas

Sacramental

Sacramental

A lavarse

A lavarse

Sin zapatos

Sin zapatos

De uso común

De uso común

El metiche

El metiche

Huaraches para todos

Huaraches para todos

Purificar cuerpo y alma

Purificar cuerpo y alma

Lavarse los pies

Lavarse los pies

Por Osbaldo Salvador Ang.- El Kazem me invitó a una mezquita cerca del mall donde trabaja y yo acepté de inmediato. Dijo que podía tomar fotografías sin problema pero que debía seguir a los demás.

Fuimos a la mezquita The Old Mosque of Tila’a Ali. La hora de la oración era a las 12:20. Caminamos unas cuatro cuadra hacia arriba y llegamos al lugar.

Era muy distinta a la Mezquita de Abdallah.

La de ahora era como de barrio.

Antes de entrar, nos quitamos los zapatos y bajamos por una escalera a una especie de baños. Ahí tomamos unos huaraches o sandalias. Son de uso común.

Luego, se lava uno las manos y los brazos hasta los codos. Enseguida, tres veces seguidas, se enjagua la boca y luego otras tres la nariz. La frente, el cabello y la cara, se alisan con agua.

Todo esto, explicó Kazem, es para purificar el cuerpo y la oración es para purificar el alma.

Enseguida entramos a la sala -por así decirlo- de la mezquita, en donde la alfombra roja y mullida recibe a sus fieles.

Un hombre vestido con una larga túnica y sombrero redondo, metido en una especie de confesionario, empezó a dirigir la oración.

A la primera frase, nos doblamos y pusimos las manos sobre las rodillas. A la segunda, hincados y sentados sobre las piernas y, a la tercera, con la frente y las palmas de las manos sobre la alfombra.

Luego nos volvíamos a parar.

Cada vez que el líder religioso expresaba una frase, los asientes, que en un santiamén llenaron la mezquita, realizaban uno de estos movimientos.

Más o menos cada treinta segundos o cada minuto se hacían los cambios. 

El último, sentado sobre las piernas y las manos sobre las rodillas, duró como cinco minutos. Estuvo duro y algunos ancianos no podían levantarse.

La oración duró al menos veinte minutos.

Yo terminé molido, como si hubiera estado en una clase de yoga. 

Salimos de la mezquita y en el camino me dijo el joven sirio que la oración se hace cinco veces al día y que debe practicarse en el lugar que se encuentre cada quien.

Por ejemplo, en el café Dimitri, donde lo vi, había en una esquina un pequeño cuarto con una cortina corrediza que se usa para este fin.

Kazem me platicó sobre el Corán y el episodio donde María es llamada a procrear a Jesús en la santidad.
Yo le hablé de Abraham, de Ruth, de David y Jesucristo y se interesó mucho en la vida de la mujer.

Luego el habló de Jacob e Isaac, con algunas diferencias entre los parentescos según la Biblia y según el Corán.

Después le pregunté qué decía el texto de la oración que se profesa en la mezquita y pude ver entonces las frases enteras traducidas al español.

Exordio 1
En el nombre de Alá, el Compasivo, el Misericordioso

Exordio 2
Alabado sea Alá, Señor del Universo

Exordio 3
El Compasivo, el Misericordioso

Exordio 4
Dueño del Día del Juicio

Exordio 5
A ti solo servimos y a ti solo imploramos ayuda

Exordio 6
Dirígenos por la vía recta

Exordio 7
La vía de los que tú has agraciado, no de los que han incurrido en la ira, ni de los extraviados