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Plasman Tarahumaras ritual del peyote en pinturas del siglo XVIII

Chihuahua.- Dentro de la Cueva de las Monas, ubicada al norte de la ciudad de Chihuahua se encuentran pinturas rupestres efectuadas en las inmediaciones del siglo XVIII, en las que los antepasados plasmaron...
  • Por Mariana Primero

Ritual del peyote

Ritual del peyote

Un corredor después del ritual

Un corredor después del ritual

El chamán y los presentes

El chamán y los presentes

Usaban la cueva como sitio especial

Usaban la cueva como sitio especial

Chihuahua.- Dentro de la Cueva de las Monas, ubicada al norte de la ciudad de Chihuahua se encuentran pinturas rupestres efectuadas en las inmediaciones del siglo XVIII, en las que los antepasados plasmaron el tradicional ritual de la raspa del peyote.

En la parte central de la cueva, se aprecia un chamán que efectúa la tradicional raspa del peyote, con una baqueta en la mano derecha y una especie de raspador en la izquierda, igualmente presenta pintura en la parte superior del torso.

A su izquierda, la figura de un hombre, que representa al género masculino, y a su derecha la figura de una mujer en representación de las féminas, de tamaño menor un pequeño individuo que apoya al chamán en el ritual sagrado.

Todos dentro de un fondo blanco, en el que sobresale la planta del peyote en la zona superior, cerca de ellos y de mayor tamaño un individuo que es rodeado por un círculo de conocimiento y fuerza, según explicó el Antropólogo Enrique Chacón.

El hombre simula movimientos similares a los de un deportista o de un corredor, por lo que se traduce que posterior al ritual efectuó alguna actividad atlética y representa a los deportistas o corredores Tarahumaras.

La importancia de las pinturas rupestres radica en que el ritual de la raspa del peyote permanece en la cultura Tarahumara desde sus ancestros, y la práctica es documentada además en varios libros, entre el más conocido, El Mundo Desconocido del autor Carl Lumholtz.

A pesar de que entre la cultura también predomina la tradición de colocar pintura en el torso de los bailarines en rituales religiosos, el Anteopologo resaltó que la información y el significado se perdió con el tiempo, pero los tarahumaras contemporáneos continúan con la costumbre pese a desconocer el origen.

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