
Por Osbaldo Salvador Ang.- Corría el año de 2004 y el entonces Presidente de la República, Vicente Fox, hizo una visita a la sierra de Chihuahua.
Concretamente, arribó al Municipio de Guadalupe y Calvo, con el objeto de revisar una carretera que construía el Gobierno Federal.
Era la de Baborígame a la cabecera municipal, una obra anhelada durante décadas por los lugareños sierreños.
Era de terracería, no estaba pavimentada, pero los de Guadalupe y Calvo le llamaban carretera.
Al llegar al río Tehuerichi, se dieron cuenta que no había puente y que eso obstaculizaba la gran obra carretera.
Pero ya no había recursos.
El puente ameritaba un gasto de once millones de pesos.
Nadie los tenía.
El Gobernador del Estado era Patricio Martínez, así que con su consabido estilo codo y rocoso, propuso:
-Que la mitad la ponga el Municipio y la otra mitad la Federación.
Fox negó con la cabeza pero empezó a preguntar cómo diablos hacerle para construir el puentecito sobre el Río Tehuerichi.
En eso, se escuchó una vocecita atrás del contingente:
-Señor Presidente, ¡yo me chingo ese puente!
Era Xóchitl Gálvez. Fungía como Comisionada para los Pueblos Indígenas del Gobierno de Vicente Fox.
Así se hizo el puente. Xóchitl puso los once millones, el puente fue construido y la carretera a Baborígame inaugurada.
Y lo digo desde aquí, porque éste es mi Pódium.