Opinión

El Bronco de Chihuahua

  • Por José Oswaldo
El Bronco de Chihuahua

Almajuarense

Por Francisco Rodríguez Pérez

En un contexto histórico actual que bien pudiera considerarse como una interpelación del pasado, es importante profundizar un poco más en la experiencia electoral que fue capaz de convertir en Gobernador de Chihuahua al candidato independiente Alfredo Chávez Amparán.

Para lograrlo, me apoyaré en la información contenida en el último capítulo de “Crónicas Chihuahuenses. De la Conquista al Cardenismo”, obra de Pedro Gómez Antillón.

A finales de marzo de 1940, el Partido de la Revolución Mexicana decidió que el ingeniero Fernando Foglio Miramontes sería su candidato al Gobierno de Estado de Chihuahua.

Sin desanimarse y tras hablar con el Presidente Lázaro Cárdenas del Río al respecto, Alfredo Chávez se acomodó la tejana y prosiguió sus trabajos electorales “para demostrar a los elementos de la contrarrevolución que antes de las camarillas y hombres nefastos en el poder, deben respetarse las leyes y los programas de los regímenes progresistas”.

El 4 de mayo de 1940, quedó constituido el Partido Revolucionario Independiente de Chihuahua, para sostener la candidatura de Alfredo Chávez, cuya directiva quedó compuesta por el diputado local Baltazar Aguirre, como presidente; el diputado local Ambrosio Gutiérrez, como secretario general; el Lic. Francisco Tovar y Vargas, como secretario de organización; el diputado local José Reyes Estrada, en propaganda; el administrador del rastro municipal, Lorenzo Crosby, como tesorero; el dirigente de la FTE-CTM, profesor Alberto Olivas, en asunto obreros; el dirigente del Comité Provisional de la LCA, Melquiades Virrueta, en Acción Agraria; el diputado local Carlos Becerra Silva, en asuntos militares; Leobardo Chávez, Asuntos Populares, y Fernando Gallardo, en asuntos juveniles.

La organización del PRICH, que desconocía las elecciones internas del PRM, iniciaba una verdadera rebelión.

Los últimos días de mayo y primeros de junio de 1940, Chihuahua ardía por la fiebre política.

El PRICH desacreditó a Tranquilino González, Presidente del Comité Regional del PRM, quien –decían– había estado preso seis años en Durango por el delito de peculado, coincidiendo así con las denuncias de corrupción hechas por los partidos abiertamente adversarios al PRM.

Acosado por chavistas y almazanistas, el PRM decidió expulsar de sus filas a los partidarios del PRICH, incluyendo al Gobernador, Gustavo L. Talamantes, y los diputados locales Silverio Villalobos y Pedro Díaz. Los expulsados respondieron no ser traidores al PRM, al oponerse a candidaturas impopulares.

El 15 de junio hizo su entrada a Ciudad Juárez el candidato presidencial Manuel Ávila Camacho, quien recibió manifestaciones de apoyo tanto por parte de los foglistas como de los chavistas. Gente armada y de a caballo como en los tiempos revolucionarios, recorrieron junto al ex Secretario de la Defensa Nacional las poblaciones del noroeste chihuahuense, demostrando los chavistas su mayoría evidente; pese a los agasajos y demostraciones de adhesión, Alfredo Chávez no lograba que Ávila Camacho cambiara su decisión de apoyar a Foglio Miramontes.

El día 24, Ávila Camacho se reunió con la burguesía local en el Casino de Chihuahua, utilizando declaraciones moderadoras que avisaban el reflujo de la lucha de clases y pidiendo cooperación para corresponder a los anhelos populares. También en la Capital del Estado, Ávila Camacho pudo ver a las mayorías chavistas ofrecerle su apoyo a cambio del respeto a la candidatura populachera de Chávez Amparán; 20 mil chavistas contra 4 mil foglistas, hicieron reconsiderar la situación a Ávila Camacho, quien terminados los actos formales convocó a una reunión para esa misma noche en la casa del General Rodrigo M. Quevedo –situada en el paseo Bolívar frente al parque Lerdo–, en la cual estuvieron el propio candidato presidencial del PRM, Alfredo Chávez, Foglio Miramontes y el polémico anfitrión.

Como último preparativo de las elecciones federales y estatales del siguiente 7 de julio de 1940, el Congreso Local renovó parcialmente al Supremo Tribunal de Justicia del Estado.

El Gobernador y los diputados locales salieron a Torreón para entrevistarse con Cárdenas y manifestarle una vez más la delicada situación política del Estado, ante las más complicadas elecciones habidas en toda la historia local.

Con un absoluto control por parte de los talamantistas-chavistas, se verificaron las candentes elecciones.

El PRUN, el PRICH y el PRM reclamaron el triunfo.

Adelantándose a cualquier decisión que pudieran tomar la Federación o el PRM para favorecer a Foglio Miramontes, el Congreso Local publicó el decreto 163-9, por el cual se declaraba Gobernador electo a Alfredo Chávez Amparán, para el periodo del 4 de octubre de 1940 al 3 de octubre de 1944.

Heriberto Jara en el PRM y el Lic. Ignacio García Téllez en la Secretaría de Gobernación, considerando imposible que el PRICH lograra imponerse al PRM, desconocieron los efectos del decreto 163-9, alegando que la XXXVIII Legislatura Estatal carecía de facultades para calificar las pasadas elecciones.

En el litigio por la gubernatura de Chihuahua, Chávez Amparán recurrió a los servicios del Lic. Hilario Medina, catedrático de la Facultad de Derecho de la UNAM, quien demostró la inconsistencia de las argumentaciones de los foglistas y afirmó que cualquier intervención de la federación sobre tal decisión del Congreso Local violaría la soberanía del Estado; reconociendo las diferencias con una democracia abstracta y pura, Medina sostuvo que en el caso de Chihuahua, los resultados electorales eran lo más aproximado a la democracia real.

Había triunfado “El Bronco” de Chihuahua.

El 5 de septiembre de 1940, el Gobernador Talamantes anunciaba que el triunfo de los chavistas había quedado arreglado favorablemente, con la intervención de Cárdenas del Río y Ávila Camacho.

El 16 de septiembre el gobernador saliente anunció el término de la rebelión contra el PRM: “habiendo cesado las causas que originaron la separación temporal del partido de la Revolución Mexicana, puede estimarse que sería conveniente iniciar las gestiones conducentes para reintegrarse a sus filas ya que en su seno están comprendidos todos los elementos revolucionarios del País y su programa es el que ha servido de norma a nuestra actuación oficial”.

El 3 de octubre de 1940 Chávez Amparán entraba en funciones como gobernador, habiendo asistido al acto de toma de posesión, Dámaso Cárdenas del Río, quien fue un factor determinante en los resultados de las elecciones más enconadas que, hasta entonces, se habían registrado en Chihuahua.

El 20 de octubre de 1940, Foglio Miramontes aceptó públicamente su derrota electoral, pero logró que su planilla de diputados federales y senadores quedara íntegramente aprobada por el Congreso de la Unión. Con ello, el PRM había reparado su lastimado orgullo y los foglistas sólo habrían de esperar cuatro años su turno para obtener el gobierno de Chihuahua por el sexenio 1944-1950.

En 1940, aquel conflicto electoral entre callistas y cardenistas, se resolvió en una negociación que llevó al candidato independiente, Alfredo Chávez Amparán, a la gubernatura de Chihuahua, tras el triunfo que obtuvo sobre Fernando Foglio Miramontes, quien fue el siguiente gobernador.

Fueron pleitos internos que retrataban a una joven familia revolucionaria; la mecánica del partido funcionaba y la democracia corporativa, de reciente creación, no tenía enemigo peligroso; la competitividad era interna, como recuerda el investigador Alberto Aziz Nassif.

Pedro Chávez Antillón concluye su obra “Crónicas Chihuahuenses” con la siguiente reflexión: “En 1923, el honesto intelectual Jesús Silva Herzog advirtió que la Revolución Mexicana se hallaba en crisis ideológica y poco después la declaró muerta. Un intenso período de la historia de Chihuahua había concluido”.

No lo creo así. Por el contrario, los herederos ideológicos de la Revolución Mexicana, del Nacionalismo Revolucionario, todavía podrían estar preparando sorpresas, como la de “El Bronco” de 1940, no sólo en Chihuahua, sino en México, siguiendo su máxima política en defensa de la Democracia y, sobre todo, la JUSTICIA SOCIAL. ¡Hasta siempre!