Cuando Teto Murguía Lardizábal iba de candidato a la presidencia municipal de Ciudad Juárez, en 2016, su postulación fue definida en una asamblea que se llevó a cabo en el gimnasio del colegio de Bachilleres.
El lugar estaba lleno hasta las manitas.
El candidato entró saludando a todo mundo y duró al menos media hora de recorrido.
Se veía feliz.
Cuando le tocó hablar dijo que estaba muy emocionado, que estar con su gente lo revitalizaba y ya se sabe, el bla bla bla que se acostumbra en esos discursos de la política.
Empero El Teto no era un candidato ordinario y debía salir con algo original.
Así que en la cúspide de la emoción expresó:
“Los quiero tanto que si pudiera les daría un beso a todos. A las damas en la mejilla y a los caballeros en la cabecita”.
El respetable publicó soltó la carcajada por la tetonada.
Luego el mismo Teto hizo la aclaración correspondiente:
“Pero en la cabecita de arriba, no en la de abajo, no se emocionen”.
Una segunda carcajada inundó el gimnasio y distensó el ambiente.
Y lo digo desde aquí, porque éste es mi pódium.