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Venimos a México por nuestros derechos: Caravana por la Justicia en la Sierra Tarahumara

México, DF.- "Queremos que nos resuelvan estos problemas, por eso llegamos hasta aquí, no ha habido más respuestas en Chihuahua y por eso venimos aquí para que nos reconozcan...
  • Por Editora Aux

Venimos a México no por colores, sino por nuestros derechos

Venimos a México no por colores, sino por nuestros derechos

Buscan vivir bien, tener salud y libertad

Buscan vivir bien, tener salud y libertad

Asistieron de varias regiones de la sierra

Asistieron de varias regiones de la sierra

Realizaron un viaje de 24 horas hasta la ciudad de México

Realizaron un viaje de 24 horas hasta la ciudad de México

con la convicción de exigir justicia y respeto a sus derechos

con la convicción de exigir justicia y respeto a sus derechos

Fueron al DF por respuestas que en Chihuahua no tenían

Fueron al DF por respuestas que en Chihuahua no tenían

México, DF.- "Queremos que nos resuelvan estos problemas, por eso llegamos hasta aquí, no ha habido más respuestas en Chihuahua y por eso venimos aquí para que nos reconozcan y que nos vean”, expresaron los representantes de las comunidades tarahumaras y ódami.

Un viaje de 24 horas para llegar hasta la ciudad de México tuvieron que realizar los integrantes de la Caravana por la Justicia en la Sierra Tarahumara desde Chihuahua, con la convicción de exigir justicia y respeto a sus derechos al territorio y la consulta, ya que las autoridades estatales han ignorado reiteradamente sus demandas.

Algunos de ellos, como es el caso de los pobladores de Choreáchi, y Coloradas de la Virgen en Guadalupe y Calvo, tuvieron que caminar dos días entre cumbres y barrancas para tomar un camión en Guachochi, trasladarse a Chihuahua y de ahí partir en carretera hacia México.

Otros más arribaron provenientes de las comunidades de Huitosachi, Bakajípare y Mogótabo del municipio de Urique y Bosque de San Elías-Repechike en Bocoyna.

Durante las diversas reuniones que han sostenido en el Supremo Tribunal de Justicia y la Cámara de Senadores desde el pasado lunes, los indígenas han exhibido las violaciones a sus derechos y problemas, de los cuales han sido víctimas que desde hace décadas en la Sierra Tarahumara por parte de caciques, mestizos, madereros, empresarios y políticos, protegidos por el gobierno en turno.

Y aunque se han obtenido sentencias a favor de los pueblos originarios en prolongados juicios agrarios, no han sido llevadas a cabo por las autoridades correspondientes, demorando así la obtención de la justicia para los rarámuri y ódami.

A ello se le suma la violencia y hostigamiento que ya cobraron la vida de al menos cuatro habitantes de dichas comunidades que hasta el momento han quedado impunes.

Manuel Torres Ayala, de la comunidad de Mala Noche manifestó su preocupación ante el despojo de sus territorios, aquellos que también habitaron sus padres y abuelos.

“Ahí vivimos, ahí nacimos, nuestros antepasados también”, enfatizó el indígena ódami, quien acusó que personas ajenas a ellos ocuparon sus espacios y les quitaron sus derechos y la tranquilidad.

“Ellos dicen que son dueños ahora, y que nosotros no somos reconocidos, por eso hicimos el esfuerzo de venir hasta acá, no nos dejamos, queremos que nos reconozcan, que sean nuestros derechos”, refirió.

El comisario de policía de Choreachi, Juan Ontiveros Ramos, busca una solución con las autoridades federales ante la violencia y tala de bosques que ha entristecido a los pobladores de esta comunidad.

Por su parte, Lorenzo Moreno Pajarito, primer gobernador de la comunidad de Bacajípare demandó la protección de los manantiales de donde toman agua, pues ha sido una lucha de muchos años y las cosas no han mejorado, sino todo lo contrario.

“Queremos que nos resuelvan estos problemas, por eso llegamos hasta aquí, no ha habido más respuestas en Chihuahua y por eso venimos aquí para que nos reconozcan, que nos vean, que necesitamos de su apoyo, y que vayan a ver que sí estamos afectados, y las violaciones que han hecho a nuestros derechos”, aseveró.

Moreno pidió agilidad a las instituciones que conocen de las diversas problemáticas en la Sierra Tarahumara para que se resuelvan definitivamente sus problemas.

Emilio Enríquez Cruz, habitante de Bosque de San Elías-Repechike coincidió con preocupación al igual que sus compañeros respecto a la tala de árboles en el bosque de la zona serrana, y por las afectaciones que les han causado las obras del aeropuerto de Creel, y advirtió que el panorama no pinta para mejorar ante la instalación del gaseoducto Encino-Topolobampo.

Alfonso Molina Carrillo, de Coloradas de la Virgen, también externó su temor ante las acciones que han emprendido los caciques para despojarlos de sus territorios, y afirmó que la lucha de las comunidades indígenas para detener la tala de bosques no se detendrá hasta que exista una solución.

“Estamos corriendo peligro con ese conflicto, queremos que ya no talen el bosque, queremos cuidar nuestra agua, porque acaban con todo, con los animales y nosotros nos enfermamos porque ya no tenemos plantas medicinales”, manifestó Molina con consternación.

Para Miguel Cruz Moreno, quien vive en la comunidad de Mogótavo, pareciera que ante la Dirección de Turismo y Secretaría de Economía del estado de Chihuahua son “invisibles”, ante la construcción de los complejos hoteleros y turísticos de los cuales no fueron nunca informados.

“Ellos lo hacen sin consultar a la comunidad, y queremos que respeten el territorio de nosotros, los mestizos se creen dueños… queremos que nos resuelvan para que nos respeten”, señaló.

Del mismo modo, Luis Pérez Enríquez habitante de Bosque San Elías-Repechike, exigió el derecho de reconocimiento y consulta previa, libre e informada.

“Sufrimos por la construcción del aeropuerto, se hizo sin consulta, cercaron con malla ciclónica el paso de la gente, también nos oponemos a la construcción de la línea del gaseoducto”, dijo.

Ante este largo recorrido en la búsqueda de la justicia, los rarámuris y ódamis se muestran optimistas y sobre todo pacientes; aclararon que no se oponen al desarrollo, pero a decir de ellos mismos, la visión de gobierno del estado ha sido invasiva, imponiendo sus proyectos e ideas ante los pueblos indígenas que deberían ser los actores principales de decisión, para así respetar su medio ambiente, la armonía y la belleza natural de la Sierra Tarahumara, a diferencia de como lo ha sido con el Fideicomiso Barrancas del Cobre, el cual no va acorde a la región.

Vivir bien, tener salud y libertad, sin el interés de acumular riquezas materiales, es la visión de las comunidades serranas del desarrollo.

 

 

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