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OVIDIO Y AMLO ¿AMOR CON AMOR SE PAGA?

  • Por lujardo
OVIDIO Y AMLO ¿AMOR CON AMOR SE PAGA?

Por Ricardo Luján 

El efecto Trump en la lucha antinarco y la estrategia gringa para pactar con delincuentes han traido resultados sorpresivos, irónicos y hasta paradójicos.

En octubre de 2019 luego de la primera captura de Ovidio Guzmán el presidente López Obrador ordenó su liberación “como un acto humanitario para evitar la muerte de 200 civiles inocentes, pues la reacción del cartel de Sinaloa hubiera sido sangrienta”.

Ahora, seis años después, la guerra intestina del cartel de Sinaloa, entre la chapiza y los mayitos ha cobrado la vida de cientos de civiles inocentes, incluyendo niños y más de mil homicidios, mil 300 desaparecidos en combate y 3 mil robos de vehículos, en tanto que Ovidio, su amigo y por tantos años protegido, -aquel joven entusiasta  que se juntaba con sus hijos-, seguramente ya cantó, regó la sopa y está hablando del trato por el Culiacanazo, del reoarto de control de territorios, el financiamiento de Morena y tantos otros temas compartidos entre la clase política mexicana y los capos de las drogas.

Durante medio año López Obrador evadió el tema y declaró que la decisión de liberar a Ovidio había correspondido a su gabinete de seguridad, y que él sólo había respaldado la postura.

Pero en junio del 2020 AMLO aceptó lo que todo mundo sabía: que él personalmente había pactado con el narco y autorizado la liberación del criminal.

 

Textualmente dijo: “Cuando se decidió liberarlo, para no poner en riesgo a la población, y no se afectara a civiles, porque iban a perder la vida -si no suspendíamos el operativo-, más de 200 personas inocentes en Culiacán, Sinaloa, y se tomó la decisión, yo ordené que se detuviera ese operativo y que se dejara en libertad a este presunto delincuente”, admitió en aquel tiempo el mandatario nacional.

 

Por otro lado, la semana anterior la presidenta Claudia Sheinbaum cuestionó al gobierno de Estados Unidos por hacer tratos con narcos, ahora considerados terroristas, luego que una veintena de familiares de Ovidio Guzmán fueran recibidos en territorio estadounidense y trasladados por agentes del FBI a lugares desconocidos, bajo un permiso especial justo cuando se daba a conocer que el heredero de el Chapo Guzmán se acogía al programa de testigos protegidos y que sería un Ratón muy cantador.

 

Luego del pacto por la narcopaz de AMLO a cambio de la liberación del heredero de el Chapo Guzmán, Claudia no tiene cara para reprochar al gobierno norteamericano su pacto con Ovidio, quien pasó de ser jefe del cartel de Sinaloa a terrorista y luego testigo protegido al servicio del gobierno de los Estados Unidos, al igual que su parentela, quienes seguramente ya tienen ciudadanía con la “Gold Card” o tarjeta Trump que cuesta 5 millones de dólares.

 

Lo que sí pudiera Claudia reclamarle a Ovidio es acaso su traición, pero tampoco, porque -además de que el gobierno mexicano entregó a los gringos en charola de plata las cabezas de 29 narcos de alto perfil-, ya se acabaron los tiempos de abrazos y no balazos, muy a su pesar pues todo es culpa del imperialismo yanqui y su presidente que anda sacando feria de todos lados donde chorree.

 

El caso es que el anuncio de la serenata que cantará Ovidio puso a temblar a la clase política cuatrotera, más aún cuando salió una relación de nombres de funcionarios mexicanos en lo que se llamó la Lista de Marco Rubio que aunque apócrifa se hizo viral por lo acertada y en la que aparece casi todo el gabinete, legisladores y gobernadores de Morena.

 

Lo único que le queda a AMLO es rogar al panteón de los dictadores para que Ovidio no olvide aquello de “amor con amor se paga” y no se ponga a cantar demasiado, pues un concierto 

completo condenaría al expresidente a no volverse a dejar ver en público y conformarse con seguir siendo el marionetero de Claudia.

 

Irónico final para el personaje más publicitado de los últimos años, con toda la narrativa y los reflectores de las mañaneras, y que ahora deberá figurar como un desaparecido más, de los miles que trató de borrar de las listas de los familiares buscadores.

 

Y respecto a la prole de Guzmanes y Garcías que ya gozan de la ciudadanía gringa gracias a los tratos de Ovidio con sus captores, seguramente para conseguir el asilo dijeron que huían de Sinaloa por la narcoviolencia que no  deja vivir, los muertos, los asaltos y las balaceras. Pobres gentes.