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Puso el cañón de la pistola en la boca de El Maíz y... disparó

Chihuahua (Por Héctor Arriaga, parte 3).- En forma inusitada, el viernes 3 de junio de 1988 los medios de comunicación de Chihuahua y del resto de la entidad publican, como nota principal,...
  • Por José Oswaldo
Puso el cañón de la pistola en la boca de El Maíz y... disparó

Chihuahua (Parte 3. Por Héctor Arriaga).- En forma inusitada, el viernes 3 de junio de 1988 los medios de comunicación de Chihuahua y del resto de la entidad publican, como nota principal, el artero y sangriento asesinato de cuatro miembros de una familia, dejando en segundo término la importante visita que realizara un día antes el entonces presidente Miguel de la Madrid y su esposa, la señora Paloma Cordero.

Ni la inauguración de varias obras o la sola presencia del primer mandatario fueron suficientes para que la prensa les otorgara la portada a ocho columnas, por lo que la crónica de la gira presidencial fue opacada por el múltiple crimen.

Los periódicos Diario y Heraldo de Chihuahua publicaron ese día los primeros datos del multi homicidio.

El Diario cabeceaba: “Misteriosa matanza de toda una familia”. La nota decía a su vez:

“Al estilo de los mafiosos de la alta escuela, cuatro miembros de una humilde familia de esta ciudad fueron ejecutados por sujetos aún prófugos de la justicia. En la sangrienta masacre solo sobrevivieron dos niños de 3 y 6 años de edad, quienes a las nueve y media de la mañana abandonaron la casa y solicitaron auxilio de los vecinos.

Una historia al estilo de los gángsters de la época de la prohibición en los Estados Unidos se podría describir con hechos de sangre acontecidos ayer en la madrugada en una humilde choza de la colonia Recursos Hidráulicos de esta ciudad. El móvil del crimen aún se desconoce; se habla de una venganza. Los asesinos casi voltearon la casa al revés, en busca de “algo” además de que torturaron a dos de sus víctimas, antes de ejecutarlas.

Se trata del crimen sangriento en contra de José Guadalupe Soto Rodríguez, mejor conocido en el bajo mundo como “el maíz”. Contaba con 50 años de edad. Desde 1954 se registran antecedentes delictivos contra él. Las remisiones por robos, venta de carrujos de mariguana y malos tratos a su mujer, suman unas 50. Su cadáver fue encontrado atrás de la choza, en el patio. Fue golpeado en el rostro en repetidas ocasiones. Su asesino le colocó el cañón del arma en la boca, al parecer para obligarlo a confesar “algo”. Luego le disparó. El proyectil quedó alojado en el cuello.

La esposa de “el maíz”, Juana Leticia Fierro de Soto de 33 años de edad, desde muy joven comenzó su carrera delictiva, primero como prostituta, luego como viciosa y ladrona. Su cadáver estaba junto a la puerta de la choza marcada con el número 8305 de la calle Leandro Rovirosa; presentaba dos impactos de bala, uno en el pecho del lado izquierdo. Otro en la ceja derecha. También fue torturada antes de ser acribillada. Un cordón blanco atado a unas pesas de cemento ataba (sic) en su extremo el cuello de la mujer”.

La crónica sigue: “Una hija de las víctimas, de nombre Martha Isela Soto Fierro, de solo13 años de edad yacía tendida sobre su cama, completamente desnuda. Fue asesinada de dos balazos en el pecho, al parecer dormía cuando la sorprendió la muerte. Otro miembro de la familia, José Guadalupe Soto Fierro, joven de 17 años que también a muy corta edad comenzó su carrera delictiva, aleccionado por sus padres. Su cadáver tendido en el piso daba la impresión de que lo sorprendió la muerte cuando trataba de dar auxilio a su progenitora. Recibió un balazo en el pecho a la altura de la tetilla derecha, y otro más que le cortó en el acto su vida y que le fue disparado a quemarropa en el cráneo con el que le dieron el tiro de gracia”.

Como colofón se publicó: “los asesinos respetaron la vida de dos inocentes. Una niña de 3 años de edad y un niño de 6 años, hijos de la pareja liquidada. Los vecinos del sector informaron que entre tres y cuatro de la mañana escucharon que gran cantidad de perros ladraban en la calle. Aseguran que no se dieron cuenta de más detalles. Una mujer que no quiso ser identificada dijo que escucho cuatro disparos de arma de fuego. En el lugar del crimen se encontraron cinco casquillos del calibre .22. Uno más del calibre 9 milímetros. Los asesinos usaron pistolas escuadras”.

A continuación y en base a los reportes recabados por la prensa entre los policías que luego realizarían la detención del asesino, la prensa manejó dos hipótesis. La primera apuntaba a que el hijo del maíz, conocido como “el maicito”, había tomado parte meses atrás en el asesinato de un joven en las inmediaciones de la colonia, por lo que podría tratarse de una venganza.

La segunda hipótesis, hábilmente filtrada por la policía, fue en el sentido de que un “conocido” de los occisos, habría acudido a la casa ese día y una vez adentro inició una discusión con el maíz al que le reclamaba “algo”.

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