La Fuente Móvil

AH SOLDADITOS

  • Por Editor R
AH SOLDADITOS

En una alarmante serie de eventos que socavan la confianza ciudadana, elementos del Batallón 105 de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), destacamentados en Coahuila, fueron denunciados por actos de extorsión en Ciudad Juárez. El lunes pasado, encargados de un estacionamiento privado en la zona centro acusaron a estos militares de exigir 100 dólares por vehículo, bajo el pretexto de que los autos eran robados. Posteriormente, fueron vistos en colonias como el Infonavit Juárez Nuevo, Ampliación Aeropuerto y El Granjero, retirando cámaras de seguridad de domicilios particulares con el argumento de que eran ilegales.​
Esta conducta representa una grave desviación de las responsabilidades asignadas a las fuerzas armadas. En lugar de proteger a la ciudadanía, los elementos parecen aprovechar su posición para intimidar y lucrar. La justificación de que las cámaras de seguridad son ilegales carece de fundamento. La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) ha aclarado que la instalación de cámaras en propiedades privadas es legal, siempre que se respeten los derechos de privacidad y la normativa de protección de datos. La Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares establece que la instalación de cámaras debe tener como objetivo la protección de bienes e instalaciones, así como la prevención y detección de delitos y los castrenses andan de castrosos, señalando que nada más no pueden apuntar a la vía pública. ¡Vaya usted a creerlo! La contradicción es evidente pues, anteriormente, las autoridades solicitaban la colaboración de los ciudadanos mediante el acceso a sus cámaras para combatir la delincuencia. Ahora, esas mismas herramientas son consideradas ilegales por quienes deberían fomentar su uso responsable.​
Es imperativo que las autoridades competentes investiguen y sancionen estos actos de abuso de poder. La militarización de la seguridad pública no debe traducirse en la vulneración de los derechos ciudadanos, algo de lo que se ha hablado hasta el cansancio desde la militarización de la ciudad en tiempos calderonianos. Hoy la misma Sedena repite historias del pasado en tiempos de la Cuarta Transformación. La confianza en las instituciones se construye con acciones que reflejen compromiso y respeto hacia la población, no con intimidación y extorsión.​ Así que personajes como Andrea Chávez, que no se sacan de la boca a Felipe Calderón, deberían poner ojos en este asunto antes de que se registre una tragedia.