La Fuente Dominical

Tan cerca de los gringos

  • Por El Criticón
Tan cerca de los gringos

“Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, una frase que se le atribuye haber dicho alguna vez al general Porfirio Díaz Morí a un diario español, a propósito del intervencionismo yanki. Lo dijo hace más de un siglo en el contexto de conflictos diplomáticos con los gringos y en momentos en que buscaba el reconocimiento a su gobierno, necesario en aquella época  para acceder a créditos bancarios como país y a compras en los mercados internacionales. Como ahora el interés norteamericameno era meramente de negocios y ya tenía fama de ser el Policía del Mundo, especialmente con Latinoamérica donde estableció enclaves económicos del tipo neocolonial. Por eso metía las manos en los asuntos políticos y la economía de nuestro país. El impacto de esa política siempre ha sido directo en Chihuahua por su condición de frontera. Desde los tiempos del México Independiente con la pérdida de Texas y la mitad del territorio mexicano, también el territorio chihuahuense fue mutilado al establecerse el río Bravo como frontera natural después de la guerra de 1847 en la que el ejército yanki llego a la capital del estado tras invadir México y derrotar en Paso del Norte y Sacramento a las milicias mexicanas. Fueron tiempos difíciles de formación de una nueva realidad al recorrerse la frontera. En las siguientes décadas la economía fue prácticamente guiada por el vecino país que impulsó la construcción del ferrocarril que atravesaba el territorio mexicano. Obviamente el interés era extraer las materias primas y minerales de América y llevarlas directamente a Estados Unidos ya establecido como el mercado económico más grande del mundo. Su intervencionismo les llevó a guiar el rumbo que tomó la Revolución mexicana donde dependiendo sus interés aplicaban el acta de neutralidad para prohibir la venta de armas a tal o cuál bando y se hacían de la vista gorda para que el bando revolucionario que más compromisos hacia con ellos, se armará hasta los dientes. Así perdió y cayó don Don Porfirio cuando ya no era afín a los intereses norteamericanos que lo veían como un riesgo para sus inversiones en el país por su avanzada edad y la falta de un escenario controlado de sucesión presidencial. Le permitieron a Madero invertir su fortuna en armas y derrocarlo. Le permitieron a Villa, Carranza y Obregón armarse hasta los dientes y le impidieron al Centauro comprar armas cuando ya no les servía a sus propósitos y los demás revolucionarios no batallaron en derrotarlo. Chihuahua casi fue destruido. Sus enormes haciendas otroras potencias en economía, sucumbieron y fueron repartidas. Juaritos casi fue demolido a cañonazos al igual que su economía y solamente se recupera a pasos agigantados cuando Texas y más adelante el gobierno Estadounidense prohíben el alcohol. En esos años, los 1920s, la vida nocturna del lado americano se mudó a Juaritos y provocó una recuperación más rápida que cualquier otra ciudad destruida por la guerra. Pero también le trajo consigo la leyenda negra generada por la economía subterránea de las mafias del alcohol, los casinos y la prostitución. Más adelante se tuvo un diferendo por el petróleo. México lo expropió en 1938 y obtuvo un bloqueo y embargo comercial de los gringos que a no ser por la Segunda Guerra Mundial todavía seguiría. En esos años el general Lázaro Cárdenas vendió petróleo a las potencias del Eje y logró evadir las medidas gringas. Adquirió buques petroleros alemanes y Estados Unidos se vio obligado a recular en su política cesando el embargo y haciendo aliado a México al grado declaramos la guerra a Alemania. Gracias a eso, Washington reconoció la expropiación petrolera y nos permitió vender petróleo; pero a ellos mismos. Chihuahua fue beneficiado directamente por el conflicto bélico. La economía de guerra hizo crecer la frontera mexicana, especialmente la vida nocturna de Juaritos impulsada por los militares de Fort Bliss y el turismo. La migración inducida por los norteamericanos apareció en esa década de guerra. Necesitaban mano de obra barata y armaron el programa Bracero llevando a buena cantidad de mexicanos a trabajar en las granjas americanas. La misma situación se repitió por varias décadas hasta que descubrieron que era más barato poner enclaves industriales en México. La enorme diferencia en el pago a un obrero mexicano en la industria automotriz a uno americano del mismo sector en el vecino país lo dice todo. Así se instalaron en los 1960 las primeras maquiladoras en Juaritos. Pero la migración no paró, al contrario. Cada vez fue mayor hasta llegar a los niveles descontrolados que se tienen ahora donde pueblos completos ya no solo de México, sino de Venezuela, Cuba o centroamérica, llegan para intentar cruzar la frontera que también en estos momentos vive el problema de la narcoguerra. Por cierto es por los años 1940s que un grupo de narcos le dan continuidad a la leyenda negra de Juaritos nacida en la época de Al Capone. La Nacha, Ignacia Jasso, creó su imperio al amparo de la corrupción policiaca y política que siempre ha existido y en ese ámbito sigue en este negocio hasta la fecha. Jasso duró 5 décadas dominando el negocio de las drogas en la frontera hasta su muerte. Después vendrían carteles más grandes liderados en su mayoría por policías y expolicías. La lista inicia con Armando Olivares, excomandante de la Federal; Rafael Aguilar Guajardo, de la Dirección Federal de Seguridad y muchos más hasta nuestra días donde los principales protagonistas siguen siendo policías y expolicías entre los que destaca Genaro García Luna iniciador de la guerra al narco y quienes llevan ya con este conflicto 15 años con un saldo de más de 40 mil muertos en Chihuahua, particularmente Juárez. Pero también es una guerra que no es ajena a Estados Unidos, el principal consumidor de drogas, vendedor de armas,  municiones y lavador de dinero. Claro que México no canta mal las rancheras, pero el principal factor de violencia es su cercanía con Estados Unidos donde los grupos delictivos se abastecen hasta de pertrechos militares y les dejan millonarias ganancias a los vecinos del norte, algo que Estados Unidos se niega a reconocer aunque ha tenido intentos como la Iniciativa Mérida de paliar su conciencia. En fin, pobre Chihuahua, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos.