La Fuente Móvil

EL GNOMO

  • Por Editor R
EL GNOMO

Dirían los cronistas taurinos de España que El Loerilla ya estaba matado pero todavía no estaba muerto. Utilizan esa expresión cuando el toro ya está en el piso y no podrá salvarse, pero aún le late el corazón. Por ésas anda el Senador morenista, ya sin el salvavidas que solía levantarlo y darle un soplo de vida. Terriblemente debilitado, puesto en justa dimensión, parece más ahora un cero a la izquierda que otra cosa. En sus últimas locuras que le han permitido usar se encuentra un chat de Senadores, es decir, la Cámara Alta del Congreso de la Unión. En ese vehículo de comunicación volcó Juan Carlos sus frustraciones y traumas de su ineficacia y ausencia de capacidad. Se trata realmente de un gnomo de la política, un actor que nunca tuvo nada y que se aprovechó de una relación única con el poder para crearse una falsa efigie. Fue una falacia su paso por los altos niveles y, ahora, tras el retorno a la realidad, bien podemos decir y escribir, que ya estaba matado desde enantes, pero que todavía no se ha muerto.