La Fuente Móvil

EL SEMBRADOR

  • Por JR
EL SEMBRADOR

Se han detectado lenguas viperinas, teclas venenosas y tinta radioactiva que busca generar discordia con chispazos de mentiras. El enemigo sin duda está en casa y no comparte el rango de ser legislador en funciones, es casi soldado raso, servil, de esos que, si le piden subir hasta el piso 11 de rodillas, lo hace sin chistar y sin pensar; al mero estilo del priismo más rancio que ha encontrado nueva vida en Morena. Pues, este personaje de bajo (casi invisible) perfil y perteneciente a la nómina legislativa, a quien La Fuente apoda “El Sembrador”, busca golpear en cuanto foro puede al diputado José Luis Villalobos. Son constantes sus comentarios criticándolo sobre su estilo de caminar, de vestir, incluso a sus colaboradores a los que no baja de “pinches chilangos sabiondos”. Los apodos que le pone a Villalobos son múltiples, dicen que si la creatividad que le pone a poner apodos la pusiera a su trabajo, otro cantar para su área de influencia en el Congreso local. Con la reciente reunión de Villalobos con las cabezas del empresariado local, donde Chava Carrejo recibió al legislador, quien escuchó planteamientos diversos y solicitó comunicación constante y coordinación permanente con ellos. “El Sembrador”, comenzó rápidamente a diseminar su perversa semilla criticando dicha reunión por la “poca planeación” de la misma, según su limitado criterio. Además, anda esparciendo la especia de que dicha reunión causó molestia en Palacio de Gobierno, lo cual, según le reportaron a La Fuente, es del todo falso. “El Sembrador” sigue instrucciones. No sabemos si de su exjefa y patrona, o de quien fuera su anterior jefe y exdiputado, pero tiene como objetivo mantener a raya al diputado Villalobos y está obsesionado con hacerle cambiar su estilo de trabajar. A ver si los coordinadores de las fracciones del PRI y del PAN le ponen un alto a “El Sembrador” porque si no lo hacen, los afectados serán ellos mismos, pues, su talento favorito es la traición. La Fuente se come las uñas de la curiosidad por saber quién es este obsesivo y ponzoñoso personaje legislativo.