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Me formé entre dinosaurios de la política: Felipe Terrazas

Por Héctor García Nieto.- (Parte 1) Don Felipe Terrazas Cázarez, con 46 años al servicio de la función pública, un verdadero maestro de las finanzas, se autodefine...
  • Por Osbaldo

En entrevista

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Expresivo

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46 años en la función pública

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Fue Tesorero General del Estado

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Se autodefine como dinosaurio

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Por Héctor García Nieto.- (Parte 1) Don Felipe Terrazas Cázarez, con 46 años al servicio de la función pública, un verdadero maestro de las finanzas, se autodefine orgullosamente como un político formado entre  dinosaurios.

Empero, para el entrevistado, ese vocablo significa haber sido instruído políticamente entre prohombres, con vocación de servicio, honestidad, rumbo y un proyecto ideológico.

“Yo tengo la formación de un dinosaurio”, dice.

Es el otro enfoque del término, detrás del uso peyorativo que suele dársele al concepto.

Entrevistado por La Opción de Chihuahua, Terrazas Cázarez habla de su trayectoria como servidor público y su paso por instituciones como la Tesorería General del Estado, la primer Sindicatura en el municipio de Chihuahua, Profortarah, la Uach, la Contraloría General del Congreso y el municipio.

Asimismo, realiza señalamientos trascendentales en temas como la deuda pública, las campañas políticas y el manejo de las finanzas.

Pero también habla de lo que no pudo ser y que ha anhelado ocupar en su larguísima trayectoria: la Dirección de la Facultad de Contaduría y Administración y la propia Rectoría de la máxima casa de estudios.

Aunque no es fácil definirlo, don Felipe Terrazas Cázares destaca por ser un hombre de convicciones. Sus 71 años de vida, de los cuales ha dedicado 46 al  servicio público, han acentuado su mesura y tranquilidad.

Esto es visible a la hora de opinar o responder, con una autoridad ganada a pulso, incluso en los más espinosos buscapiés que le han lanzado en su ya larga trayectoria, sea por la oposición o por la prensa.

No por nada, con una sonrisa que evidencia satisfacción, reconoce que fraguó su formación ideológica y política al trabajar con priístas de generaciones anteriores o de la vieja guardia.

Es, señala, un orgulloso "dinosaurio"; término que la oposición, en especial Acción Nacional, e incluso el miso PRI, ha utilizado de manera despectiva.

Para Don Felipe, todos los cargos a los que ha sido invitado a desempeñar en el servicio público, y que por lo menos suman nueve, han sido casi igual de importantes.

Pero eso no impide que haga énfasis en que haber sido Tesorero General del Estado en 1986, se haya convertido en el encargo de mayor distinción que haya ocupado.

Evoca como su principal mentor político a quien de alguna manera le inició en el servicio público 13 años antes de aquel interinato en el gobierno del estado, Don Saúl González Herrera.

Su mano ha estado presente de una forma u otra, y para bien, en casi todas las administraciones estatales desde 1972.

Ha logrado cumplir de manera eficiente encargos en el Poder Ejecutivo bajo las órdenes de varios gobernadores y prestado también sus servicios en el Congreso del Estado durante dos distintas legislaturas, invitado por Mario Tarango Ramírez y Miguel Étzel Maldonado, coordinadores de la bancada del PRI; así como en dos Ayuntamientos, el área financiera de la rectoría de la UACh y haber sido el primero síndico electo de la ciudad en la elección de 1995 en la que José Reyes Baeza consiguió la Alcaldía.

Así, accidentalmente, como él mismo señala, don Saúl lo inició en una de las trayectorias más prolongadas y destacadas, siempre en áreas relacionadas con la administración de los recursos públicos.

En esa primera invitación-oportunidad, González Herrera lo sumó al equipo de la empresa paraestatal Productos Forestales de la Tarahumara (PROFORTARAH) de la que era director general. A partir de ese año, 1972,  comenzó su gran aventura en servicio público, en el que se fue quedando y con excepción de un año, nunca pudo volver a ejercer en forma privada su profesión, en su despacho, de contador público.

Para entonces don Felipe sumaba ya  cinco años como maestro en la Escuela de Contabilidad y Administración de la entonces Universidad de Chihuahua –no autónoma- en la que comenzó a dar clases en 1967. 

Con el tiempo, esta institución evolucionó y se convirtió en lo que hoy es la facultad de Contaduría y Administración (FCA) de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh), que se llamaba solamente Universidad de Chihuahua, pues aún carecía de la autonomía que adquirió en 1968, luego de 135 años que nació como el Instituto Científico y Literario.

Miembro de la quinta generación de egresados, esto le ha permitido conocer a todos los contadores de entonces y a la mayoría de la actualidad; logró acumular 36 años en la docencia, a la vez que ocupó  importantes puestos en los órdenes, instancias y cargo de elección antes mencionados.

Hace una década impartió todavía clases y, paradójicamente, dice de manera enfática, ocurrió cuando era maestro en la facultad de Derecho en 2003, en la que impartía a la clase de Impuesto al Valor Agregado.

Tenía entonces 61 años de edad, diez menos que en la actualidad, pero en este lapso no ha dejado de trabajar y servir.

El orgulloso “dinosaurio” no tiene empacho en reconocer que fue ahí (en el PRI) en donde se formó, pero sería injusto negar o pasar por alto que él contribuyó también a la conformación y consolidación de su partido, que incluso en 1942, año en el que él nació llevaba  aún por nombre el de  Partido de la Revolución Mexicana.

 Sus ojos han visto, a veces con satisfacción y en ocasiones con tristeza, la evolución de la política mexicana e incluso de su partido, el cual no tiene problema en reconocer que ha sufrido cambios sustanciales, sin demeritar los avances que le han permitido recuperarse tras derrotas estrepitosas, como la citada de 1992 aquí en Chihuahua y la pérdida de la Presidencia de la República en 2000 para luego quedar en tercer lugar en 2006.

Don Felipe conoce bien las dos caras de la moneda; los sabores tan opuestos que tiene el triunfo, sobre todo cuando el trabajo ha redundado en “carros completos” para el Revolucionario Institucional, así como la amargura de la derrota, que sin duda y a muy alto precio deja gran enseñanza.

Su mirada a ratos parece perderse, evoca momentos que han marcado al PRI y por consiguiente a él; y menciona de nuevo el “fatídico” ‘92,  cuando el PAN que encabezaba Francisco Barrio ganó la gubernatura.

Hace una pausa y luego con el mismo tono de voz tranquilo, pero claro y preciso en su discurso, no consigue evitar que un poco de melancolía aflore por sus ojos, pues además de perder la gubernatura por primera y hasta ahora única vez, Acción Nacional consiguió imponerse en la mayor parte de los municipios importantes de la entidad, los cuales se ubican en su mayoría en la que se considera la columna vertebral del territorio estatal, o sea la carretera Panamericana o 45 y por si fuera poco, se convierten también por primera vez en la segunda fuerza política en el Congreso del Estado durante la primera parte del sexenio barrista.

Lo anterior, tuvo un ingrediente amargo extra, pues el trabajo que había desempeñado Fernando Baeza Meléndez había superado toda expectativa, al grado que el entonces arzobispo Adalberto Almeida que fue uno de los protagonistas del “verano caliente” tuvo el valor de reconocer y calificar como buena su gestión, pese a lo cuestionada que había sido la elección en la que el deliciense consiguió la victoria. 

Fue entonces que colaboró en la Rectoría de la UACh que encabezaba el doctor Sergio Piña Marshall, ocupando el cargo de Finanzas.

Como ya fue citado, don Saúl González Herrera marcó de alguna manera la vida de Terrazas, cuando en 1972 al invitarlo a la PROFORTARAH le brindó la oportunidad de realizarse laboral y profesionalmente, pero también en lo personal; y cumplió su anhelo de formar con su Rosa Aurora, su recién y querida fallecida esposa, el hogar en el que procrearon y formaron tres hijos, los cuales les dieron la dicha de ser abuelos de cinco pequeños que hoy, dice el funcionario, sin dudar, son su razón de ser, vivir, trabajar y seguir adelante.

Aunque su carácter es serio, como toda persona inteligente, tiene la capacidad de reírse de sí mismo, al recordar que inicialmente creyó que podría atender las labores que PROFORTARAH le demandaba, a la vez que acumulaba cartera de clientes para su despacho, el cual aún soñaba abrir. Pronto se dio cuenta de que estaba muy equivocado respecto de lo que significa y demanda el servicio público cuando se ejerce con dedicación y compromiso social. En una frase breve resume toda esa experiencia “Es muy absorbente, muy absorbente”.

Si inicialmente creyó que podría trabajar, como muchos burócratas poco comprometidos, de 8:00 a 15:00 o 16:00 horas, resultó que para sacar adelante los encargos y proyectos, iniciaba diariamente a laborar a las 9 de la mañana, se iba a comer a eso de las tres de la tarde y regresaba de 5:30 de la tarde, para terminar en promedio a las nueve de la noche.

Pero en los ocho años que laboró en la extinta paraestatal, de 1972 a 1980 tuvo dos jefes, pues Manuel Luna Verduzco que venía de la Sociedad Agronómica Mexicana sucedió en el cargo a Don Saúl y como suele ocurrir, hubo un cambio radical en las directrices y enfoque que se dieron al organismo.

Mientras que González Herrera partía del supuesto de que los tenía el objetivo y se esforzaba en convertir a 20 municipios que integraban la zona ejidal en la que se enfocaba PROFORTAH fuera manejada por los mismos productores del bosque o sea los propietarios o ejidatarios, don Saúl promovió un programa que pretendía convertir a la paraestatal en una especie de “Conasupo” de la madera.

Ahí los productores que no lograran vender en un precio justo o por lo menos razonable, lo podrían colocar ahí y de esa manera se logró estabilizar los precios, pero a la vez se jalaba a la empresa privada para que pagara el producto en lo que valía realmente el producto forestal.

Y además, señala don Felipe, fue así que también se logró cambiar el esquema de trabajo, pasando de contratos de asociación en participación, en los que siempre había pérdida para el campesino, quien nunca recibía utilidad, por contratos de compra-venta. 

En los 8 años totales que duró Terazas bajo las órdenes de González Herrera primero y  de Manuel Luna Verduzco después, se desempeñó primero en el área contable y luego asumió la dirección de Administración y Finanzas.

Cabe recordar que en 1986 don Saúl fue nombrado Tesorero General del Estado por el gobernador Ornelas y éste a su vez invitó a Terrazas Cázares para integrarse nuevamente a su equipo, como director en el área de egresos, cargo en el que estuvo de 1980 a 1985.

Un año antes, en septiembre de 1985, don Saúl González había sido nombrado gobernador sustituto y fue  entonces que Terrazas fue distinguido con el nombramiento que más lo ha satisfecho en el servicio público: la Tesorería General del Estado, cargo que ocupó del 19 de septiembre de 1985, justo el día que se presentó en la capital del país el temblor más fuerte de las últimas décadas y ahí estuvo hasta el 3 de octubre del 86.

Fue en ese mismo espacio cuando, al comparecer ante el congreso local, para explicar el presupuesto del estado, el diputado panista, juarense, Rafael Terrazas Cienfuegos, se puso de pie y dijo: “le pongo un diez al licenciado Felipe Terrazas”.

La idea fue replicada por Guillermo Prieto Luján, el Coordinador de la bancada azul, quien felicitó al funcionario, mismo con el cual llevó toda la vida una excelente relación.

Poco después, luego de entregar la Tesorería a don Ricardo Wisbrum Sáenz,  se integró al gabinete del entonces alcalde Mario de la Torre Hernández, y en ese Ayuntamiento fue también el responsable de la Tesorería del 96 al 98, año en el que tuvo un retiro temporal y fue ha sido el único lapso en el que ofreció sus servicios como contador independiente.

Pero eso duró muy poco, pues en  1989 tendría otra invitación. Fue la que le hizo la LVI legislatura local de la cual el coordinador de los priístas que eran mayoría, ocupaba el profesor Mario Tarango. El cargo lo desempeñó hasta 1992, año de renovación en los poderes y en el que, como ya se dijo, el PRI fue apabullado por Acción Nacional.

(mañana la segunda parte)

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