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Ofelia Edith, víctima de una injusticia que la llevó a pisar la cárcel

Chihuahua.- La señora Ofelia Edith Mendoza Muñoz jamás imaginó que ingresar un momento a El Campestre le costaría la libertad y el ser acusada de ladrona profesional. Una...
  • Por Osbaldo

Chihuahua.- La señora Ofelia Edith Mendoza Muñoz jamás imaginó que ingresar un momento a El Campestre le costaría la libertad y el ser acusada de ladrona profesional.

Una negra mano, anónima, a escondidas, filtró su foto -entrando a la caseta del fraccionamiento el pasado 21 de septiembre- y la licencia de manejar de su hija Abigail a la Fiscalía.

A partir de ahí, todo se convirtió en un infierno.

Una manada de policías estatales la siguió, la paró y, armados hasta los dientes, la detuvieron, trasladaron a los separos y, posteriormente, al Cereso de Aquiles Serdán.

¿Pues qué hice?, se preguntaba Ofelia.

Pero ya traía puesto el uniforme naranja de los reos.

Ese mismo día, 21 de septiembre, que nunca olvidará, por la honda marca de la injusticia y la victimización social, fue a llevar a su hija a El Campestre.

Había un torneo hípico -famoso en los medios- y el novio de su hija Abigail, de nombre Jesús Eduardo Ruiz Cuesta, debía trabajar ahí como colaborador.

Así que, entró, dejó a su hija en el hípico, y salió.

Ese mismo día, alguien entró a la casa marcada con el número 149 de la Avenida Campestre, del mismo residencial.

De la casa de Rosario Valdéz Caraveo, se llevaron joyería, una computadora y 19 mil 500 dólares en efectivo.

Quebraron una de las ventanas para cometer el robo.

Según la dueña, ella salió de su residencia a las 12:30, regresó dos horas más tarde y el ilícito se había ya cometido.

Así que presentó la correspondiente denuncia ante las autoridades ministeriales.

A alguien se le ocurrió (¿a los de la caseta de vigilancia?) que Ofelia podría ser la ladrona. Así que, hizo llegar a la policía la foto y la identificación de su hija Abigail.

Tal vez había parecido en los vehículos de la madre de familia y del verdadero ladrón.

A la mujer le iniciaron entonces un juicio, oral, para acreditar que era la autora del delito, robo con penalidad agravado, al haberse consumado adentro de una casa.

De diez a doce años, dice el artículo 212 fracción I del Código Penal vigente en el estado, amerita el delito señalado.

Un testigo, con identidad reservada -¿de dónde salió? ¿quién es?- sirvió para obsequiar la orden de aprehensión y encarcelar a Ofelia Edith.

Sin embargo, aunque el robo existió, la probabilidad de la autoría de la imputada, era prácticamente imposible, como consta en autos.

En primer lugar, el testigo con identidad reservada, declaró haber visto a un hombre, con un morral, saliendo de la casa.

El ladrón, más adelante, se subió a un auto. Es decir, participaron al menos dos personas en la comisión del ilícito.

Los abogados de Ofelia Edith, que optan por el anonimato, hicieron ver en el juicio que las placas señaladas a la autoridad no coincidían con las del vehículo que tripulaba Ofelia.

En la primer denuncia, se dio el número de placas EGP-9134 y en una segunda ocasión, al revisar los registros de acceso de la cámara de seguridad de El Campestre, cambió a  EGD-7444 o incluso con terminación 4474.

Los testigos de descargo, como son la propia hija, Edith Abigail, su novio Jesús Eduardo Ruiz Cuesta y Víctor Joel Gaytán Balderrama, confirman su inocencia.

El 29 de septiembre, el Juez de Garantías, Ricardo Márquez Torres, dicta auto de no-vinculación a proceso, tras analizar la escasa evidencia y los erróneos datos brindados a la policía.

Ofelia sale en libertad.

Pero su martirio no se acaba; la misma mano negra filtró a los medios su fotografía, la misma con la cual la incriminaron, la licencia de conducir de su hija y la imagen de su vehículo.

Es decir, a pesar de haber sido exhonerada, ahora es victimizada por la difusión en medios de una falsa historia.

Sabe Ofelia que tiene caminos judiciales para reclamar el daño moral que le han causado y exigir algo más junto a la limpieza de su nombre.

Eso, es algo que Ofelia y su familia deben decidir…ése, podría ser el principio de la segunda parte de la historia.

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