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Un paseo por presa el granero y arroyo de bronce

Aldama.- El 26 de julio del 2018 visité la Presa “El Granero” y El “Arroyo de Bronce” que está un kilómetro antes de llegar a la presa, el recorrido lo hice en compañía de Juan Ochoa, diez...
  • Por Editora NG

presa el granero y arroyo de bronce

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Aldama.- El 26 de julio del 2018 visité la Presa “El Granero” y El “Arroyo de Bronce” que está un kilómetro antes de llegar a la presa, el recorrido lo hice en compañía de Juan Ochoa, diez meses después, el pasado sábado 25 de mayo del 2019 tuve la oportunidad de regresar nuevamente pero ahora en compañía de mis amigos de la Secundaria Federal 314 -11 de la ciudad de Chihuahua (Generación 1971-1974) Ricardo Delgadillo y Carlos Cruz Baca.

El año pasado no tuvimos la oportunidad de recorrer la cortina de la presa por que se encontraban realizando trabajos de rehabilitación por parte de CONAGUA, por lo que en esta ocasión decidimos iniciar el recorrido en ese puno.

Salimos de Chihuahua a las seis de la mañana, así que a las siete ya habíamos pasado por el libramiento de Ciudad Aldama y nos encontrábamos en el entronque de terracería (km 73) que corta a la derecha hacia la presa a una distancia de 30 kilómetros, la terracería está en perfectas condiciones, el único inconveniente es que la tierra suelta va dejando una polvareda que no permite la visibilidad hacia atrás y las cosa que llevas en la caja de la camioneta ya te imaginaras como llegan.

A las 7:30 AM nos estacionamos frente al portón de acceso a la presa, púes no está permitido el paso a los vehículos, desde ahí iniciamos nuestra caminata todavía un poco fresca la mañana, llama la atención el tipo de piedra que quedó al descubierto al trazar la brecha u camino, es un tipo de piedra color grisáceo que en partes se desgaja o desmorona dando la apariencia de que fuera fierro y/o carbón, desde luego que no es ni una cosa ni otra, ya que consultado con un amigo ingeniero minero me comenta que se trata de lutitas negras (bituminosas) de la formación la casita del jurásico, material de fondo marino arcilloso, carbonoso con un cliage o fractura característico en esquirlas alargadas, que no tiene valor como mineral ni como energético; el camino inicia en terracería pero más adelante se encuentra encementado hasta llagar a la cortina de la presa, estimo que tendrá como 4 kilómetros de longitud; apenas habíamos caminado quizá medio kilómetro cuando a nuestro lado derecho pudimos empezar a observar las aguas de la presa que por lo temprano del día emergían entre las montañas y riscos contiguos, la distancia y lo alto del camino hacia que a lo lejos el resplandor del agua empezara a advertirse entre sombras con un cierto tono romántico y nostálgico, por lo que ante tan bonito espectáculo no hubo más remedios que hacer los primeros disparos de la cámara esperando que de regreso la claridad de la luz nos brindara otros matices diferentes.

Conforme caminábamos empezamos poco a poco a sentir los estragos del calor, quienes conoces la presa saben que no hay ningún árbol bajo el cual cobijarse de los rayos de sol que suelen ser muy generosos con los pocos aventureros, generalmente aficionados a la pesca, ni siquiera un mezquite que los apiade por un instante de los estragos del calor.

La presa se construyó por la Secretaría de Recursos Hidráulicos para controlar las avenidas de las aguas del “Rio Conchos”, en la cortina se encuentra una placa en donde se detallan algunos datos interesantes de la obra: Inaugurada siendo presidente Gustavo Díaz Ordaz, Capacidad total de almacenamiento 850,000,000 M3, Capacidad para azolves 90,000,000 M3, Capacidad para riego 260,000,000 M3, Capacidad para control de avenidas 500,000,000 M3, Altura máxima de la cortina 63.00 metros, Longitud de la corona de la cortina, No legible, Gasto máximo del vertedero 700.00 M3/S, Gasto máximo normal de la toma 20 M3/S, Superficie beneficiada 17,000 Has, Costo de la obra $175,000,000.

Por la temporada, mes de mayo, el vaso de la presa está prácticamente vacío ya que como comentamos con anterioridad es en tiempo de lluvias cuando al abrir las compuertas de la Presa “La Boquilla” la de “El Granero” se llena para controlar las avenidas del “Rio Conchos” que se internan aguas abajo en el sorprendente y mágico “Cañón del Peguis” que tiene una longitud de 16 kilómetros por donde corren y acarician sus espectaculares paredes de hasta 300 metros de altura las aguas del Rio Conchos, para pasar posteriormente a la ciudad fronteriza de Ojinaga, Chihuahua y verter finalmente sus aguas en el “Rio Bravo”.

No obstante la escases de agua el vertedero ubicado en uno de sus extremos extrae una cantidad importante de agua que a su paso por la zona semidesértica de la entidad va dejando vida y esperanza y en el Poblado de “Falomir” brinda un hermoso paisaje que recorrimos y disfrutamos el pasado 13 de abril del presente año Ricardo, Carlos y quien esto escribe.

Recorrimos la parte de debajo de la cortina y en el vertedero sentimos la brisa fresca del agua antes de iniciar el regreso bajo los candentes e implacables rayos del sol, la pendiente subida de cerca de 4 kilómetros si bien encementada en su mayor parte a cada paso resultaba más pesada, pero al final la disfrutamos enormemente, de eso se trata, de sentir una experiencia distinta al traquinar diario de la ciudad, lejos de los carros, las computadoras, las malas noticias y la vida agitada y monótona.

Desde la parte superior volvimos a contemplar el formidable panorama de las aguas de la presa, si bien disminuidas, no por ello dejan de ser espectaculares y hermosas, a lo lejos se divisa el escaso caserío de la población, la usencia de árboles y de un refugio para mitigar el calor, así que ante ese panorama lo mejor era acercarse a la orilla de la presa para sentir un poco lo fresco del agua que al compás del tenue e imperceptible viento formaba pequeñas olas que iban y venían sin parar e invitaban a contemplar y disfrutar ese remanso de paz y tranquilidad, a lo lejos entre el agua azul y cristalina se podían observar dos familias acampando sentadas y protegidas por una sombrilla, sin apuros, sin prisa, en plena armonía con la quietud y confort que brindan sus pausadas aguas que invitan a un refrescante chapuzón.

Caminamos por la orilla de la presa hasta llegar a un pequeño embarcadero solitario en donde una pequeña lancha de motor llamada “Evelyn” esperaba seguramente cayera la tarde, para recibir algún pescador e iniciar la travesía en busca de algún buen ejemplar como los que se extraen de por allí y que en los concursos de pesca dan fama y renombre a “El Granero”, nosotros por lo pronto nos quedamos con las ganas de embarcarnos para cruzar al otro lado de la presa en donde las rocas invitaban seguramente a la mejor sesión de fotografías, las cuales en la próxima visita será nuestro primordial objetivo.

Después de caminar bordeando la presa nos regresamos en busca de un buen árbol para preparar los sabrosos lonches, sugerí ir al Arroyo y Cañón del Bronce en donde había estado en julio del año pasado, el lugar es un oasis en ese desierto propiedad de Don Adalberto Lozoya Monarrez, quien en su pequeña huerta cuenta con frondosos álamos, nogales, manzanos, membrillos y granadas, la huerta se ubica en la parte baja del cañón formado por paredes de tierra color rojizo de cerca de 30 metros de altura formado a través de miles de años por las corrientes del agua y el viento, el arroyo está completamente seco, a través de una manguera negra de poliducto de dos pulgadas de diámetro baja el agua con la cual riega sus árboles, en el interior de la huerta existe una pequeña sequia al lado de la cual brotan hermosos zacatones y que conduce al agua a las fosas de los árboles que son como dije un oasis en el desierto, en una mesa, banca y silla reforzadas con alambres y pedazos de madera vieja preparamos y disfrutamos nuestros lonches, ahí, en esos momentos es cuando verdaderamente entendemos la importancia de preservar el medio ambiente, de cuidar la naturaleza, el agua de los arroyos, los árboles que dan vida, que maravillosa convivencia, unos lonches, un refresco, una sombra y una amistad de 48 años es suficiente para vivir la vida a plenitud, para darse cuenta de todo lo que tenemos acumulado en casa y que veces ni sabemos, ni usamos, valla oportunidad de reflexionar que somos una sociedad consumista, porque aquí, en el desierto, el agua que circula por una manguera de dos pulgadas es vida y esperanza.

En esta página de mi facebook podrán encontrar otras presentaciones que muestran fotos y relatos de la presa “El Granero”, de El “Cañón del Peguis”, de “Estación Falomir”, entre otras que podrían ser de su interés. Conoce y Disfruta Chihuahua.

Por Manuel Chávez R.

Fotos Manuel Chávez R.

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