Nuevo Casas Grandes

La colonia Villahermosa, una historia de amor

  • Por Arcadio Sánchez Rodríguez
La colonia Villahermosa, una historia de amor

50 ANIVERSARIO ​

LAS CARTAS DE DELIA Y JUAN JOSÉ​​​

Hay una faceta prácticamente desconocida de Juan José Salas Flores, el primer líder social y popular de Nuevo Casas Grandes y la región noroeste de Chihuahua, pero que lo revela como un hombre enamorado, caballeroso, cortés y, sobre todo, cumplidor de su palabra: el escritor de cartas.

Mientras radicaba en los Ángeles, California, conoció por correspondencia a Delia Bencomo Estrada, vecina de Nuevo Casas Grandes, con quien sostuvo un noviazgo de tres años a la distancia, luego de los cuales se casarían para formar una de las familias representativas del municipio y dejar su legado para futuras generaciones.

De aquel noviazgo datan decenas de cartas enviadas por el joven Juan José a su amada Delia. EL DIARIO presentó en exclusiva una parte de esa romántica herencia literaria, que hasta entonces había permanecido en el ámbito estrictamente familiar. Inéditas durante siete décadas, por vez primera se publicaba una muestra de aquellas cartas, el 31 de julio de 2019, justo en el 89 aniversario de doña Delia Bencomo.“

El Señor Salas” fue boxeador, torero, migrante, miembro del Ejército norteamericano en la Segunda Mundial, residente de los Estados Unidos, y un gran líder social en México.

Tras su noviazgo y casamiento con Delia Bencomo, y luego de andar por varios estados del país y en el extranjero, ya establecido en la región de Nuevo Casas Grandes, apoyó a obreros y campesinos, estudiantes, deportistas, y a la población en general, con las pequeñas grandes acciones de un entrañable político orientado al pueblo, especialmente a las personas más necesitadas.

Además de las primeras franquicias para vehículos en la región, se le recuerda como el líder que invadió los terrenos de Martin Jeffers, para convertirlos en la Colonia Villahermosa.

Aunque ya se había mencionado la historia de amor de Delia y Juan José en otras ocasiones, hasta después de celebrar el 47 aniversario de la colonia Villahermosa, doña Delia accedió para dar a conocer una parte de las cartas que recibiera durante su noviazgo.

Antes del homenaje al señor Salas, el 24 de junio de 2019, en el 99 aniversario de su natalicio, doña Delia prestó una muestra de las cartas: “cuídelas mucho; es mi tesoro”, dijo entonces.

Escritas entre 1948 y 1951, algunas de las cartas, por el paso del tiempo o la calidad de la tinta, ya se han borrado prácticamente, pero otras conservan la nitidez.

Todas las cartas fueron ordenadamente fechadas por Juan José, con el día, el mes, el año ¡y hasta la hora en que fueron escritas!

En ellas trata especialmente del amor que fue naciendo a la distancia, el conocimiento mutuo que fueron teniendo al través del tiempo y los mensajes escritos.

En algunas ocasiones Juan José expresa puntuales creencias, aficiones y gustos, pero sobresale un lenguaje amoroso, con un trato cortés y caballeroso.

Además de ser insistente con respecto a las fotos que Delia prometía mandarle, y hacer lo propio, Juan José era reiterativo para que Delia escribiera más seguido y contestara sus cartas. Juan José narra vehemente todo el proceso que tuvo que pasar para recibir los documentos que le permitieran llegar a México y casarse con Delia.

Aunque narra un viaje a México, para visitar a su familia, esa vez no llega a Nuevo Casas Grandes, pero su promesa más reiterada es que va a cumplir su palabra de casarse con Delia.

Hasta poco antes de emprender el viaje a México Juan José enviaba puntualmente sus cartas.

Viaja entonces en su vehículo hasta llegar a Nuevo Casas Grandes, para encontrarse con el amor de su vida, con quien se casaría y formaría una familia.

La muerte no ha separado a Juan José y Delia. Las cartas que se enviaron durante su juventud mantienen vivo aquel amor, que nació y se concretó por correspondencia.

Ya digitalizadas, esas cartas ameritan un análisis literario completo.

E el año que se destinó para recordar a Juan José Salas, con el objetivo de celebrar el Centenario de su Natalicio, 2020, una muestra de su ser, su sentir y su pensar…

Juan José, nació el 24 de junio de 1920 en la Ciudad de México, mientras que Delia es diez años menor, pues nació el 31 de julio de 1930.E

En 1950, Juan José Salas Flores regresó a México, a Nuevo Casas Grandes, para encontrarse con Delia Bencomo Estrada, a quien había contactado y conocido por correspondencia; tras mantener un noviazgo durante tres años, como consta en las hermosas cartas que enviaba a su querida novia, se dio la petición y la concesión de mano, para consumar su amor con la boda civil y religiosa. 

Delia y Juan José, procrearon diez hijos: Juan José, David, Ricardo, Eduardo, Silvia, Rocío, Armando, Delia, Graciela, y Daniel. 

En el cumpleaños 89 de su amada Delia, presentamos algunas cartas que le enviara desde los Ángeles, California, para luego cumplir el compromiso que se hizo por correspondencia y que le permitió llegar a Nuevo Casas Grandes para ejercer un liderazgo que permanecerá como parte de la historia y la memoria de nuestro municipio y de la región.

DELIA Y JUAN JOSÉ, UNA HISTORIA DE AMOR 

Nos conocimos, como le estaba yo diciendo hace rato, ¿verdad?, por medio de una revista de confidencias; yo mandé mi solicitud, aceptando la relación. A mí sí me contestaron, y también a mi amiga, pero yo sí podía contestar. Y mandé foto. Y ella dijo:

  – “¡No, yo ya no!” 

Yo sí seguí adelante… Fueron tres años que nos estuvimos escribiendo, y escribe y escribe, hasta cuatro cartas a la semana; yo era muy floja para escribir, yo escribía cada mes… 

Pero era bonita la relación, teníamos bastante confianza. Después de tres años él se viene aquí, a Nuevo Casas Grandes, y me dice: 

 –“Voy a ir.” 

Pero antes, él me pidió por correspondencia, ¿verdad?, a mi papá y a mi mamá. Mi mamá, pues no era muy afecta a que yo me casara con una persona que no conocía, pero mi papá, era más listo: 

–“Déjalos. Él no va a venir.” 

Después de un tiempo, él vino, precisamente para mayo, el día 20 era nuestro aniversario de matrimonio. Total, que él se vino y batalló mucho para encontrar el pueblo de Nuevo Casas Grandes. Amaneció perdido por ahí en la Laguna, quién sabe dónde estaba perdido. 

Llegó y luego me manda con un niño un mensaje, un recado (que está en el Hotel María, que estaba hospedado ahí), pero yo no lo recibí, mi mamá lo recibió, pero me lo escondió. 

Le pedimos permiso para ir al cine y cuando regresamos del cine, eran como las seis de la tarde, venía un joven, en la calle… Mi mamá era pero muy suspicaz y lista, y me dice: 

 ̶ “¡Ven para acá!” – porque también era muy enérgica. 

–“¿Qué se le ofrece, mamá?

 – ¿Ves ese fulano que viene ahí? 

 –“Ah, sí” – le digo –, “pero no lo conozco”, porque luego me achacaba cualquier muchacho que me estaba viendo; me lo achacaba a mí. 

–“¡Ah…, yo no lo conozco!” 

Entonces, él se acercó y dice:

–“¡Buenas tardes!” 

Yo me quería esconder y mi mamá no me dejó. 

– “¡Delia!”, me dice… Y me abraza. 

¡Huuuy! Mi mamá se quedó…, no le quedó más remedio que aceptar. 

Estuvimos ese mismo día. Y pasamos a la sala y nos pusimos de acuerdo. En ocho días se hizo la boda, por el civil; al domingo siguiente, pues fue la iglesia, después de cuatro o cinco días fue por la iglesia. La boda, no la quiso mi mamá en un salón, porque era muy miedosa, que, porque él no era de aquí, y que podían matarlo, y quién sabe qué tantas cosas. Total, la boda se hizo en casa. 

Al día siguiente partimos para México, ¿verdad?, allá fue mi Luna de Miel, me llevó a Xochimilco. Un señor, me decía: 

 – ¡Ahhh, yo la había llevado a otro lugar más hermoso! 

 ̶ Pero Xochimilco es muy bonito. ¡Ah!, pues a mí me parece maravilloso. 

 Y ahí nos quedamos un mes en México, en el Distrito Federal. Regresamos a Juárez y ahí nos quedamos a vivir, hasta que nació mi primer hijo. Ya después nos vinimos para acá, para Nuevo Casas Grandes. Aquí nacieron los cuatro grandes y el más chico, que era Eduardo, en ese tiempo ya tenía dos años y medio. 

 Ya se había ido él otra vez al Distrito Federal, ya con el gusanito de entrar en la política. En ese tiempo él iba a Estados Unidos y trabajaba, él trabajaba en restaurantes, en la empacadora Del Fuerte, del Monte, y cada año él se iba también a las pizcas, que de cebolla, que de esto, que de lo otro, hasta que ya nació uno de los chicos, Eduardo. Ya tenía cuatro hijos. Dijo: 

– ¡Ya no me voy a ir! 

Y de ahí se fue para el Distrito Federal. Yo lo seguí. Allá duramos once años, en el Distrito Federal.  Y él ya andaba en donde le digo, en el ambiente político. Después nos regresamos; en el setenta nos regresamos acá, para Nuevo Casas Grandes. 

Antes de venirnos para acá, en un lapso como de un año, ahí se metió en la CROM y duró un tiempo él allá y yo me vine; él se quedó porque tenía hechos con los campesinos, arreglándoles las tierras, y esto y lo otro, y muchas cosas… 

Llegando aquí, él se empieza a relacionar con otras personas que eran obreros, campesinos, es cuando se mete, él decide entrar a la CROC, a la Defensa Inquilinaria, algo así. 

Después del setenta, setenta y dos, él tuvo el deseo: empezó a conocer, a recorrer los barrios, a recorrer las vecindades; empezó a ver que era demasiada la pobreza, demasiado feo, demasiado insalubres las letrinas de donde vivían.

Y empezó a pensar: 

  ̶ Si yo hiciera, este…, una colonia… 

Pero, pensaba, él necesitaba apoyo, necesitaba apoyo… 

Ya en eso conoció al Licenciado Torres y al Licenciado Gándara y les dijo sus inquietudes, ¿verdad?, lo que él quería; pero ellos no estaban muy seguros, porque ellos tenían una posición económicamente elevada, era una aberración hacer una colonia… 

Pero entonces, él comenzó a platicar con una pariente, ella es política, Magdalena Rosas. Pues le platicamos y ella, ¡uuuh, no!, ¡súper aventada para todo! Dijo: 

–Yo te consigo gente – como lo trataba de tú – yo te consigo la gente para que hagamos esa colonia… 

Y así empezó ella. Empezó invitando personas que ella conocía, que eran de armas tomar, no era a cualquier persona. Y de ahí se juntan, hacen juntas, juntas, juntas, juntas, hasta que fue creciendo el número de gente, de mujeres, ¡hombres no, eran puras mujeres! 

Un día llega y me dice: 

– ¡Viejita: vamos a invadir unos terrenos! 

 – ¡Ay mamita santa!, le dije, – ¿A dónde? 

 – ¡Ya tenemos listo a dónde vamos a invadir!  

Él anduvo investigando y juntó, en ese tiempo, eran pues unas 300 mujeres, ¿no? 

– ¡Que para mañana a tales horas! ¡Tempranito! 

Y se vinieron. 

Fue cuando invadieron, aquí, en estos terrenos. 

Y la gente, las mujeres, eran muy valientes, muy valientes todas. ¡No tuvieron miedo!

Y así, desde la unión de Juan José Salas Flores y Delia Bencomo Estrada; en su origen, en su creación y desarrollo, así como en la solidaridad, la valentía y el sentido de la justicia, en su terreno, y, sobre todo, en su gente, la Colonia Villahermosa es una Historia de Amor.

    (Entrevista realizada a finales de mayo del 2017, en la semana previa al 45 aniversario de la Colonia Villahermosa. Documento video-grabado por David Andrew Sánchez)

SÁNCHEZ RODRÍGUEZ ARCADIO (2023). NEOGRANDICASENSIS. NUEVO CASAS GRANDES, CHIH., MEX. EDICIÓN DEL AUTOR.

REPRODUCIDA CON AUTORIZACIÓN DEL AUTOR