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Obligan a detenidos a desnudarse y hacer sentadillas en la cárcel municipal

Por Héctor Arriaga.- Cuando el sábado 10 de enero los trabajadores X e Y se dirigían a sus respectivos hogares, en la populosa y empobrecida Colonia Villa, no se imaginaron que...
  • Por Osbaldo

Detenidos por causar molestias

Detenidos por causar molestias

Fueron arrestados

Fueron arrestados

En la colonia Villa

En la colonia Villa

Por Héctor Arriaga.- Cuando el sábado 10 de enero los trabajadores X e Y se dirigían a sus respectivos hogares, en la populosa y empobrecida Colonia Villa, no se imaginaron que serían detenidos por elementos de la Dirección de Seguridad Pública Municipal de Chihuahua y conducidos a los separos de la Comandancia Norte.

De ahí saldrían horas después asustados, temerosos por lo que les tocó vivir y que hizo evidente para ellos que para la Policía Municipal no existe un freno real que impida se cometan injusticias, indignados por las consecuencias que un acto de autoridad poco claro e impregnado de vicios provocó, entre otras cosas se les cerraran las puertas en sus trabajos, y un tanto mas pobres ya que para obtener el derecho a ser nuevamente libres hubieron de pagar una “multa” del orden de los $ 900.00 pesos.

Todo por una falta, delito o violación que jamás cometieron y que además la policía no pudo sustentar, y que llevó a la DSPM a fincarles, para justificar su arresto y consignación, el peligroso, poco claro y rimbombante cargo de “causar molestias”. 

Salieron también, y ello no es menos importante, avergonzados, humillados por las vejaciones sufridas, - a manos de quien está, al menos en el papel, obligado en primera instancia a defender a los ciudadanos -, y que comprenden toda una serie de agresiones que hablan de prácticas aberrantes en una policía catalogada como de las mejores del país y que en una sociedad como la Chihuahuense se creían superadas, y que se llevan a cabo en una época en que se habla de la supremacía y prevalencia de los Derechos Humanos.

Este caso, que sería uno más entre muchos otros, no tendría mayor trascendencia si terminara en una simple privación de la libertad por parte de autoridad policiaca, o en el pago de una multa o fianza, pero se trata de la afectación de vidas a partir de un incidente mínimo como el que se consigna, pero que les deja como marca indeleble y como registro oficial inevitable, las arbitrariedades cometidas en su contra y, contar con Antecedentes Policiacos situación que prácticamente los inhabilita para conseguir empleo.  

El presente trabajo periodístico no tiene mayor intención que la de poner en evidencia el aparente regreso, por parte de la Policía Municipal, de la aplicación de métodos y protocolos muchas de las veces brutales y claramente violatorios de los derechos humanos, en contra sobre todo de jóvenes cuya apariencia no encaja en la “normalidad” y cuyo “falta” evidente es ser pobres y vivir en colonias precaristas, consideradas por la autoridad como polígonos de inseguridad.

LA DETENCION

Según el testimonio de X, de quien por razones de seguridad propia y de su familia se omite el nombre y demás datos personales pero de los que existe constancia documental, este hecho al parecer tan simple les ha afectado y las consecuencias negativas siguen estando presentes a dos meses de ocurridos los hechos.   

Esta es la historia.

El sábado 10 de enero, como venía haciendo en los últimos meses, regresaba ya tarde de laborar en la empresa N  para la que prestaba servicios, y confiesa que ese día iba vestido de manera especialmente “andrajosa” porque tanto él como su compañero habían realizado trabajos de pintura, y por ende sus ropas mostraban desgarres, remiendos y evidentes manchas de suciedad.

“La verdad nos veíamos bastante amolados, yo creo que eso fue lo que provocó que nos detuvieran porque pensaron que éramos malandros o que andábamos borrachos o drogados”, dice.  

Establece que después de salir de trabajar no se habían detenido en ningún momento en su ruta a casa, y aclara que cansados luego de una larga semana laboral la urgencia era tan  simple como llegar a su muy humilde vivienda a descansar, llevar al estómago algún alimento y pasar en lo posible una velada tranquilla en compañía de sus familias.

Añade que estaban muy cerca de su casa, “de hecho casi afuera de la mía”, cuando repentinamente vieron acercarse una patrulla de la policía municipal que con la torreta encendida anunciaba su presencia. No les pasó por la cabeza que eran ellos el objetivo de los polimunicipales, y pensaron erróneamente que se trataba de una redada y que aquellos a los que buscaban eran vecinos del sector que cada fin de semana ingieren grandes cantidades de alcohol y provocan problemas y discusiones.   

 Pero no, - prosigue - la unidad se les emparejó y al grito de - párense - fueron rápidamente abordados y sometidos. Esposados, fueron subidos a la fuerza en una patrulla, - como delincuentes – dice, y sin que mediara razón para su arresto, el vehículo comenzó su marcha y es ahí donde dice cometió el “error” de preguntar el motivo de su detención a lo que uno de los policías, al parecer el de mayor grado, le contestó que “cerrara el pinche hocico” o que se atuvieran a una golpiza; por lo que optaron por esperar.

El trayecto a la comandancia no fue muy largo pero si salpicado de acusaciones y amenazas con una premisa básica e insalvable, mantenerse en silencio absoluto o pagar las consecuencias de desobedecer, porque para el policía municipal, - escasamente entrenado en materia de derechos humanos -, su potestad sobre el detenido es absoluta y cualquier intento de éste por oponerse o cuestionar, es acallado con amagos y hasta con golpes.

“Uno no tiene derecho a nada, ni a indignarse porque lo detienen sin razón o causa, ni a preguntar porqué ni a decir algo, cuando trata uno de explicar que no anda tomado ni drogado, que anda harapiento porque estaba trabajando, y que no ha cometido falta o delito, la respuesta del policía es cállate y hasta ahí llegas …”, se queja.

Prosigue su relato: una vez en la cárcel y sin que mediara acusación oficial que pudiera probarse, porque todo se concreta a que es la palabra del policía contra la propia,  les fueron aplicadas una serie de vejaciones entre las que destacan el haber sido llevados a un cuarto obscuro y sin muebles donde fueron desnudados en su totalidad, y si ello no resultara suficiente al “proceso” se le agregó la humillación de ser obligados a ponerse en cuclillas – a hacer “sentadillas” - para que un custodio revisara si en el ano portaban algún objeto peligroso como cuchillo o navaja, o en su caso si habían utilizado la zona rectal para esconder drogas o alguna sustancia prohibida.

El trámite no terminó, poco después les fue aplicada la clásica prueba del “alcoholímetro” de la que dieron negativo, mientras eran acusados una y otra vez y conminados, mediante palabrotas y amenazas, a que declararan que se “habían metido” algún tipo de enervante.

Para sustentar la acusación de uso de sustancias prohibidas, un policía utilizando una lámpara de mano les “echaba” la luz en los ojos a la vez que decía: “ya ves cabrón como si te metiste alguna droga, no puedes mantener la vista fija en mí, porque no me ves a los ojos”.

El interrogatorio se prolongó por varios minutos y el detenido solo alcanzaba a responder, “cómo quiere que lo vea si la luz de la lámpara no me deja ver nada, me hace cerrar los ojos”, obteniendo como respuesta un “no te hagas pendejo que bien sabes que andas drogado”.

Lo anterior no fue todo, entre los procedimientos que mayor molestia y preocupación les causaron, está haber sido fotografiados con el torso desnudo – haciendo acercamientos en tatuajes y cicatrices – y un cuestionario que los obligaron a contestar y que tiene que ver con temas familiares que ellos consideran privados. Se les preguntó edad, estado civil, domicilio y datos de su trabajo o actividad, pero no solo ello sino también nombre de la esposa, número, edad y nombre de los hijos, etc.

El entonces detenido se pregunta ahora: “de qué le sirve o para qué necesita la policía saber la edad y nombre de mi hija y mi esposa, y para qué quieren saber donde trabaja ella, esa información no creo sea justo que te la pidan, el detenido era yo y si existía alguna falta, esa la cometí yo y no mi esposa o mi hija”.

Cabe aclarar que prácticas vejatorias como las que aquí se denuncian difícilmente son reconocidas por la autoridad municipal, y que acciones ilegales de ese tipo no constan en manuales o guías de procedimientos, son “prácticas” que evidencian la muy escasa formación que reciben los uniformados pese a los intentos constantes del ayuntamiento por impedirlas.

El siguiente paso en contra de los detenidos fue la presentación ante el juez de barandilla quien al parecer mostró una actitud menos agresiva. Ante éste, X preguntó que cuales eran los motivos de su arresto ya que si habían demostrado no haber ingerido alcohol ni usado drogas, ni participado en pleitos o cualquier otra violación, entonces de que se trataba, a lo que la respuesta fue: “ya les he dicho a éstos que no hagan detenciones así pero no entienden”, y sin embargo les fue fijada una multa o “fianza” de 900 pesos que tuvieron que cubrir para salir.

CONSTANCIA DOCUMENTAL

En el reporte consignado por la DSPM aparece como falta o “delito” cometido “CAUSAR MOLESTIAS”. Al respecto, se consultó el Reglamento de faltas al Bando de Policía y Buen Gobierno” vigente en la ciudad de Chihuahua y en ninguno de sus más de 50 artículos se establece como delito caminar mal vestido o tener una apariencia determinada.

Aparecen como violaciones punibles, entre otras muchas faltas, hacer ruido fuera de lo normal o aceptable como lo establece el apartado I del artículo 5 que a la letra dice: “causar escándalos en lugares públicos, que alteren la tranquilidad de las personas”, o el inciso II del mismo donde se establece que será falta “producir ruidos por cualquier medio, que provoquen molestias o alteren la tranquilidad de las personas”.

Lo más cercano a la falta que se les adjudicó es el Inciso VIII del mismo artículo que advierte como falta “formar parte de grupos que estén causando molestias a las personas en lugares públicos o en la proximidad de sus domicilios”.

De los “cargos” que se les formularon quedó constancia en los expedientes que maneja la DSPM, ya que después de lo ocurrido y luego de ser despedido de la empresa donde laboraba, X se dedicó a buscar trabajo y en todos los lugares a los que acudió exigieron la presentación de la omnipresente Carta de No Antecedentes Policiacos, de la que se agrega copia.

En el documento aparece el siguiente texto: (El Ayuntamiento de Chihuahua 2013 – 2016) CERTIFICA que habiendo revisado en los archivos de la Dirección de Seguridad Pública de este Municipio, aparece que el C. … quien tiene 22 años de edad y se identifica con credencial de elector folio …  expedida a su nombre SI CUENTA CON ANTECEDENTES, LOS CUALES SON DESCRITOS A CONTINUACIÓN…  “CAUSAR MOLESTIAS”.

Consultado, el vocero de la DSPM Manuel Cerna, informó que se aplica el término “causar molestias” cuando una persona es reportada por otra u otras, en el caso de que la primera realice acciones que molestan a los demás como hacer ruido excesivo o poner música a volúmenes muy altos, entre otras faltas.

Siguiendo el reporte policiaco la detención fue al filo de las 6 de la tarde en una calle de la colonia Villa, ¿la causa?, según la acusación verbal de los uniformados por sospecha de embriaguez y posible portación o uso de enervantes.

La minúscula operación policiaca que aquí se menciona fue una más de las decenas que se realizaron ese día, principalmente en los sectores de la capital considerados mayormente conflictivos según la visión de la autoridad municipal.

Estos dos hombres jóvenes, que rondan los 22 años y que son padres de familia, no fueron denunciados por alguno de los vecinos ni se encontraban realizando alguna actividad ilícita, la “falta” que habían cometido era la de ir vestidos de forma extremadamente pobre y ser de apariencia “chola” en uno de los casos.

LAS CONSECUENCIAS

De lo sufrido aseguran haber superado la mayor parte porque como dicen “en el barrio es muy común que llegue la municipal y levanten”, por tanto, están de alguna manera acostumbrados a que en su sector las cosas ocurran así.

Pero lo que no pueden evitar, y ese es el problema mayor que les ha acarreado su detención y consignación, es que por lo menos uno de ellos no ha podido conseguir trabajo.

A pregunta expresa de porqué había dejado el trabajo donde se desempeñaba, afirma que al parecer las empresas, en concreto esa donde laboraba, pide informes periódicos a la DSPM para saber si alguno de sus empleados cuenta con antecedentes policiacos, “yo lo que sé es que me llamaron en la empresa y me dijeron que me despedían a lo que me opuse, según esto porque tenía antecedentes, me peleé con ellos y finalmente me liquidaron bien, pero me quedé sin chamba”, dice.

Agrega, “con ese dinero la hemos ido pasando pero la bronca es que no puedo conseguir empleo de nuevo, porque a donde he ido me piden la carta de no antecedentes policiacos. Fui a sacarla y la bronca es que dice que si tengo antecedentes”.

De tres empresas a las que acudió rebasó en cada caso una primera entrevista, pero el trámite se atora cuando le es solicitada la carta de no antecedentes. “Fui y me dijeron que si, pero cuando presenté la carta el argumento fue que me llamarían para una segunda entrevista y hasta ahora nada”.

Urgido de llevar un ingreso al hogar, como proveedor principal de una familia de tres, acudió incluso a una de las firmas que se encargan de reclutar personal, donde le dijeron que estaba capacitado y que habían tratado de colocarlo, pero que tenía en su contra la constancia de antecedentes policiacos. 

 Y es que entre los requisitos que se piden a los que aspiran a algún puesto, principalmente en el sector maquilador pero también en el industrial, comercial y en prácticamente todos, es que sean presentadas constancias de no antecedentes penales y no antecedentes policiacos.

La carencia de cualquiera de tales documentos provoca no un rechazo formal y frontal en que le aclaren que por contar con antecedentes se le considera no viable, sino que lleva a una situación de facto que se pretende ocultar pero que en los hechos lleva a que le digan que se revisará su solicitud y se le llamará para una segunda entrevista, la cual no llega porque la política empresarial es rechazar a cualquiera que no presente un expediente “limpio”.

Del tema se ha hablado mucho y las autoridades junto con la clase política vienen fijando posturas de rechazo a este tipo de discriminación laboral, pero la práctica del empresariado que a su vez rechaza cualquier acusación o argumento en ese sentido, es que se contrate solo a quien no cuente con antecedentes. 

Según el I Informe de gobierno que presentó a fines del año pasado el alcalde Javier Garfio, en el municipio de Chihuahua de enero a agosto del 2014 fueron consignadas 21 mil 448 personas, de los cuales 2 mil 605 fue por “delitos” entendiendo por ello robos, asaltos, agresiones y homicidios, a los  que se agregan 18 mil 843 detenciones por faltas al Bando de Policía Y Buen Gobierno.

En números, lo anterior significa que tan solo en un año alrededor de 20 mil ciudadanos quedaron “marcados” en nuestro municipio por haber sido detenidos y consignados ante la autoridad municipal, sin importar que la falta cometida pueda ser desde orinar o beber alcohol en la vía pública, causar escándalo o alterar el orden, hacer fogatas, tronar cuetes o disparar contra alguien.

En ese sentido la autoridad municipal no discrimina, y son “registrados” unos y otros sin importar si su falta fue tan nimia como encender fuegos artificiales o tan grave como asaltar un comercio, para todos queda la constancia de haber sido detenidos y consignados. 

OPINION DE LA COMISION ESTATAL DE DERECHOS HUMANOS

La Comisión Estatal de los Derechos Humanos emitió en el año 2006 la Recomendación 17/2006, dirigida al entonces presidente municipal de Chihuahua Juan Blanco Saldívar, para que prácticas vejatorias como son el desnudar a los detenidos y obligarlos a realizar “sentadillas” a fin de revisar la zona anal, no se dieran en la cárcel municipal.

Entre los puntos torales de la recomendación, está adquirir y por tanto utilizar equipos electrónicos de revisión a fin de detectar si la persona ocultó en su cuerpo objetos ilegales o peligrosos, ya sea en región anal o vaginal sin que tenga que ser sometida a revisiones físicas que resultan humillantes.

En base a ésta y otras recomendaciones se logró que por un lapso de varios años no se presentaran denuncias ante la CEDH por abusos cometidos en los separos policiacos, por lo menos en lo que toca a revisiones corporales ilegales, pero al parecer y según ha trascendido en varios casos tales medidas han comenzado a aplicarse de nuevo.

Entrevistado sobre la denuncia, el titular de la CEDH José Luis Armendáriz estableció de manera tajante que el tema de desnudar personas al ingresar a la cárcel en cualquier municipio de la entidad “desde luego es violatorio de Derechos Humanos”, y aclaró que en el caso de Chihuahua desde la administración municipal pasada, se solicitó que acciones así fueran erradicada totalmente por ser discriminatorias y carecer de sentido.

Actualmente, dijo, existe tecnología con la que perfectamente se puede identificar si el detenido porta un arma o droga, que sería el argumento básico de la autoridad en este caso.

En cuanto al hecho de que se pidan información de familiares de los detenidos manifestó que la autoridad está facultada para solicitar datos del detenido como son domicilio o teléfono, lugar de trabajo, etc., pero que no existe justificación para requerir datos adicionales a la persona, primero por protección de a la persona y segundo porque es información que no resulta pertinente para los registros que lleva la policía.

En el caso del documento que se pide en las empresas de no antecedentes policiacos dijo: “bueno lo que pasa(es) que la existencia del antecedente policiaco está establecido en la ley, lo que nosotros hemos sostenido es que cuando alguien es detenido ilegalmente que ponga la queja para que se borre el antecedente policiaco, porque si no le va a afectar el resto de su vida en aspectos laborales familiares, educativos”.

Armendáriz destacó la importancia de que personas detenidas en forma ilegal presenten una queja, tanto para que el antecedente policiaco sea borrado, pero principalmente para evitar que revisiones vejatorias “que pensamos ya no se estaban dando vuelvan a presentarse en este o cualquier otro municipio de la entidad”.

Tomado del portal Ruta Crítica

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