Por Osbaldo Salvador Ang.-
“No quiero porque se me mueve el piso”, respondió ella, Valeria.
Su antiguo amor –Rodolfo- le proponía, cuarenta años después, regresar.
Pero ya entrados en gastos, con vidas largas, recorridas por rutas distintas, la mujer sintió que no podía o no quería.
Era difícil: hijos, trabajos y deberes les distanciaban y aunque la propuesta del ingeniero le agradaba, (volver al origen del amor) no la aceptó.
Así que al día siguiente tomó un vuelo a la ciudad de México para cumplir con la misión que le habían encomendado en su trabajo.
Aterrizó en la capital del país, salió en un taxi rumbo a Reforma y cuando se bajó del auto empezó a temblar.
Un sismo de 10 grados en la escala de Ritcher –algo nunca visto- abrió la tierra, zanjó el pavimento de la amplia Avenida y se tragó a Valeria.
Se le movió el piso.
(cuento corto)
Y lo digo desde aquí, porque éste es mi pódium.