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Comienza la matanza

Chihuahua (Parte 8. Por Héctor Arriaga).- Debido a su importancia, a continuación se trascribe textualmente la “confesión” que aparece en actas del cómo Alba Rojo...
  • Por José Oswaldo
Comienza la matanza

Chihuahua (Parte 8. Por Héctor Arriaga).- Debido a su importancia, a continuación se trascribe textualmente la “confesión” que aparece en actas del cómo Alba Rojo fue ultimando uno a uno a los miembros de la familia Soto Fierro.

Como se mencionó en la entrega anterior Guadalupe Soto había hecho un movimiento que fue identificado por el presunto asesino como un intento de sacar un cuchillo o navaja.

“El declarante pensó que el maicito iba a sacar un fierro para echársele encima y de inmediato el exponente sacó una pistola escuadra calibre veintidós que hacía tiempo como tres meses se había robado de un carro de color blanco le parece que era Chévrolet de modelo atrazadón (sic) que estaba estacionado por la calle Juárez, y que con ella le aventó dos disparos al maicito quien cayó luego luego”.

Lo que se menciona a continuación también es textual: “el declarante, ya caliente, vio que todavía movía la cabeza y cogió un tubo del patio y le puso un chingazo en la cara comprobando que ya no se movía, después de lo  cual lo arrastró hacia atrás de la casa para que no se viera el cuerpo desde la calle.

La crudeza del relato no termina ahí. Al describirse la forma de cómo terminó con la vida de Leticia Fierro se lee: “en eso alcanzó a escuchar a la lety que les gritaba a sus hijos levántense apúrense que algo le pasó a su papá, y que el declarante de inmediato se dirigió hacia los cuartos y se topó con la lety o sea la esposa del maicito, y la agarró por el cuello diciéndole que le pagaran que donde estaba el dinero o que le dieran mariguana”.

“Que la lety se resistió y se quería zafar por lo que el declarante agarró un alambre de la luz de color blanco y trató de ahorcar a la lety pero que casi de inmediato se levantaron los hijos y como es natural trataron de ayudar a su madre por lo que el declarante volvió a disparar su pistola varias veces hasta que todos quedaron ya sin movimiento”.

Se asienta que luego del crimen “dio un ligero buscadón” en los cuartos con la esperanza de encontrar dinero o mariguana ya que sabía que el maicito se dedicaba a la venta de drogas.

Por último y según la historia que le adjudican, después de no encontrar nada “salió corriendo ya muy asustado por lo que había hecho y se fue por el arroyo y que como el declarante sabe que por ahí hay una delegación de policía aventó la pistola para que no lo fueran a encontrar con ella dirigiéndose nuevamente a la casa de su amigo Manuel Estrada a la cual llegó y se acostó pensando que si lo detenía la policía, la esposa y los hijos de su amigo podrían servir de testigos de que el exponente se encontraba ahí desde las siete de la tarde y que además sin encontrarle la pistola sería muy difícil que lo obligaran a aceptar la muerte del maicito y sus familiares”.

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