Local

Manotazos en la garganta

Chihuahua (Parte 13. Por Héctor Arriaga).- Durante una jornada de golpes, amenazas, dolor y sufrimiento en la que se cometieron múltiples y reiteradas violaciones a sus más elementales...
  • Por José Oswaldo
Manotazos en la garganta

Chihuahua (Parte 13. Por Héctor Arriaga).- Durante una jornada de golpes, amenazas, dolor y sufrimiento en la que se cometieron múltiples y reiteradas violaciones a sus más elementales derechos humanos, el día 3 de junio de 1988 Sergio Arturo Alba Rojo fue cruelmente torturado.

Todo ello quedó plasmado en declaración que hizo ante la autoridad el 23 de junio de ese mismo año, contando esta vez con la asesoría del Lic. Héctor Enrique Pacheco su abogado defensor.

El relato que hizo es desgarrador y refleja las prácticas inhumanas y bestiales que la policía de entonces aplicaba en contra de todo detenido a fin de arrancar confesiones prefabricadas e ilegales, fuera o no culpable, se presumiera o no su inocencia.

La intención del torturador es lastimar física, moral y emocionalmente, a fin de llevar al torturado a un estado de ánimo tal que aceptará cualquier cosa que les sea impuesta, incluso una culpabilidad inventada.  

Ese día 3, recién detenido, fue llevado a los separos de la Policía Judicial del Estado y en manos de dos de sus más temibles agentes, Juan José Mayorga Solís y Raúl Pacheco Valles uno de los cuales moriría en prisión años más tarde acusado por otros de los mismos delitos, durante horas fue sometido a un interrogatorio luego del cual, debilitado, golpeado e indefenso, firmó una declaración que lo incriminaba y le adjudicaba la autoría de los asesinatos del maíz y su familia.

A fin de evidenciar su crudeza, se trascribe a continuación parte de lo que declaró en el entendido de que Sergio Arturo era entonces un joven ignorante cuyo máximo grado de estudios era la primaria.

Este es un extracto: “me llevaron a meter a los separos, pero antes de eso me desnudaron en ese cuartito y ya me metieron a los separos, y al poco rato me volvieron a sacar dos judiciales uno de nombre Mayorga, es decir de apellido y el otro no sé su nombre que fueron los mismos que me detuvieron y me llevaron a otro cuarto que está junto al que me llevaron primero”.

“Había (ahí) un gran espejo dentro y me tuvieron en forma de cristo pegado a la pared de puntitas y flexionando las rodillas y me preguntaban que porqué los había matado y me preguntaban por la pistola, yo no sabia que clase de pistola era ni nada ni porqué me acusaban de eso y yo les dije que era inocente de eso que me estaban acusando”.

“Entonces me dijo Mayorga que había testigos y que me habían visto un niño que sobrevivió a los hechos y una persona mayor que me dijeron que me habían visto que el niño decía que había llegado su tío Sergio con una pistola y que les había dicho que me dieran dinero si no los mataba, yo negué esa acusación porque no es verdad, entonces el judicial antes mencionado me golpeaba con el reverso de la mano en la garganta y me daba cachetadas en la cara donde tengo una operación y yo negué todo en esos momentos porque soy inocente”.

Sigue su testimonio: - “entonces entró el primer jefe, yo me imagino que es de homicidios el cual llegó preguntándome que porqué los había matado, que había un niño el cual antes mencioné que decía que yo había llegado con una pistola amenazándolos (y) pidiéndoles dinero y yo dije que no era cierto, entonces delante de él es decir el antes mencionado de apellido Pacheco me golpió (sic) en la boca del estómago y caí al suelo de rodillas y él me levantó de los pelos hacia arriba y me preguntó lo mismo y le dije que yo no sabía nada y me volvió a golpiar por segunda ocasión en la boca del estómago y yo sentí que me iba a desmayar por esos golpes y me volvió a levantar de los pelos y yo decía que era inocente.

Entonces ahí me tuvieron como una hora en la posición antes mencionada y yo sudaba copiosamente por todo mi cuerpo debido a la presión en que me encontraba y el otro judicial me decía que si me caía me iban a levantar a punta de trancazos e hice lo posible para no caer por la amenaza antes mencionada y ya después de eso el judicial Mayorga me llevó a la oficina del jefe de homicidios de apellido Pacheco.

“Estando ahí me hicieron sentarme en una silla y el comandante Mayorga me golpeaba continuamente en la garganta enfrente del antes mencionado cuando me dijeron que ahí estaba el niño que me acusaba, entraron la niña es decir una niña de brazos y una señora la cual yo conocía”. 

A continuación aclara cual fue la participación del niño miembro de la familia del maíz cuyo presunto testimonio lo ligó con los asesinatos.

“Le preguntaron al niño que si quien había llegado a amenazarlos y el niño dijo mi tío Sergio nos apuntaba con una pistola y me dijo que me fuera a dormir y yo dije que no era verdad y Pacheco dijo que un niño no mentía y le volvió a preguntar y el niño le contestó que había llegado su tío Sergio con una pistola pidiéndoles dinero y (ahí) terminó ese careo y se fueron y me volvieron a recluir en los separos”.

Parte 1

Parte 2

Parte 3

Parte 4

Parte 5

Parte 6

Parte 7

Parte 8

Parte 9

Parte 10

Parte 11

Parte 12

Tags: