Alba Rojo no pudo cometer los asesinatos

Chihuahua (Parte 18. Por Héctor Arriaga).- Debidamente asesorado, Sergio Arturo inició una ofensiva legal para probar que no tuvo que ver con los crímenes. El 22 de mayo de 1989, envió un escrito dirigido al Juez donde ofrece a su favor una serie de pruebas.

La primera es la testimonial que solicita se levante a los C.C. Manuel Estrada Estrada, Josefina Bonilla de Estrada y Lorena Estrada Bonilla, personas con las que pasó la noche previa y la madrugada en que ocurrieron los asesinatos.

Luego de múltiples peripecias que retardaron el procedimiento, finalmente los convocados comparecieron ante la autoridad. Manuel Estrada Estrada fue el primero. El interrogatorio estuvo a cargo del abogado defensor.

De manera clara, Estrada atestiguó que el día primero de junio Alba Rojo había llegado a su casa pasadas las siete de la tarde y que estuvieron viendo películas hasta las 9:20 de la noche en que se tuvo que ir a trabajar.

Precisó que Alba Rojo tenia entre cuatro y cinco meses quedándose a dormir ahí y los más importante, que al regresar del trabajo al día siguiente 2 de junio en que ocurrieron los crímenes, vio a Sergio Arturo que se preparaba para irse a trabajar.

Una de las preguntas torales que hizo el abogado es si Estrada tenía conocimiento de que Sergio Arturo sabia utilizar armas de fuego o que poseía alguna, a lo que su respuesta fue tajante: “no, jamás supe algo”.

La siguiente interrogante fue si el lugar donde dormía Sergio Arturo tenía libre acceso a la calle o si en caso de salir tenía que pasar por alguna de las recámaras o piezas donde la familia dormía, la respuesta fue: “tenemos dos recámaras y Sergio dormía en la recamara con los niños enfrente de la recámara mía, entonces al salir pasa por el pasillo que comunica a mi recámara”.

A pregunta expresa agrega que cuando alguien camina dentro de la casa las pisadas se escuchan en forma clara, además de que para salir por la cocina la chapa de la puerta está descompuesta y al abrirla hace mucho ruido.

La segunda en comparecer fue Josefina Bonilla de Estrada. Ante un interrogatorio similar contó que el día primero Alba Rojo llegó a su casa a las siete con treinta de la tarde y estuvo viendo películas con su esposo quien a las nueve con veinte se dirigió a la parada del camión para irse a trabajar, siendo acompañado Sergio Arturo.

Que a las diez y media de la noche de nuevo se pusieron a ver películas mientras sus hijos hacían la tarea, y que minutos después se fue a dormir dejando a Sergio en compañía de sus dos hijos.

Un dato relevante es que ella dijo sentir, a la una de la mañana, cuando entraban a su recámara Alba Rojo y su hija para tomar unas tijeras las cuales este utilizó para cortarle el cabello a la menor.

Acto seguido aclaró que ella se levantó a las cinco y media de la mañana para irse a trabajar y al asomarse a la recamara de sus hijos vio que ahí estaban durmiendo los tres, Sergio Arturo y los otros dos.

A fin de confirmar, el abogado preguntó a la mujer si la casa era “normalmente ruidosa” para el caso de salir o entrar a lo que dijo: “sí ya que la chapa de la puerta de la cocina no sirve y necesitábamos un desarmador o algo para abrirla y hacia mucho ruido y la otra puerta ya estaba casi cayéndose por lo que teníamos que jalarla con mucha fuerza para abrirla y también hacía mucho ruido”.

Una pregunta más fue en el sentido de si a esas horas vio a alguien pasar por ahí respondiendo que no aún y cuando la puerta queda junto a su cuarto “por lo que tengo que ver quien entra y sale”.

La última en comparecer fue la menor Lorena Estrada Bonilla de 14 años de edad, que corroboró en cada uno de los puntos lo expresado por sus padres.

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