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Homicidio con traición y ferocidad

Chihuahua (Parte 31. Por Héctor Arriaga).- Cuatro diferentes salas y sus respectivos titulares, incluyendo juzgados locales y  colegiados, hasta Magistrados de la Suprema Corte de Justicia...
  • Por José Oswaldo
<i>Homicidio con traición y ferocidad</i>

Chihuahua (Parte 31. Por Héctor Arriaga).- Cuatro diferentes salas y sus respectivos titulares, incluyendo juzgados locales y  colegiados, hasta Magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación coincidieron en que el asesinato de los maicitos lo había cometido Sergio Arturo Alba Rojo, pero el principal responsable fue Octavio Armando Rodríguez Gaytán.

Su dictamen inicial de “homicidio cometido con traición y ferocidad” posiblemente influyó en el criterio que después fueron aplicando los restantes, y es que para que no quedaran dudas de la firmeza de su criterio (y de paso despejar las muchas interrogantes que el caso había generado) el Juez Rodríguez Gaytán a cargo del caso y del Juzgado Segundo de lo Penal habló incluso de traición y ferocidad.

Lo anterior quedó plasmado en el expediente generado en el Juzgado a su mando, pero también en la sentencia emitida por el Lic. Armando Orozco Almuina magistrado de la Primera Sala Penal del Supremo Tribunal de Justicia del Estado donde se llevó a cabo el proceso de apelación.

Orozco Almuina basó su dictamen en, 1.- que el juez Segundo declaró a Sergio Arturo penalmente del delito de homicidio calificado “con traición y ferocidad” cometido en perjuicio de, - y señala a los cuatro miembros de la familia de los maicitos -. “Por su conducta antijurídica le impuso una pena de 40 años de prisión y lo condenó a pagar por concepto de reparación del daño a título de indemnización la cantidad de 21 millones 77 mil 200 pesos (viejos pesos) en favor de Olga, Esteban y María Soto Fierro”.

El punto 2 refiere que el inculpado y su defensor se inconformaron con la resolución e interpusieron el recurso de apelación que le fue admitido en ambos efectos “por lo que turnados los autos a esta sala se sustanció el recurso”.

Los agravios presentados por la defensa en la apelación fueron varios destacando: que Alba Rojo fue sentenciado por el delito tomándose como base la confesión supuestamente rendida ante la Policía Judicial y ratificada ante el Departamento de Averiguaciones Previas, lo que se llevó a cabo sin que el acusado estuviera asistido de abogado o asesor además de haber sido torturado.

La defensa destacó la existencia de “lastimaduras”, es decir lesiones, luego de que fue interrogado, mismas que no fueron valoradas como fundamentales para dar por nula la confesión.

Igualmente, señalo, no fueron tomadas en cuenta las declaraciones de los testigos señalados por la defensa quienes afirmaron que Sergio Arturo Alba durmió en casa de ellos (la noche de los asesinatos) e igualmente se fue a trabajar como normalmente lo hacía.

El criterio del juez Segundo, alegó la defensa, aplicó “un razonamiento pueril como lo es que los testigos no tenían conocimiento de que Alba Rojo estuvo detenido en la Penitenciaría del Estado, pero el motivo de la testimonial fue la permanencia de su defenso en la casa de los testigos que estuvieron uniformes en su declaración”.

La parte defensora destacó que de habérseles concedido valor probatorio pleno a dichos testimoniales se habría probado que el sentenciado no participó en los hechos delictivos que se le imputaron.

Un tercer punto fue que se valoró en forma indebida el testimonio de Antonio Ibarra Ramos quien corroboró que Alba Rojo estaba trabajando para él impermeabilizando un techo los días en que ocurrieron los hechos, a lo que se añade que nunca había visto a Alba Rojo en forma agresiva ni armado.

A esto la defensa alegó que para no darle valor probativo a la testimonial “la contrapone con el estudio psicológico y socio económico realizado que expuso que Sergio tiende a la violencia y agrega aunque “este dictamen no se niega que sea cierto, es posible que cuando se celebró ya tenía esas manifestaciones el defenso debido a  las presiones y torturas recibidas”.

En términos directos, Alba Rojo se mostró agresivo ante la psicóloga debido a la enorme tensión sufrida durante días y a consecuencia de la brutal tortura a que había sido sometido.

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